Hay mucha desconfianza en el estadio acuático en Río: nadadores son abucheados y algunos se rehúsan a darle la mano a sus competidores. Los culpables de este dilema son las autoridades, opina Joscha Weber.
Publicidad
En el podio rige una guerra fría. Durante una rueda de prensa, las nadadoras estadounidenses Lilly King y Katie Meili estuvieron sentadas junto a su colega rusa Yulia Efimova, a quien ni se dignaron a mirar. No hay conversaciones triviales ni apretones de manos. Al estadio acuático ha llegado la era de hielo.
“A atletas que ya hayan sido atrapados no deberían permitirles competir. Entiendo, igualmente, que mi opinión aquí es irrelevante”, dijo King, refiriéndose claramente a Yulia Efimova. Efimova, en su corta carrera, ya fue vetada (16 meses) por tomar esteroides y, este año nuevamente, por usar meldonium. A pesar de que la Federación Internacional de Natación vetó a la atleta de 24 años, proveniente de la ciudad de Grozni, y el Comité Olímpico Internacional intentó impedir que participase en los Juegos Olímpicos de Río, Efimova participa hoy, ya que el Tribunal de Arbitraje Deportivo anuló una regla del Comité que habría vetado de las Olimpiadas a todos los atletas rusos que en algún momento hayan dado positivo en dopaje. En breve: la situación es un terrible desastre.
Veneno para el ambiente de los Juegos Olímpicos
Las mismas autoridades del deporte se han enredado en la entramada espesura de sus propias reglas. Y al parecer, nadie sabe como salir del enredo. Esta situación viene a suceder justamente durante el evento deportivo más grande de todos. ¡Qué desgracia! La impotencia de la llamada “familia olímpica” se puede apreciar hoy, sobre todo, en el estadio acuático.
Efimova fue abucheada por el público antes de que iniciara la competencia. Y aún así, logró llevarse la medalla de plata en los 100 metros braza. No obstante, la reacción del público la desconsoló, y en lágrimas se fue hacia los camerinos. Después de la ceremonia de entrega de las medallas tuvo que asistir a la obligatoria rueda de prensa y dar declaraciones. “Hoy fue realmente difícil nadar”, dijo en medio de lágrimas. “Es perturbador cuando la política irrumpe en los deportes. Tal vez ciertos poderes quieren dañar a Rusia y están utilizando a los atletas para este cometido”.
Está claro que estas no son más que teorías conspirativas. El sistema de dopaje a nivel estatal en Rusia está bien documentado. Sin embargo, el caso de Efimova demuestra la realidad a la que, autoridades deportivas, han sometido a los atletas. La desconfianza reina y envenena el ambiente de los Juegos.
El medallista australiano olímpico de oro, Mack Horton, declaró que no tenía tiempo para “hacer trampa con drogas”, en referencia a Sung Yang, de China, quien ganó oro en los 200 metros estilo libre. Sung Yang también fue abucheado. La razón: en 2014, dio positivo en drogas para mejorar el rendimiento. Tan solo recibió un irrisorio veto de tres meses, y en pretemporada.
Tiempo para normas comunes
Son decisiones como éstas las que han hecho gran daño al deporte. El Comité Olímpico Internacional, el organismo encargado de promover el olimpismo en el mundo y coordinar sus actividades, y hasta otras agencias antidopaje, trabajan de manera aleatoria, pasándose las responsabilidades entre ellos. Esto solo crea y refuerza el ambiente generalizado de desconfianza.
Paul Biedermann, nadador olímpico alemán, dio justo en el clavo cuando dijo: “No hay que culpar al atleta, sino al sistema”. Y tiene razón. Hoy, la lucha mundial contra el dopaje es una lotería. Nadie puede decir que es lo que sucederá. En los Juegos Olímpicos les han permitido a casi todos los atletas rusos participar, mientras que en los Paraolímpicos, a ninguno. Es tiempo de tener un unificado conjunto de normas, de tener acciones concretas y de tener una verdadera autoridad independiente que sea responsable de lidiar con el problema del dopaje en todos los deportes, en vez de solo hablar al respecto.
Río 2016: una inauguración verde
Priorizando la estética sobre la tecnología, la divertida y comprometida ceremonia del director de cine Fernando Meirelles y el productor Marco Balich, reinterpretó la historia de Brasil e hizo un llamado ecologista.
Imagen: Reuters/F. Bensch
Aquel abrazo
Una batucada dio luz verde a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Río en el estadio Maracaná. Tras un preludio de media hora, un video sobre la integración del deporte en la vida cotidiana de los brasileños, la canción de Gilberto Gil “Aquele Abraço” y una cuenta regresiva, músicos golpeando enormes almohadas dejaron oír la batucada.
