Opinión: Aguantar la desesperación, celebrar la vida
Christoph Strack (MN/MS)27 de marzo de 2016
Pascua es mucho más que la conmemoración de un mensaje religioso, es la confianza en que la muerte no tiene la última palabra. En tiempos de incertidumbre, esta fecha da algo nuevo en qué pensar, opina Christoph Strack.
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Qué fácil es decir “feliz Pascua” o “lindas fiestas”. Resulta muy amable, aunque, en realidad, oculta lo dramático de esta conmemoración. Pascua es la celebración de la vida y enseña que, precisamente, la vida es más fuerte que la muerte: un gran teatro de abandono y desesperación, salvación y esperanza. Pero sigue siendo un acto de provocación, tanto para devotos como no devotos.
De cara a la Semana Santa de 2016, esa provocación adquiere una nueva y muy seria dimensión, pues el terror de Bruselas trajo más de 30 muertos, cientos de heridos, miles de parientes y amigos sumidos en la tristeza y la preocupación. De alguna manera, todos estamos desconcertados, en Estambul, París, Bruselas y en muchos otros lugares del mundo.
El sufrimiento es parte de la vida
El Viernes Santo es el alejamiento de Dios, el grito de Jesús en la cruz es el grito de la desesperación, y siempre, sobre todo después de Auschwitz, es el grito de los que no pueden creer y de los que no quieren creer. Este Viernes Santo es parte de la vida. Siempre.
El presidente del Consejo de Iglesias Protestantes de Alemania, Heinrich Bedford-Strohm, fue consultado en estos días acerca de la esperanza en tiempos de terror y guerra, en tiempos de creciente radicalización de la sociedad. Para él “la Pascua no llama a desplazar toda la congoja".
"Esta fiesta reflejan el abismo y el profundo sufrimiento. En Viernes Santo recordamos la muerte de Jesús, que en la cruz gritó ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?'. Dios padeció en su hijo Jesús, esto lo acerca a la humanidad, en especial a aquellos que padecen, como ahora son las víctimas y los familiares del atentado terrorista de Bruselas”. Esta cercanía a los hombres es lo que marca el trabajo de la exoneración teológica o el llamado de misericordia hecho por el papa Francisco.
La muerte no tiene la última palabra
Dios y la religión son impotentes. Quien crea que, en nombre de su religión, puede arrogarse el poder sobre la vida de las demás personas, poder incluso para matarlas, está muy equivocado. Parte de la herencia del siglo XX es que la vida es sagrada. En los debates sobre los refugiados y la sociedad, nunca debemos olvidar la angustia que provoca el terror frente al orgullo que sienten los terroristas.
Con todo, la Pascua es, en esencia, una conmemoración de que la muerte no tiene la última palabra y la creencia en que la vida triunfa. Si cada tanto se habla del carácter judeo-cristiano de Europa, a eso se refiere esa esencia.
Tradiciones de la Semana Santa en Europa
La Pascua se celebra en Europa con ritos y costumbres muy propios de cada país: mientras a unos les gusta el fuego, otros prefieren el aguardiente.
Imagen: picture-alliance/dpa
Cordero dulce en Alemania
El Cordero de Pascua en Alemania viene en forma de pastel. Esta costumbre se remonta al ritual judío de comer un cordero en estos días. El cristianismo asumió el simbolismo del cordero del sacrificio en persona de Jesús, que murió crucificado por la humanidad.
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¿Hacia dónde corre la liebre?
En Alemania, el domingo de Resurrección una libre trae huevos de Pascua, que se esconden en el jardín o cualquier parte la casa. Su búsqueda se convierte en una diversión para niños y adultos. Con cáscaras de huevo se adorna un arbolito. Esta práctica fue mencionada por primera vez en 1662. Una costumbre relacionada con la fertilidad y la exuberancia de la primavera.
Imagen: Kzenon/Fotolia
Ataques de agua en Polonia
A los polacos les gusta mojarse: lo hacen con cubos y pistolas de agua. Con "Smingus-Dyngus" se conmemora el bautismo, en el 966, del príncipe Mieszko I, que fue quien introdujo el cristianismo en Polonia.
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Penitencia en España
La Semana Santa es una costumbre española y también muy extendida en América Latina. En muchas ciudades se realizan procesiones, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascua. Algunos penitentes caminan descalzos y usan capiruchos puntiagudos y largas túnicas. La cruz, o una estatua de María o de Jesús, es llevada por las calles, de noche y de día.
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Acaricia en Inglaterra
Los británicos comen poco el Viernes Santo. Son tradicionales unos panecillos calientes llamados "Hot Cross Buns". Como el propio nombre indica, los panecillos van decorados con una crucecilla encima. Además, las ramas de los sauces son adornadas con coloridos huevos de Pascua .Para los ingleses, tocar los brotes trae buena suerte.
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Las virtudes del silencio y el recogimiento
Ni en Italia ni en España se buscan huevos en Pascua, como hacen los alemanes o los suizos, pero tampoco estos aúpan imágenes de vírgenes cargadas en procesiones. Los italianos callan al paso de las imágenes. El domingo de Pascua se escucha el "Urbi et Orbi", el saludo papal en varios idiomas.
Imagen: picture-alliance/dpa
Torta de huevos y espinaca en Italia
Mientras en Alemania se comen huevos de chocolate, los italianos disfrutan de la pastelería de Semana Santa: una torta con huevos cocidos y espinacas. También están la “Tarta di Pasquetta" y el dulce pastel de "Pascua de la paloma", una especie de torta en forma de anillo.
Imagen: picture-alliance/dpa
En Francia callan las campanas
Los niños franceses buscan el lunes de Pascua huevos y dulces. Las campanas de las iglesias callan del jueves hasta el sábado. El repique de las campanas el domingo de Pascua es motivo para besos y abrazos.
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Fuego y látigo en Finlandia
En Finlandia se reparten suaves latigazos con una vara de abedul. Con esto se recuerda el recibimiento de Jesús a su entrada a Jerusalén. En Alemania se encienden fogatas.
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Huevos mágicos en Rusia
En muchos países de Europa oriental, como Rumanía, Rusia o incluso Grecia, se celebra la Pascua ortodoxa. A los huevos pintados de rojo se les atribuyen poderes mágicos y traen, según los ortodoxos, salud y buena suerte.