La proliferación de atentados ha conseguido que en Alemania sólo se hable sobre seguridad. No obstante, las encuestas revelan que, pese al miedo imperante, la mayoría de sus habitantes aún reacciona apelando a la razón.
Publicidad
“Nos hemos vuelto muy temerosos”, se quejaba una amiga recientemente, durante un almuerzo. “Hemos llegado al punto de no poder confiar en la gente que tenemos sentada en la próxima mesa”, agregó. Mi amiga vive en Berlín, pero no hablaba de Alemania, sino de su país natal, Estados Unidos. La administración del edifico donde reside cuando está en Nueva York le ha prohibido prestar sus llaves a amigos para que se queden en su apartamento mientras ella no está. El argumento esgrimido: medidas de seguridad.
En Alemania, un escenario como ese es inimaginable. Por lo menos, hasta ahora. Aún se puede decir que, para mucha gente en el exterior, Alemania es un ejemplo de buen juicio y sensatez, a pesar de los ataques terroristas en Europa, de los tiroteos, de la movilización de turco-alemanes a favor del brutal desmantelamiento de la democracia en Turquía, iniciado por el presidente Erdogan, y de los miedos avivados por la llegada de más de un millón de solicitantes de asilo; los refugiados se toparon en Alemania con una “cultura de bienvenida”.
Temor a volverse víctimas
Pero, ¿en realidad somos tan serenos en Alemania? La seguridad es el bien máximo alemán; los atentados terroristas fueron atentados al alma alemana, y eso tiene sus consecuencias. Desde hace tiempo se caldean los ánimos debajo de la superficie: los crecientes ataques contra albergues de refugiados y los altos índices de aprobación alcanzados por el partido populista de derecha Alternativa para Alemania (AfD) hablan por sí solos.
“Se erosiona el sentimiento de seguridad de los alemanes” es el título de la más reciente encuesta del diario alemán “Frankfurter Allgemeine Zeitung”, realizada por el instituto de análisis de opinión Allensbach. Ese sondeo de opinión nutre el sentimiento alarmista que, a largo plazo, encontrará campo fértil entre la mayoría silenciosa. Las cifras expuestas por el instituto Allensbach no son de por sí inesperadas. Un 70 por ciento de los alemanes anticipa la posibilidad de ser víctimas de un ataque terrorista y 16 por ciento hasta se siente directamente amenazado. Sólo un 29 por ciento de los consultados dice sentirse seguro. Y un dato más: este año, 77 por ciento de los encuestados considera que grupos islámicos radicales representan un gran peligro; en 2015 sólo el 55 por ciento pensaba de esa manera.
A pesar de esas cifras, la mayoría de las personas está mal dispuesta a cambiar su estilo de vida o a aceptar restricciones a sus libertades individuales. La mayoría cree que los actos multitudinarios se deben seguir celebrando, independientemente de que las preocupaciones por la seguridad se hayan intensificado considerablemente.
Una encuesta comisionada hace poco por DW llegó a conclusiones similares. Aunque un 60 por ciento de los consultados espera un mayor número de ataques terroristas, más del 50 por ciento cree que la inmigración es positiva y hasta espera que tenga consecuencias favorables para la sociedad y la economía. Estos resultados son motivo para que los alemanes nos sintamos orgullosos. Aún así, no nos debemos engañar: los resultados de ese sondeo son temporales y aplican únicamente para la mitad de la población germana. Alemania está dividida; eso significa que el miedo ha ganado terreno en el corazón de la sociedad.
Discusión acalorada y reacción desmesurada
Las encuestas transmiten otro mensaje preocupante para la canciller Angela Merkel; un mensaje que podría convertirse en un obstáculo para su reelección. La mayoría de los alemanes asocia el creciente miedo a un eventual ataque terrorista con la llegada de refugiados; eso significa que están en desacuerdo con Merkel, quien defiende la postura contraria. No obstante, ahora, la mandataria está más dispuesta a escuchar las dudas y responder a los miedos difusos que genera la llegada de numerosos refugiados. Por ejemplo, su Gobierno ha prohibido el porte de burkas en las cortes y las escuelas, trazando, de este modo, una línea para mostrar dónde están los límites. Ese es un claro mensaje al electorado. Lo mismo se puede decir de su exhortación a los turcos-alemanes que viven en el país a mostrar lealtad por Alemania y sus valores.
El debate político se empieza a calentar lentamente y crea un clima propicio para las reacciones desmesuradas, así como sucedió con la alcaldesa del pueblo de Luckenwalde, en Brandeburgo, quien destituyó a una practicante por portar un velo. Ciertamente, los alemanes no son tan relajados y serenos como aparentan. Y existen suficientes razones para creer que el nerviosismo y el miedo es contagioso.
Ataques e intentos de atentado en Alemania
Este viernes (22.07.2016), se produjo un tiroteo en un centro comercial muniqués que ha dejado heridos y muertos. No se descarta un atentado terrorista. Una cronología de los últimos diez años.