Imagen: Reuters/P. Kopczynski
Sin (presentar a) Temer
Para evitar los abucheos, los organizadores se abstuvieron de presentar al presidente interino de Brasil, Michel Temer. La megafonía sólo anunció al otro anfitrión de los Juegos Olímpicos, el presidente del COI, el alemán Thomas Bach, y al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, antes de dar paso al espectáculo. El rechazo a Temer se dejó sentir de todas maneras al final de la fiesta.
Imagen: Reuters/S. Wermuth
72 indígenas amazónicos
En sus primeros minutos, la ceremonia cedió el protagonismo a los habitantes originarios de la región, que hoy constituyen una minoría en Brasil. En alusión al período histórico de la Conquista, 72 indígenas amazónicos tejieron redes con hilos de gran longitud, antes de la llegada de los navíos portugueses al escenario del estadio Maracaná.
Imagen: Reuters/S. Alvarado
Los conquistadores portugueses
En el estadio Maracaná, la representación de la llegada de los conquistadores portugueses a las costas de lo que hoy es Brasil, el espectáculo de apertura de las Olimpíadas de Río siguió contando la historia del país...
Imagen: Reuters/K. Pfaffenbach
El legado africano
El show continuó con la representación de los africanos, esclavizados y llevados a Brasil por los portugueses, y cuya cultura forma parte significativa del crisol de identidades de la nación brasileña.
Imagen: Reuters/K. Pfaffenbach
Asiáticos y árabes
La descripción del proceso de integración de árabes y asiáticos al tejido social brasileño también tuvo su espacio en la dramatización de la historia del país anfitrión de los Juegos Olímpicos. Y es que la multiculturalidad es un rasgo nacional celebrado por el Estado brasileño desde hace muchos años.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Thullier
Chica de Ipanema
Las notas de la canción "Garota de Ipanema" provocaron una sonora ovación en el estadio mientras la modelo brasileña Gisele Bündchen avanzaba por el centro del escenario y el público se lanzaba a corear el estribillo del segundo tema más conocido del mundo, compuesto por Antonio Carlos Jobim –cuya efigie fue proyectada en una pantalla gigante–, con letra de Vinicius de Morais.
Imagen: Reuters/K. Pfaffenbach
Samba, passinho y funk
Los ritmos y bailes contemporáneos de las favelas se apoderaron del Maracaná con los golpes de batería de funk de Cristian do Passinho, de 13 años; el "Rap da Felicidade", un himno de los barrios interpretado por Ludmilla y coreado por el público; el "Canto de Ossanha", de Elza Soares; y éxitos de pop, samba y funk interpretados por el rapero Marcelo D2 y el cantante de samba Zeca Pagodinho.
Imagen: Reuters/I. Alvarado
Rap
Decenas de bailarines vestidos de impecable blanco danzaban entre las pilas de cubos multicolores que emulaban la topografía de las favelas. Las raperas Karol Conka y MC Soffia, de 12 años de edad, hicieron un breve duelo de voces, acompañadas por un bailarín que mezcló movimientos propios del breakdance con los de capoeira.
Imagen: Reuters/L. Nicholson
Carnaval de Río
Varios grupos llenaron el escenario dispuesto sobre el césped del Maracaná para mostrar, simultáneamente, los diferentes bailes típicos regionales de Brasil, como el Maracatú, del noreste del país, o el de los "bate-bolas", los emblemáticos arlequines del carnaval de Río. El ánimo festivo se extendió hasta las gradas.
Imagen: Reuters/D. Sagolj
Apoteósico “país tropical”
La apoteosis de la fiesta, el momento que puso en pie a la gente en las gradas, fue propiciado por Jorge Ben Jor al entonar "País Tropical". Esta oda a la belleza de las distintas regiones de Brasil, suerte de himno nacional en clave de samba, causó tal furor que Jorge Ben Jor siguió cantando el tema a capela, acompañado por todo el público brasileño, que cerró el show con una sonora ovación.
Imagen: Reuters/R. Krause
Más estética que tecnología
Los habitantes originarios de lo que hoy es Brasil, los conquistadores y otros inmigrantes europeos, los esclavos llegados de África, el aeroplano de Santos Dumont (foto), la chica de Ipanema, las escuelas de samba y los niños de las favelas desfilaron con igual brillo por el escenario en la gran fiesta que precedió a la llegada de los atletas.
Imagen: Reuters/D. Sagolj
"Una flor nace en la calle"
Y en medio de la fiesta, un llamado a combatir el calentamiento global: cada atleta plantará un árbol para Río de Janeiro, introduciendo su semilla en cartuchos de tierra de los que crecerán 207 especies, una por delegación participante. El "Bosque de los Atletas" debe ser una herencia positiva que dejen estos Juegos Olímpicos a la megaciudad brasileña, en el Complejo Deportivo de Deodoro.
