Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, el Galileo de la obra teatral "La vida de Galileo”, del dramaturgo alemán Bertolt Brecht, dijo: "Desgraciado el país que necesita héroes". Una frase con la cual el escritor, perseguido por los nazis, denuncia la creencia heroica exagerada de Estados no libres. Brecht estaba profundamente convencido de que las personas en un país liberal y democrático no deben depender del heroísmo de individuos para resolver sus problemas. Brecht creía, por el contrario, en que la responsabilidad del individuo deber ser una alta prioridad; equiparó la adoración heroica con la obediencia ciega y, por ende, hasta cierto punto, la incapacidad de elección autónoma.

Creer en una vida mejor

Hace 50 años, Martin Luther King –el predicador negro que nunca paró de luchar contra la injusticia, la guerra de Vietnam y por las condiciones igualitarias de trabajo para los negros– fue asesinado. King se mantuvo pacífico a pesar de la violencia ejercida contra él y sus seguidores. Con su ejemplo, hasta el día de hoy, King hace creer a los que no están satisfechos con el orden social existente en que una vida mejor sí es posible.

Hace unos días, cientos de miles protestaron en Washington y en muchas otras ciudades de Estados Unidos en contra de la influencia del lobby de armas en el país. Las principales manifestaciones fueron dirigidas y organizadas por estudiantes de Parkland, después de que 14 de sus compañeros de clase y tres miembros del personal de la secundaria de Stoneman Douglas murieran en un tiroteo en febrero. En el mitin en Washington, Yolanda Renee King, de 9 años, dio un giro al icónico "I Have a Dream" (tengo un sueño) de su abuelo. Y el legado del movimiento por los derechos civiles ha sido claro en las palabras y acciones de Emma González, de 18 años, una de las organizadoras de los mítines de "Marcha por nuestras vidas".

Héroes como Martin Luther King no conducen a la obediencia ciega. De lo contrario: tales figuras nos dan fuerza y valor. Ayudan a que los movimientos crezcan. Y los movimientos son más fuertes que las personas.

Fuentes de esperanza

Héroes como King nos dan esperanza. Nos muestran que vale la pena levantarse para dejar nuestras zonas de confort; demostrar valentía moral y mostrar solidaridad; construir redes y nunca darse por vencido; y sacudir a las personas privilegiadas y pedirles que participen.

Es precisamente esta energía que Alemania y muchos otros países necesitan para enfrentar un mundo complicado y no perder la esperanza en medio de innumerables conflictos, aparentemente infructuosos. En última instancia, es la creencia en el poder y en el potencial de un Estado democrático que necesita, para funcionar, de ciudadanos comprometidos que no se conforman con una supuesta falta de alternativas.

El mundo recuerda hoy a Martin Luther King no solo por lo que logró en su vida, sino también por lo mucho que aún se le necesita en la sociedad actual.

Autora: Ines Pohl (FEW/EAL)

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