La realidad del gobierno de Angela Merkel no se ajusta a lo que Alemania espera de sí misma. Su discurso sobre los presupuestos muestra que seguramente no cumpla lo que promete en política exterior, dice Michaela Küfner.
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Una media hora duró el ascenso de Angela Merkel por el amplio arco de la política de alcance mundial. Como a cámara lenta, se la vio elevarse cual tigre de la política global durante quince minutos hasta que, frenada por los neumáticos en llamas de los hechos, cayó como un gatito sobre la dura realidad.
¿Qué más puede aportar esta coalición?
Porque cuando Merkel, la "líder del mundo libre", trata de señalar "cuáles son las expectativas que despertamos" en las grandes preguntas como la relación transatlántica o la responsabilidad de Alemania en pro del multilateralismo, ella misma se da cuenta de que esta coalición con el SPD en crisis permanente apenas va a poder cumplirlas. Y ya no solo por el motivo clásico del objetivo de destinar el dos por ciento del presupuesto a la OTAN, que sigue siendo una línea roja para los socialdemócratas sin importar cuánto pueda afectar esto a las relaciones con el gobierno de Donald Trump.
Cuando Merkel pide que Europa debe "dejar huella" en la resolución de conflictos en el mundo, o incluso "hacerse más visible" en Siria, el SPD contesta con sus principios. Ahí mismo, en Siria, aparte de la lucha contra el Estado Islámico, actualmente se está produciendo un gran drama de coalición. Detrás de escena, hay muchas peleas sobre si el mandato para los vuelos de reconocimiento alemanes contra el Estado Islámico, que expira a fines de octubre, se renovará. "Volverse más visibles" parece querer decir otra cosa.
Hasta el anuncio de Merkel de que Alemania quiere contribuir para garantizar que Libia no se convierta en una segunda Siria resulta osado. Durante años, Alemania había evitado enfrentarse a los intereses de Francia e Italia en Libia. Pero ahora que el gobierno interino apoyado por la ONU está completamente perdido en el caos de la guerra, Merkel de repente advierte contra otra "guerra de poder", diciendo que "nuestra tarea" es evitarla. En alemán, eso se dice que es "tapar el pozo cuando ya se ha caído el niño". Y sigue siendo difícil imaginar en qué acciones concretas podrían materializarse estas palabras con este socio de coalición.
Tecnológicamente ya no está al día
Sin embargo, la canciller no puede esconderse detrás del SPD cuando se da cuenta de que Alemania ya no es tan puntera tecnológicamente. "Tenemos que admitir eso", dice Merkel casi agachando la cabeza con los ojos puestos en China. Para destacar seguidamente que el cambio climático y la digitalización son los temas cruciales para asegurar la prosperidad futura de Alemania. Merkel abordó ambas cuestiones justo al comienzo de su cancillería, hace 14 años. Pero aún queda mucho por hacer. Lo que falta en Alemania no es, por el momento, dinero, sino sobre todo capacidad de planificación, explicó la canciller.
El dinero de los contribuyentes es abundante en la administración alemana. Que, no obstante, no se haga mucho con él, tiene otras causas. Igual que muchas de las grandes ambiciones en política exterior de Merkel, es probable que se queden en el camino durante los meses restantes de coalición gobernante. (lgc/dzc)
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Breve historia de las coaliciones de gobierno alemanas
Solo una vez el gobierno federal ha sido liderado por un solo partido con mayoría parlamentaria. Por ello, puede decirse que la norma es que Alemania sea gobernada por coaliciones. Acá revisamos todas las combinaciones.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Gambarini
CDU/CSU - FDP - DP (1949-1957)
El primer gobierno demócratico que hubo en Alemania Federal tras la Segunda Guerra Mundial fue liderado por el dirigente de la Unión Cristianodemócrata Konrad Adenauer, quien formó alianza con los liberales (FDP) y el desaparecido Partido Alemán (DP, conservador). Cuando la CDU/CSU volvió a ganar las elecciones 4 años más tarde, Adenauer mantuvo los mismos socios de coalición.
Imagen: picture-alliance/Vack
CDU/CSU - FDP (1961-1966)
Luego de gobernar Alemania Federal sin necesidad de forjar alianzas entre 1957 y 1961, la Unión (CDU/CSU) perdió su mayoría en el Bundestag y se vio forzado a formar una alianza nuevamente con los liberales. Adenauer renunció en 1963 en medio del llamado "escándalo Spiegel" y su ministro de Asuntos Económicos, Ludwig Erhard (izq.), fue elegido por el Parlamento para tomar el cargo vacante.
