La mayoría del Bundestag quiere nombrar a un ombudsman para combatir el antisemitismo. Si bien no podrá solucionar el problema del creciente odio contra los judíos en Alemania, la señal es correcta, opina Jens Thurau.
Publicidad
El antisemitismo tiene varias caras. Ya existió en la antigüedad y también en la Edad Media. Vivió su auge apocalíptico en el siglo 20 con el genocidio de los judíos en Europa a manos de los nazis. Siempre estuvo presente, tanto en la antigua Alemania Occidental como en la extinta Alemania Oriental, y ni las sanciones estatales sirvieron para erradicarlo.
Se manifiesta en críticas contra la globalización, la supuesta hegemonía mundial de Estados Unidos, Israel y las comunidades judías. Su motivación es tanto religiosa como social, y sirve para relativizar la historia. Tiene lugar tanto al margen de la sociedad como en su centro burgués.
En la Alemania de 2018 sigue siendo sobre todo un fenómeno proveniente de la extrema derecha. Sin embargo, también ha aumentado con la creciente inmigración de personas de la región árabe, que, en primer lugar, desconocen el derecho de existencia del Estado israelí.
Esto se pudo observar hace poco en Berlín y otras partes de Alemania a raíz del anuncio de Donald Trump de trasladar la Embajada estadounidense a Jerusalén. Como consecuencia, volvió a arder la estrella de David - un acto intolerable en Alemania, incluso casi 73 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Aumenta el antisemitismo
Pero no solo arden banderas. Miembros de la comunidad judía en Alemania cuentan que muchas veces ya no se atreven a portar abiertamente símbolos como la estrella de David. No solo es correcto; ya era hora de que los políticos envíen una señal: los partidos conservadores CDU/CSU, los socialdemócratas del SPD, los liberales del FDP y Los Verdes quieren nombrar un encargado de lucha contra el antisemitismo. Este deberá registrar casos de odio contra la comunidad judía e israelí, impulsar iniciativas respectivas en las escuelas y crear mayor conciencia sobre el tema a nivel político.
Un ombudsman de este tipo enviaría la señal de que el evidente crecimiento del antisemitismo en los últimos años no ha pasado inadvertido para los políticos. En tiempos de auge de los nacionalismos y populismos de derecha ha caído un tabú: el político ultraderechista del partido Alternativa para Alemania (AfD) Björn Höcke se refirió al Monumento del Holocausto en Berlín como un "monumento de la vergüenza”, y no fue sancionado, tampoco por su propio partido. El genio ha salido de la botella - entre otras cosas será la tarea del encargado de combatir el antisemitismo decir esto públicamente.
¿Aplicar las leyes de manera más consecuente?
Desde luego, el historiador Michael Wolffsohn tiene razón cuando sostiene que el antisemitismo tiene miles de años de antigüedad y que hay leyes muy claras en Alemania que lo sancionan. Solo hace falta aplicarlas de manera más consecuente. Eso es correcto, pero no contradice el nombramiento de un ombudsman.
Tampoco la crítica de la izquierda es convincente: temen que el nuevo encargado advierta sobre todo del antisemitismo de los inmigrantes. Pero eso es solo una afirmación. Dependerá de la personalidad del nuevo encargado, quien se deberá ocupar de que eso no suceda. Y hasta ahora no se ha nombrado a nadie.
Es y seguirá siendo de vital importancia para Alemania sentir vergüenza y responsabilidad por el genocidio de los judíos, sobre todo si dentro de poco habrán muerto todos los victimarios de aquel entonces. Si aumenta el antisemitismo en el país, los políticos tienen que actuar. Lo están haciendo y esa es una buena señal.
Jens Thurau (VT/ERS)
Sinagogas en Alemania
En 1933 había cerca de 2.800 templos judíos en Alemania. Hoy quedan solo 130 sinagogas y capillas que hablan de la historia, pero también de la cultura judía actual en territorio germano.
