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Opinión: Alemania, aún sin gobierno

8 de diciembre de 2017

En el partido SPD existe una reticencia en cuanto a reanudar una gran coalición con Merkel. La posibilidad de un nuevo gobierno sigue aún obstaculizada, opina Sabine Kinkartz.

Berlin Bundesparteitag SPD bei Abstimmung
Imagen: picture-alliance/dpa/K. Nietfeld

Los 91 delegados del congreso del partido socialdemócrata alemán, SPD, discutieron, argumentaron, y se pelearon en Berlin, durante un largo debate sobre la posibilidad de revivir la gran coalición y crear un gobierno con los cristianodemócratas de Merkel. Quién sabe qué hubiese pasado si no hubiesen cortado la lista de oradores.

¿Gobierno u oposición? Nada hostiga más a la formación en este momento que esta pregunta, la difícil decisión de volver a gobernar con Angela Merkel por tercera vez o no. Es una cuestión de deber y no de querer.

La gran mayoría de los socialdemócratas se sienten desgastados, tras las dos previas grandes coaliciones. La última elección le propinó al SPD la peor derrota de su historia, desde la segunda guerra mundial, al obtener solo un 20,5 por ciento de apoyo. Pero podría empeorar, podrían perder aún más. Ese es el miedo de los delegados y partidistas, al menos, la palabra "miedo” fue una de las más invocadas. El SPD se ve abatido, no es ni la sombra del partido tenaz y lleno de orgullo que una vez fue.

Falta la confianza

No es solo eso. También existe una subestimada falta de confianza hacia el liderazgo del partido. Es algo que se entiende al observar el comportamiento después de los comicios de septiembre. "Seremos oposición”, exclamó Martin Schulz poco después de culminar la votación el 24 de septiembre. El SPD necesitaba un cambio, un nuevo comienzo. Las bases celebraron esta determinación y quedaron satisfechos al ver que su líder coincidía con ellos en la dirección del partido, aún después de que fallaran las negociaciones entre el CDU/CSU, los Verdes y los liberales del FDP.

Pero esto solo duró unos cuantos días. Ahora el liderazgo del SPD evalúa la situación de forma diferente. Ahora dicen que es "un deber” no rechazar las negociaciones de una posible gran coalición.

Muchos miembros del SPD no confían en el liderazgo y ven que la apertura de negociaciones pueden ser un simple mecanismo para automáticamente entrar en la tercera gran coalición, algo que no quieren aceptar. Por ello, pelearon y ganaron el derecho de aprobar cualquier acuerdo al que se llegue con los cristianodemócratas de Merkel.

El alto rango quería que esta aprobación quedara en manos de la cúpula del partido, pero ahora deberán someter a un congreso entero cualquier resultado de las conversaciones con los cristianodemócratas.

Schulz ya no podrá cometer más errores

Un acuerdo final con la formación de Merkel también podría ser sometido a un voto del congreso. Ahora todo es posible. El conflicto entre las bases del partido y su liderazgo está congelado, la división entre los dos sigue latente. Martin Schulz fue reelecto con el 82%, pero esto significa que uno de cada cinco delegados votó en su contra.

Es evidente que la necesidad de que Alemania forme un gobierno no acelerará la decisión del congreso del SPD sobre las conversaciones para una posible gran coalición. Tomará meses resolver esto. ¿Gran coalición? ¿Gobierno de minoría? ¿O nuevas elecciones? El que haya pensado que el congreso del SPD iba a traer el fin del limbo político que se vive en Alemania, deberá perder estas esperanzas de una vez.

Sabine Kinkartz (JCG)

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