Imagen: picture-alliance/dpa
CDU/CSU - SPD (1966-1969)
La primera "Gran Coalición" no fue producto de una elección. Ludwig Erhard fue reelegido en 1965 y continuó gobernando junto a los liberales. Sin embargo, al año siguiente estos dejaron el gobierno en medio de disputas sobre el presupuesto. Erhard renunció y Kurt Kiesinger (der.) lo reemplazó. Sin los liberales, eligió como socios a los socialdemócratas, liderados por Willy Brandt (izq.).
Imagen: dpa
SPD - FDP (1969-1982)
Willy Brandt se convirtió en el primer canciller socialdemócrata de la Alemania de posguerra. Pese a obtener menos votos que la Unión, Brandt forjó una alianza con los liberales que le dio una ligera mayoría en el Bundestag. No sería la primera vez que los liberales recibirían acusaciones de falta de lealtad. En 1974, Brandt fue reemplazado por Helmut Schimdt, quien ganó dos elecciones más.
Imagen: picture-alliance/akg-images
CDU/CSU - FDP (1982-1998)
La amistad de 13 años entre socialdemócratas y liberales terminó en 1980 cuando las diferencias entre ambos partidos se tornaron irreconciliables. Los liberales cambiaron de bando ese año, dejando la coalición y buscando un acuerdo con los conservadores. Esto provocó el colapso del Gobierno del SPD y abrió las puertas al renacimiento del pacto Unión/Liberales, liderado esta vez por Helmut Kohl.
Imagen: AP
CDU - DSU - Despertar Democrático (1990)
Tras la caída del Muro de Berlín, Alemania Oriental celebró sus primeras elecciones. Los cristianodemócratas liderados por Lothar de Maiziere obtuvieron más del 40 por ciento de los votos y formaron alianza con dos pequeños partidos: la Unión Social Alemana (DSU) y Despertar Democrático, entre cuyas filas estaba Angela Merkel. En octubre, el Gobierno firmó la reunificación con Alemania Federal.
Imagen: picture-alliance/dpa/Wolfgang Kumm
SPD - Verdes (1998-2005)
En 2002, la era de Helmut Kohl llegó a su fin y los socialdemócratas, liderados por Gerhard Schröder, volvieron a la cancillería. El SPD formó alianza con los Verdes, que se convirtieron en partido de Gobierno menos de 20 años después de su fundación. A diferencia del período de Brandt, esta vez el SPD lideró un gobierno de izquierda más que de centroizquierda. La coalición gobernó hasta 2005.
Imagen: picture alliance/dpa/W. Baum
CDU/CSU - SPD (2005-2009)
Cuando los primeros sondeos se dieron a conocer tras las elecciones, tanto Schröder (der.) como Angela Merkel (izq.) se declararon vencedores. Al final, los conservadores derrotaron al SPD por apenas un 1 por ciento. Tras fallidas negociaciones para formar la "coalición Jamaica" (CDU/CSU, Verdes y liberales), finalmente los dos partidos más grandes acordaron otra vez una "Gran Coalición."
Imagen: picture-alliance/AP Photo/F. Bensch
CDU/CSU - FDP (2009-2013)
La "Gran Coalición" llegó a su fin en 2009, luego de que el SPD alcanzara un decepcionante 23 por ciento en las elecciones federales. Los liberales, en cambio, ganaron 5 puntos y llegaron hasta el 14 por ciento de los votos. Merkel y el liberal Guido Westerwelle (izq.) formaron alianza con relativa facilidad. Fue, después de todo, la undécima vez en que liberales y conservadores formaron Gobierno.
Imagen: Getty Images/A. Rentz
CDU/CSU - SPD (2013-?)
Tras obtener más del 40 por ciento de los votos, los conservadores seguramente no esperaban tener que negociar con el SPD. Pero cuando sus aliados liberales obtuvieron menos del 5 por ciento, sus opciones se vieron reducidas. Merkel entonces llamó a los socialdemócratas a unirse a ella y "tomar la responsabilidad de constituir un gobierno estable". Cuatro años más tarde, repite el mismo discurso.