Imagen: dapd
Vieja sinagoga de Erfurt
Es considerada una de las sinagogas más antiguas de toda Europa. La suerte permitió que el templo, construido cerca de año 1100, sobreviviera la agitada Edad Media y las numerosas persecuciones a la comunidad judía. Fue usada como almacén y sala de baile. Solo en la última década del siglo pasado fue reconocido su origen. En 2009 reabrió sus puertas en calidad de museo.
Imagen: picture-alliance/dpa
El cementerio de Worms
Los primeros asentamientos judíos en Alemania tuvieron su sede en la ruta Norte-Sur de Reania, entre Speyer, Maguncia y Worms. En el patio de la sinagoga de Worms se ubica uno de los cementerios judíos más antiguos de Europa. Algunas de las lápidas datan del siglo XI.
Imagen: DW/Maksim Nelioubin
Plaza parroquial de Ratisbona
La primera comunidad judía de Baviera se ubicó en Ratisbona. En la Edad Media, era una de las más importantes de Europa. Esta obra en cemento blanco recuerda a la primera sinagoga, cuyos planos reproduce. El templo fue destruido en 1519. En 1995 fueron descubiertos restos muy antiguos y se hizo construir un centro de información bajo la superficie.
Imagen: picture-alliance/dpa
Sinagoga de Bayreuth
La sinagoga de Bayreuth tiene una historia muy distinta. El recinto funcionó desde 1715 como una sala de ópera. Posteriormente, la comunidad judía lo mandó adaptar para convertirlo en sinagoga. Es el único templo judío en estilo barroco en Alemania que funciona aún como sede religiosa.
Imagen: picture-alliance/dpa
Sinagoga de Celle
En esta parte de lo que hoy es la Baja Sajonia, la comunidad judía recibió apenas en 1737 los primeros permisos para construir sinagogas. De ese tiempo data la edificación, de exterior aparentemente austero. Los interiores fueron construidos en estilo barroco tardío. Como muchas otras sinagogas, la de Celle fue destruida en 1938. Dese 1974 sirve de nuevo como templo de la fe judía.
Imagen: CC0 1.0
Sinagoga de Fráncort del Meno
El inicio del siglo XX trajo consigo una ola liberal dentro de la comunidad judía de Alemania, De esa época data esta edificación en estilo egipcio-asirio. Ni los pogromos ni la Segunda guerra Mundial pudieron destruirla por completo. Hasta la fecha, sirve como símbolo de una época dorada en la vida de la comunidad judía en Alemania.
Imagen: CC BY-SA 3.0
Vieja sinagoga de Essen
La vieja sinagoga de Essen fue construida entre 1911 y 1913. Era una de las edificaciones judías más relevantes de Alemania. En 1938 fue severamente dañada por los nazis. Luego de la guerra sirvió como Casa del Diseño Industrial y, luego, como monumento y centro de documentación. Hoy es la Casa de la Cultura Judía.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nueva sinagoga de Dresde
En muchas ciudades alemanas, las sinagogas fueron destruidas por completo en 1938. Eso mismo sucedió en Dresde, cerca del famoso Semperbau. En 2001 se construyó un nuevo templo judío, en el sitio original de la antigua sinagoga. El cubo ligeramente inclinado garantiza la orientación del templo hacia Jerusalén, según los preceptos de la Torá.
Imagen: picture-alliance/dpa
Sinagoga principal de Múnich
En Múnich se escribió también un nuevo capítulo en la historia germano-judaica. En 2006 fue inaugurada la sede de la comunidad, con su nueva sinagoga Ohel Jakob, así como el Nuevo Museo Judío, financiado por la propia ciudad. La comunidad judía de Múnich está compuesta por 9.000 personas y es una de las más grandes de Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa
Sinagoga principal de Berlín
Con 10.000 miembros, la comunidad judía de Berlín es de nuevo la más grande de Alemania. Su templo principal se ubica en la calle Rykestraße, un edificio de ladrillo en estilo neo-románico construido entre 1903 y 1904. Cuenta con lugar para 2.000 personas y es, junto con la Gran Sinagoga de Budapest, la más grande de su tipo en Europa.