Merkel espera que tras la guerra los refugiados sirios retornen a su país, siguiendo el ejemplo de los bosnios en los años 90. A juicio de Volker Wagener, ese es un mensaje correcto dirigido, sobre todo, a los alemanes.
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Con su política de “pequeños pasos”, Angela Merkel trata de defender su dogma de fronteras abiertas. Asimismo, ha declarado tabú limitar el número de refugiados en Alemania. La incondicionalidad protestante, su inquebrantable insistencia en el principio de las fronteras abiertas la convierte en una política solitaria en Europa. Nadie en la Unión Europea sigue su ejemplo, nadie le ayuda. Y ahora incluso su fiel socio de coalición, el partido socialcristiano de Baviera CSU, amenaza con un golpe de Estado.
Un mensaje oculto
No obstante, el hecho de que la canciller alemana recuerde a los refugiados sirios recién llegados que pronto deberán emprender el viaje de regreso a su país no tiene nada que ver con un cambio de rumbo. Al contrario: Merkel hace mucho por ralentizar la velocidad del flujo de solicitantes de asilo, organizar de forma más equitativa su distribución en Europa y deportar tanto a los refugiados económicos como a aquellos que han cometido delitos. Tan solo a través de medidas de este tipo, la Canciller puede seguir defendiendo ante los alemanes la política de fronteras abiertas.
El recuerdo de que en los años 90 del siglo pasado cerca de un 70 por ciento de los refugiados de la antigua Yugoslavia regresaron de Alemania a sus países de procedencia es un mensaje inequívoco dirigido a los ciudadanos preocupados. Pero sobre todo a la CSU.
Merkel necesita tiempo, y solo lo obtendrá si ofrece una perspectiva a sus críticos. Ella se esfuerza en reducir el número de refugiados. Es un hecho consumado que aquellos a los que no se pueda aplicar la Convención de Ginebra sobre Refugiados ni el derecho de asilo de Alemania deberán abandonar el país. Esto solo debería ser implementado de forma consecuente. Ahora, los refugiados con derecho a permanecer en el país ya no serán recibidos como nuevos ciudadanos, sino como huéspedes temporales. El rumbo está claro: Merkel debe reducir la grandeza de su corazón. De lo contrario, existe el peligro de un infarto político-social.
La última oportunidad
Mucho está en juego en las próximas semanas. Ante la crisis de los refugiados, las elecciones en tres estados federados adquieren una importancia como si se tratara de las elecciones al Parlamento alemán. La CDU se erosiona. Su ala bávara, la CSU, se ha convertido en el mayor enemigo de Merkel y el socio de coalición socialdemócrata SPD se vuelve cada vez más agresivo a nivel verbal.
Mientras tanto, la UE está a punto de implotar. Y todo tiene una razón: la política de refugiados de Merkel. Sin aliados, la Canciller no podrá superar el reto histórico de la migración masiva. Las dos cumbres de la UE -del 18 al 19 de febrero y el 17 de marzo- probablemente serán la última oportunidad para mantener abiertas las fronteras europeas. De lo contrario, el espacio de Schengen será historia.
A fin de salvar su línea política de una Europa de fronteras abiertas sobre todo en tiempos de crisis, así como de un derecho de asilo ilimitado, la canciller debe ralentizar la gran afluencia de refugiados. Tan solo así se podrá cubrir la espalda ante su partido, la coalición y los ciudadanos preocupados.
La “cultura de bienvenida” continúa
Las duras críticas de Los Verdes a la observación de Merkel de que el asilo en Alemania no es infinito están fuera de lugar. No se trata de acabar con la “cultura de bienvenida”, sino de una reacción necesaria ante realidades que se han vuelto atemorizantes. Si bien al principio la prioridad era salvar a los refugiados, hoy está en juego la paz social en Alemania. Y ni hablar de la solidaridad en la UE. La política de refugiados de la mandataria germana conlleva exigencias. El gran reto consiste en aguantarlas sin poner en juego la estabilidad de Alemania y Europa, algo que Merkel ya no podrá asumir por mucho tiempo. Sin embargo, aún es posible.
El "canciller de la reunificación alemana"
Helmut Kohl fue el canciller con más tiempo en el cargo en Alemania y el artífice de la reunificación alemana, además del mentor de Angela Merkel. El 3 de abril cumple 85 años.
Imagen: picture alliance/dpa
El canciller con más tiempo en el poder
El 1 de octubre de 1982, Helmut Kohl asumió su cargo como canciller de Alemania. Gobernó 16 años, más que cualquier otro canciller. El momento más significativo de su carrera política es la caída del Muro de Berlín y la consiguiente reunificación alemana. Luego de un revés electoral, Kohl renunció a la presidencia de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) después de 25 años.
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Ascenso político en la era de Adenauer
Helmut Kohl ingresó a la Unión Demócrata Cristiana en 1947 y es cofundador de la Joven Unión en su ciudad natal, Ludwigshafen. En 1950 comienza a estudiar Abogacía y más tarde Historia y Ciencias Políticas. Kohl subió muy rápidamente en su rango político y, a partir de 1966, es miembro de la cúpula de la CDU.