Imagen: Getty Images/J. Squire
Grecia inició el desfile de países
El desfile de los atletas siguió un orden diferente al de Olimpíadas anteriores: primero salió Grecia, cuna del olimpismo, y luego se prosiguió con el orden alfabético en portugués y no en inglés, comenzando por Afganistán.
Imagen: Reuters/S. Nenov
Argentina abucheada, Alemania celebrada
Cuando desfiló el grupo de atletas argentinos se oyeron abucheos desde las gradas; el público brasileño parecía pasarle factura a su histórico rival por afrentas pasadas en los campos de fútbol. Esa recepción contrastó con la ovación ofrecida antes a los deportistas alemanes, celebrados por su respetuoso comportamiento tras derrotar a Brasil 7-1 en la semifinal del Mundial de 2014.
Imagen: Reuters/S. Nenov
Atletas Olímpicos Refugiados
La tradición que sí se honró en esta ocasión fue la de dejar que los atletas del país anfitrión, Brasil, fueran los últimos en desfilar en el estadio Maracaná. Ellos aparecieron justo después del nuevo y excepcional equipo del COI, los Atletas Olímpicos Refugiados, integrado por diez deportistas de Etiopía, Siria, Sudán del Sur y la República Democrática del Congo.
Imagen: Reuters/K. Pfaffenbach
Brasil, abanderada de la inclusión
Nació como Leandro, pero se hizo popular como Lea T. Hija de Toninho Cerezo, jugador de la selección nacional de fútbol entre 1977 y 1985, la conocida modelo brasileña Leandra Medeiros avanzó por el Maracaná en un triciclo con el letrero de Brasil que anunciaba la salida de la delegación del país anfitrión al ritmo de la samba "Brasil" y en medio de una sonora ovación que sacudió al estadio.
Imagen: Getty Images/AFP/L. Neal
“Para celebrar nuestras diferencias”
El laureado cineasta Fernando Meirelles, director del show, ya había anunciado que el espectáculo cedería el protagonismo a los indígenas, los negros, las mujeres y las personas transgénero, y también al tema ambientalista. "(Jair) Bolsanaro odiará la ceremonia. (Donald) Trump también", dijo Meirelles en alusión a los polémicos políticos de derecha de Brasil y Estados Unidos.
Imagen: Reuters/S. Nenov
Discursos y leyendas
El desfile fue seguido por los discursos inaugurales del voleibolista Carlos Arthur Nuzman, organizador de Río 2016, y de Thomas Bach, presidente del COI; el izado de la bandera olímpica; los juramentos y la música de dos leyendas vivas de la canción brasileña, Caetano Veloso (i) y Gilberto Gil (d), quienes interpretaron el clásico de la samba "Isso Aqui, o que É?" acompañados por Anitta.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Ilnitsky
Laurel Olímpico
En Río, Bach anunció la entrega del primer Laurel Olímpico al keniano Kip Keino, doble campeón olímpico de atletismo en 1968 y 1972. La nueva distinción creada por el COI premia la contribución a la cultura, la educación y la paz mediante el deporte.
Imagen: Getty Images/B. Mendes
El abucheo inevitable
Con una frase, el presidente en ejercicio de Brasil dejó finalmente inauguradas las Olimpíadas 2016, antes de ser abucheado por el público en el mítico Estadio Maracaná: “Después de este maravilloso espectáculo, declaro abierta la XXXI edición de los Juegos Olímpicos”, dijo Temer, lo más rápido que pudo. Su corta alocución fue seguida de sonoros "buuuuh" y gritos de "¡Fuera Temer!".
El exmaratonista Vanderlei Cordeiro de Lima, que ganó la medalla de bronce en Atenas 2004, encendió finalmente el pebetero olímpico. La noticia se adelantó luego de que se reportara y desmintiera que el extenista Gustavo "Guga" Kuerten iba a ser el elegido. La danza de nombres siguió al anuncio de la leyenda del fútbol Pelé de que no iba a participar en la ceremonia por razones de salud.
Imagen: picture alliance/dpa/L. Schulze
En el Maracaná y en televisión
Más de 5.000 voluntarios y 300 bailarines profesionales participaron en el evento de apertura. Más de 10.000 atletas desfilaron por el escenario inigualable del Maracaná. Una veintena de jefes de Estado y más de 70.000 espectadores disfrutaron en directo de la ceremonia, seguida por una enorme teleaudiencia, superior a los 3.000 millones de espectadores.