Imagen: picture-alliance/dpa
Julio de 2016: Ansbach
Un sirio de 27 años al que le fue negado el asilo murió el 24.07.2016 al hacer detonar un artefacto explosivo, que hirió al menos a 12 personas, en la localidad bávara de Ansbach. La fiscalía federal asumió la investigación, ante la sospecha de vinculación del autor del atentado con ekl "Estado Islámico". En un celular suyo se encontró un video en el que un enmascarado se declara seguidor del EI.
Imagen: Reuters/M. Rehle
Julio de 2016: Reutlingen
Un hombre armado con un machete asesinó a una mujer con la que previamente había discutido y luego hirió a otras dos personas en la localidad de Reutlingen, en Baden-Württemberg.El atacante fur identificado como un refugiado y solicitante de asilo sirio de 21 años, que tenía antecedentes por agresiones previas. Las autoridades se apresuraron en descartar cualquier trasfondo terrorista.(24.07.2016)
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Schmidt
Julio de 2016: Múnich
En la tarde del viernes 22 de julio (2016) se registró un tiroteo en el centro comercial Olympia en el norte de la ciudad de Múnich, que dejó un saldo de 9 muertos. El autor del ataque, un joven de 18 años nacido en Alemania de una familia de origen iraní, se suicidó. Los hechos motivaron un amplio despliegue policial y paralizaron la capital bávara durante horas.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Hoppe
Julio de 2016: Wurzburgo
Pocos días antes, en un tren regional cerca de la ciudad bávara de Wurzburgo, un joven refugiado de 17 años ataca a varios pasajeros con un cuchillo y un hacha. Cinco personas resultan heridas. La policía abate al atacante. Primero se habla de un incidente aislado, más tarde el Estado Islámico reivindica el atentado.
Imagen: picture-alliance/dpa/Amak
Junio de 2016: Viernheim
Un hombre armado se atrinchera en un cine en la ciudad alemana de Viernheim, cerca de Fráncfort, donde retiene a varias personas. Fuerzas de élite abaten al agresor enmascarado que portaba un cañón largo y liberan a todos los rehenes. Las autoridades de seguridad descartan una motivación islamista.
Imagen: picture-alliance/dpa/AP/B. Roessler
Mayo de 2016: Düsseldorf
Tres presuntos miembros de la organización terrorista Estado Islámico (EI) son detenidos en Renania del Norte-Westfalia, Brandeburgo y Baden-Württemberg. Las autoridades presumen que, junto con un yihadista encarcelado en Francia, planeaban un atentado en el centro histórico de Düsseldorf con bombas y fusiles.
Imagen: picture-alliance/dpa/ Maja Hitij
Febrero de 2016: Berlín
La policía desmantela una presunta célula terrorista en Berlín, Renania del Norte-Westfalia y Baja Sajonia. Aparentemente, los cuatro sospechosos argelinos planeaban un atentado en la capital alemana. No obstante, la policía habría desbaratado sus planes en un estadio temprano.
Imagen: Reuters/P. Zinken
Abril 2015: Oberusel
La policía del estado federado de Hesse detiene a una pareja presuntamente islamista que habría planeado un atentado terrorista contra una carrera ciclista, que fue cancelada por razones de seguridad. En el sótano de la casa del matrimonio se encontró una bomba casera. El hombre está siendo juzgado desde enero de 2016. La investigación contra su mujer ha sido suspendida.
Imagen: Reuters/R. Orlowski
Diciembre de 2012: Bonn
En la estación central de trenes de Bonn se descubre un artefacto explosivo en una bolsa de deportes. La Fiscalía presume que se trata de un intento de atentado terrorista de trasfondo islamista. En 2013 son arrestados cuatro sospechosos que presuntamente planeaban atentar contra el líder del grupo de extrema derecha ProNRW. Uno de ellos habría depositado la bomba en Bonn.
Imagen: picture alliance / dpa
Abril de 2011: Düsseldorf
Tres presuntos miembros de Al Qaeda, que planeaban un atentado con bombas en Alemania, son detenidos en la capital del estado federado de Renania del Norte-Westfalia. En diciembre de 2011 es arrestado un cuarto miembro de la “célula de Düsseldorf”. En 2014, los cuatro hombres son condenados a varios años de cárcel.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Seidel
Marzo de 2011: Fráncfort del Meno
En marzo de 2011, no fue posible frustrar un atentado islamista en el aeropuerto internacional de Fráncfort del Meno. Un albano-kosovar abatió a dos soldados estadounidenses e hirió gravemente a otros dos. Fue condenado a cadena perpetua. En la imagen se puede ver el autobús al que subió el atacante para agredir a los soldados.
Imagen: AP
Septiembre de 2007: Oberschledorn
En 2007 es detenido el llamado “Cuarteto de Sauerland”. Tres años más tarde, los cuatro miembros del grupo, que planeaban atentar contra discotecas, aeropuertos e instalaciones estadounidenses en territorio alemán, son condenados hasta a doce años de cárcel.
Imagen: AP
Julio de 2006: Colonia
En la estación central de trenes de Colonia, dos hombres colocan en trenes regionales con destino a Hamm y Coblenza artefactos explosivos escondidos en maletas. No obstante, las bombas de espoleta retardada no explotan. En diciembre de 2008, el responsable es condenado a cadena perpetua.