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Opinión: Austria se pone en ridículo

Stephan Ozsváth14 de septiembre de 2016

Hasta que el país tenga un nuevo presidente pasará más tiempo de lo pensado: la repetición de las elecciones fue pospuesta. La confusión tiene un claro beneficiado, dice Stephan Ozsváth.

Imagen: picture-alliance/akg

En la red ya circulan chistes y rápidamente comenzó la venta de camisetas con el texto "elecciones presidenciales 2016-2019, yo estuve ahí". Sobre este tema, la suspensión de las votaciones previstas para octubre, uno puede hacer chistes, pero las risas quedan atrapadas en la garganta cuando se hace un análisis más profundo del tema.

FPÖ tiró la piedra

Fue el derechista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) el que exigió, de forma justificada, una nueva votación y, con ello, una nueva oportunidad para su candidato, Norbert Hofer. Detrás de esto se esconde una maniobra táctica al menos comprensible. Finalmente hubo errores reales. La propuesta del FPÖ de abolir el voto por correo, se puede considerar una desfachatez. Semejante iniciativa solo beneficia a los populistas de derecha, que obtuvieron poco apoyo entre los votantes a distancia. Si se los deja fuera, sería un triunfo para el FPÖ.

Pero, después de todo, todos esos reclamos se enmarcan dentro de lo que podemos calificar como política lisa y llana. Pero lo que ocurrió ahora, ante los ojos del mundo, es lamentable para Austria: el más alto cargo ha sido reducido a su mínima expresión. Por ejemplo, la comparecencia ante los medios de un claramente sobrepasado ministro del Interior, que no sabía que ya hubo problemas con el pegamento de los sobres de votación en las elecciones regionales de Alta Austria. Y como guinda de la torta, un jefe de la Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania (BKA) reveló el origen del pegamento: Alemania. Resultado: los alemanes tienen la culpa cuando las elecciones en Austria fracasan. ¡Bienvenidos a Absurdistán!

Stephan Ozsváth.Imagen: BR/Julia Müller

Un homenaje especial para los electores austríacos, que pese a todas estas desventuras aún muestran espíritu de participación. Al final, todo esto beneficiará al FPÖ, que lleva años denunciando el fracaso de los partidos políticos tradicionales. Difícilmente se puede mostrar de forma más prístina que con estas elecciones fallidas cómo el aparato político de Austria ha fracasado.

Elecciones permanentes

¿No deberían ser eliminados del registro electoral los votantes fallecidos en este período? ¿No debería incluirse a quienes, en el intertanto, hayan cumplido la edad legal para sufragar, es decir 16 años? Preguntas que nadie haría si desde el comienzo el asunto hubiera funcionado bien. La espera por un voto, una fecha en el calendario, una cruz en la papeleta, se ha hecho eterna, algo que también beneficia al FPÖ. Los populistas de derechistas viven del enfado de los electores.

Valiente el candidato que deberá poner la cara en todo este embrollo y enfrentar a Hofer en las elecciones, sea quien sea. Incluso podría pensarse que da casi lo mismo el resultado, el daño ya es inmenso. Esto podría hacerse de otra forma, como exitosamente han demostrado los estonios desde hace años al implantar el voto por internet. Ahí no hay nada que pegar, sino simplemente hacer clic con el mouse. Desde entonces, cada vez más estonios votan. ¿Preguntas?


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