Imagen: picture alliance / dpa
Ministro presidente en 1966
En 1966, Helmut Kohl es elegido presidente de la CDU para el Estado de Renania-Palatinado. En mayo de 1969 sucede a Peter Altmeier como ministro presidente de ese Land (nombre con que se conocen las regiones alemanas). Otro paso en su carrera es la obtención de la mayoría absoluta en las elecciones de ese Estado en 1971 por parte de la CDU.
Imagen: AP
Presidente de la CDU durante un cuarto de siglo
En junio de 1973, Helmut Kohl es elegido presidente de la CDU y permanece durante 25 años en ese cargo. La foto lo muestra sonriente durante la jornada extraordinaria de la CDU en Bonn luego de haber ganado la elección junto a Kurt Biedenkopf, que fue elegido secretario general del partido.
Imagen: picture-alliance/dpa
Helmut Kohl sucede a Helmut Schmidt
En 1982 se producen conflictos dentro de la coalición entre el Partido Socialdemócrata (SPD) y el Partido Demócrata Liberal (FDP) bajo el gobierno del canciller Helmut Schmidt. El FDP se une a la CDU y ambos hacen que este tenga que dimitir tras no pasar un voto de confianza. Helmut Kohl pasa a ser el nuevo canciller. Aquí, Schmidt saluda a su sucesor.
Imagen: picture-alliance/dpa
Gran gesto de reconciliación
Un gran gesto simbólico: esta imagen, que circuló por el mundo, muestra a Helmut Kohl de la mano de François Mitterrand durante la ceremonia de reconciliación franco-germana en el cementerio militar de Verdún. Allí, ambos países habían librado cruentas batallas.
Imagen: MARCEL MOCHET/AFP/Getty Images
Kohl y la reunificación alemana
Luego de la caída del Muro de Berlín, en 1989, Kohl puso en marcha la reunificación alemana a través de negociaciones internacionales. El 3 de octubre de 1990, la RDA se une a la RFA, y Alemania vuelve a ser un solo país. En la foto, Kohl y su esposa Hannelore saludan desde el edificio del gobierno en Berlín.
Imagen: picture alliance/dpa
La promesa nunca cumplida
El canciller Helmut Kohl es recibido con euforia en los nuevos Estados alemanes a comienzos de 1990. Su promesa de crear otra vez “panoramas florecientes” en el este de Alemania es criticada hasta hoy por muchos.
Imagen: picture alliance/dpa
El mentor de Angela Merkel
Sin Helmut Kohl, el éxito de la actual canciller alemana, Angela Merkel, sería impensable. Kohl fue su mentor y la nombró ministra de Familia en 1990. Más tarde, la designó en el cargo de ministra de Medio Ambiente. Fue su consejero e impulsó su carrera política.
Imagen: picture alliance / dpa
Derrota luego de 16 años en el poder
En septiembre de 1998, la CDU perdió las elecciones generales en Alemania, abriendo camino al primer gobierno de coalición entre socialdemócratas y verdes liderado por el canciller Gerhard Schröder. En octubre de 1998, Helmut Kohl recibe un homenaje de despedida con honores militares. Fue el canciller que más tiempo permaneció en el cargo en Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa
Escándalo por donaciones a la CDU
En el año 2000, Helmut Kohl cae bajo sospecha en un escándalo por donaciones fraudulentas a su partido, la CDU. El presidente del Parlamento, Wolfgang Thierse, impuso una multa de 40 millones de marcos a ese partido. A partir de allí se produce una ruptura en la cúpula del partido, y Kohl renuncia a su presidencia honorífica.
Imagen: picture-alliance/dpa
Dolorosa pérdida
En julio de 2001, la esposa de Helmut Kohl, Hannelore, se suicida. Sufría de una grave enfermedad que le provocó alergia a la luz. Hannelore muere tras 41 años de matrimonio. En la ceremonia fúnebre, los hijos de ambos, Walter y Peter Kohl, sostienen a su padre en tan difíciles momentos.
Imagen: AP
Un nuevo amor
Cuatro años después de la muerte de su esposa, Helmut Kohl vuelve a hallar la felicidad con Maike Richter, una economista de 34 años, con quien se casa en 2008 durante una estancia del excanciller en una clínica de rehabilitación.
Imagen: AP
Audiencia papal
Helmut Kohl se reúne en audiencia personal con el Papa Benedicto XVI durante una visita del pontífice a Alemania. Helmut Kohl, el “canciller de la reunificación”, acompañado por su esposa, Maike Kohl-Richter, conversa casi durante media hora con el Papa.
Imagen: dapd
Sello postal en homenaje a Kohl
Helmut Kohl es homenajeado por sus logros en Alemania y en Europa con un sello postal en edición especial, emitido a fines de 2012, un gran honor, ya que solo pocas personalidades son eternizadas de ese modo aún en vida.