A pesar de las muchas bajas civiles, Arabia Saudita continúa la guerra en Yemen. Un régimen que también ataca a su propio pueblo. El comportamiento del régimen saudí es arrogante, dice Kersten Knipp.
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Fue un error, uno de muchos. En realidad, admitió un portavoz de la coalición militar en Yemen, el ataque estaba dirigido contra el grupo insurgente de la etnia hutí. Pero los misiles no impactaron a guerrilleros sino a un autobús escolar lleno de niños: mataron a 29 estudiantes y casi 50, incluidos 30 niños, fueron heridos.
El error que mató a tantos niños es sintomático de la implacabilidad con que la coalición liderada por Arabia Saudita comanda la guerra en Yemen, desde hace tres años y medio. Casi 6.000 civiles han muerto ya en este conflicto, y más de 9.000 han sido heridos. Más de 22 millones de personas dependen de suministros de socorro, más de dos millones y medio de jóvenes yemeníes se han quedado sin escuelas. Arabia Saudita y sus aliados están bombardeando a Yemen hasta dejarlo en la más profunda miseria.
Ciudadanos como botín
Hasta ahora, la coalición ha logrado poco: los hutíes, los mayores rivales de los sauditas, y aliados de Irán, siguen invictos. Pero, a pesar de todas las víctimas, Arabia Saudita continúa su guerra de poder en suelo ajeno. Sus ataques impactan poco a la cúpula política y militar, aunque sean letales para la población civil. La coalición sigue bombardeando el país desde el aire. Como en el ataque al bus escolar, que pretendía ser una represalia por el lanzamiento de cohetes hutíes hacia territorio saudí. Con o sin motivo, los bombardeos siguen.
El cinismo del régimen de Arabia Saudita es también evidente en el trato dado a su propio pueblo, como si fuera propiedad del Estado y no ciudadanos con derechos civiles. Hace solo unos días, el régimen saudita arrestó a dos jóvenes activistas de los derechos civiles, incluida la hermana del bloguero Raif Badawi, encarcelado desde hace años. Las razones no se conocen por el momento. El único motivo para el arresto, de acuerdo con los activistas saudíes de derechos humanos, es intimidar aún más a los potenciales críticos.
La creciente irritación del régimen saudí también se refleja en su respuesta a un tweet del ministro de Asuntos Exteriores canadiense que criticaba dichos arrestos y pedía la liberación de las mujeres defensoras de los derechos humanos. Arabia Saudita reaccionó expulsando al Embajador de Canadá y retirando al suyo en Toronto. Arabia Saudita también anunció su intención de congelar las relaciones comerciales y los programas académicos entre ambos países.
¿Semejantes medidas, solo por un trino?
La desproporción de la conducta del régimen saudí revela una arrogancia dictatorial hacia todos aquellos que piensan de manera diferente, contra sus ciudadanos indefensos y contra otros Estados. Esto es solo muestra de un aterrador absolutismo. Un absolutismo que hay que rechazar. Por ello, el parlamentario cristiano-demócrata Norbert Röttgen tiene razón al pedir a la UE y al gobierno alemán que declaren su solidaridad con Canadá y rechacen la acción de Arabia Saudita.
Es vergonzoso que ni Berlín ni Bruselas hayan rechazado la conducta de Arabia Saudita, hasta ahora. La Unión Europea se considera una comunidad de valores. ¿Pero qué pasa con esos valores cuando los dictadores nadan en campos petrolíferos?
Kersten Knipp (jov)
Yemen, una guerra civil olvidada (09.2016)
Los choques entre las tropas leales al Gobierno y los rebeldes hutíes en Yemen causan decenas de víctimas cada día, sin que la comunidad internacional parezca conmoverse demasiado.
Imagen: Reuters
Conflicto de larga data
Si bien la guerra civil de Yemen comenzó formalmente en 2014, los choques entre los hutíes del norte del país y el Gobierno central tienen una larga historia. En esos enfrentamiento, los rebeldes incluso incursionaron en territorio saudita. Durante el mandato del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, la situación empeoró, con los hutíes luchando abiertamente para tomar el poder.
Imagen: AFP/Getty Images/M. Huwais
Un presidente en problemas
El presidente Abdo Rabu Mansur Hadi intentó dialogar con los hutíes, que se acercaban a la capital, Saná. Finalmente los rebeldes tomaron la ciudad en septiembre de 2014 y obligaron al mandatario a negociar un acuerdo. El Gobierno presentó una propuesta para dividir en regiones con cierta autonomía, pero los insurgentes la rechazaron. En enero de 2015 Hadi renunció y fue confinado a su residencia.
Imagen: picture-alliance/C. Court
Vía libre para los hutíes
Los hutíes finalmente atacaron el Palacio de Gobierno y el Parlamento. Poco después, Hadi escapó de su residencia en Saná y viajó a Adén, antigua capital de Yemen del Sur, donde estableció provisoriamente a su Gobierno. En un discurso, declaró ilegítimo el golpe de Estado perpetrado por los insurgentes y aseguró que seguía estando al mando del país.
Imagen: Reuters/K. Abdullah
Toma del poder
En una demostración de que el poder en realidad lo tenían ellos, los hutíes realizaron una ceremonia en Saná para anunciar una nueva Constitución, la disolución del Parlamento para ser reeemplazado por un consejo nacional de 551 miembros y la formación de un consejo presidencial que guiaría los destinos del país.
Imagen: picture-alliance/dpa/Str
Arabia Saudita interviene
El 25 de marzo de 2015, a solicitud del Gobierno reconocido internacionalmente de Yemen, Arabia Saudita comenzó la "Operación Tormenta Decisiva", una serie de misiones aéreas que buscan debilitar las posiciones de los hutíes, que a esas alturas ya cercaban la nueva sede del Ejecutivo de Hadi, en Adén. Una coalición árabe da sustento a esta operación militar.
Imagen: Getty Images/AFP/J. Pachoud
Ataques indiscriminados
Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la ONU han acusado a Arabia Saudita de cometer crímenes de guerra en Yemen, pues muchas veces los objetivos de sus bombardeos son los civiles. Lo de Yemen es, también, una extensión de una lucha de potencias regionales, pues los hutíes son respaldados por Irán, mientras que el Gobierno de Hadi cuenta con el apoyo de Riad.
Imagen: Reuters
Un enviado especial impotente
La ONU encargó a Ismail Ould Chekh Ahmed que mediara entre las partes en conflicto de Yemen para alcanzar un acuerdo que terminara con los bombardeos y aliviara la crítica situación de la población civil, que pasa hambre y carece de atención médica. Ha habido ceses de las hostilidades, pero suelen ser violados por ambos bandos. El trabajo del enviado ha sido arduo e infructuoso.
Imagen: picture-alliance/Xinhua/Xu Jinquan/
Diálogos de paz en Kuwait
El último intento serio por lograr un acuerdo para conformar un Gobierno de transición formado por miembros de los hutíes y del Ejecutivo de Hadi se realizó en Kuwait. Pero los desacuerdos no se superaron y el 7 de agosto de 2016 las conversaciones concluyeron, sin lograr avances. Además de la guerra, los encontrones políticos entre ambos bandos no han cesado desde entonces.
Imagen: Reuters/M. al-Sayaghi
Condena internacional
En esta guerra han sido bombardeados hospitales, escuelas, barrios completos y, en la última masacre perpetrada por los aviones sauditas, un funeral. El 8 de octubre de 2016, los cazas de la coalición atacaron Saná, impactando en una ceremonia fúnebre, matando a más de 150 personas. La acción ha sido condenada transversalmente y Arabia Saudita prometió investigar el caso.