El partido de extrema derecha AfD llamó a una gran manifestación en Berlín, pero hubo menos seguidores de los que se esperaban. En cambio, los contramanifestantes se hicieron notar mucho más, comenta Christoph Strack.
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La libertad de expresión es parte de la democracia. Demostraciones y protestas son manifestaciones de conflictos políticos. Y en la historia de la República Federal de Alemania, las épocas de manifestaciones masivas fueron al mismo tiempo momentos de decisiones políticas y, de paso, años de alta participación electoral.
Decenas de miles de personas se manifestaron el domingo 27 de mayo en Berlín. Contra el islam, contra Merkel y contra los refugiados por un lado. Mientras que, por otra parte, se manifestaban por una sociedad abierta. La Policía habló de cinco mil adherentes por el lado de AfD, y de 25 mil participantes en las manifestaciones convocados por los contrarios a la extrema derecha alemana, donde se vieron muchos más jóvenes.
La convocatoria de AfD se basó en el llamado de "resistencia, resistencia”, grito que se escuchó una y otra vez durante la manifestación, que duró tres horas. La diputada de AfD, Beatrix von Storch, pidió quitar sus pasaportes a los alemanes con pasaporte alemán e hijos de inmigrantes. Por su parte, el líder de la agrupación política, Jörg Meuthen, llamó a Merkel "alta sacerdotisa del cinismo en el poder” y se quejó de la "violación de nuestra cultura” en su discurso. Además de mencionar una y otra vez la frase "Fuera el islam”. Es decir, pidió resistirse a una sociedad tolerante y plural.
Y luego se escucharon las campanas de la libertad
Decenas de miles se opusieron a la protesta de AfD. En diferentes partes de la ciudad los contramanifestantes expusieron su postura con entusiasmo y creatividad, y también con rabia y contraataques para hacer frente al racismo y a la exclusión, luchando por una sociedad colorida y abierta. "Berlín es más fuerte”, decían sobre esa ciudad abierta, colorida, a veces demasiado ruidosa y molesta, que mostró que sí es más fuerte con un "Carnaval de culturas”, una protesta en su mayoría alegre, pero clara: "Sacar el nacionalismo de las cabezas”. Aquí la sociedad se puso de pie para demostrar que no quiere eliminar la diversidad.
Las demostraciones y contramanifestaciones son esenciales para la democracia. Una disputa que el país aguantó y debe soportar. También es probable que la Policía agradezca que no hubiera mayores problemas, tal como dijo el portavoz de esa institución. En un día húmedo y caluroso, las fuerzas de diferentes partes de Alemania hicieron posible el encuentro de la oposición política, así como la lucha que pertenece a la democracia. Cuando las voces chillonas de los portavoces de AfD se callaron y el clamor de los contramanifestantes se desvaneció, la campana de la libertad sonó en el Tiergarten. Esa es la imagen, para nada mala, de este día.
Autor: Christoph Strack (MN/CP)
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¿Por qué toda Alemania habla tanto de AfD? (15.03.2016)
El partido de extrema derecha apeló a un discurso antiinmigración y obtuvo excelentes resultados en las últimas elecciones regionales alemanas.
Imagen: Getty Images/A. Hassenstein
Al comienzo era el euro
En abril de 2013 se realizó en Berlín el primer congreso del partido Alternativa para Alemania (AfD), que acababa de ser fundado en febrero. Bajo el liderazgo del profesor de Economía de la Universidad de Hamburgo Bernd Lucke, el partido surgió como una variante un poco a la derecha de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y tuvo como principal tema la crítica a la política de rescate del euro.
Imagen: Reuters
Los "euroescépticos"
El objetivo de AfD era convertirse en una alternativa real a los partidos de centro. Numerosos militantes de la Unión Cristianodemócrata (CDU), del partido liberal FDP e incluso de La Izquierda se plegaron a la propuesta, que buscaba el fin de los millonarios rescates financieros, el retorno de las monedas nacionales y la disolución de la eurozona. La prensa empezó a llamarlos "euroescépticos".
Imagen: Reuters
Los tres presidentes
Lucke compartió la presidencia del partido con la empresaria Frauke Petry y Konrad Adam, un reconocido periodista que había trabajado en el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Con las bases listas para competir, se presentaron en las elecciones federales de 2013 con Lucke como principal rostro. Obtuvieron el 4,7 por ciento, muy poco por debajo del 5 por ciento necesario para ingresar al Bundestag.
Imagen: picture-alliance/dpa
Los primeros éxitos electorales
Tras un fracaso en las elecciones regionales de Hesse, AfD comenzó a dar sus primeros golpes electorales en 2014, cuando obtuvo el 7 por ciento en las elecciones al Parlamento Europeo, lo que permitió que Lucke y otros seis militantes se convirtieran en eurodiputados. Luego obtuvo asientos en los parlamentos de Sajonia, Turingia y Brandeburgo, donde alcanzó un 12,2 por ciento de la votación.
Imagen: picture-alliance/dpa
Las dos almas se separan
Pese a nuevos éxitos en Bremen y Hamburgo, las dos almas del partido poco a poco empezaban a chocar. Por un lado, los liberales económicos capitaneados por Lucke, y, por el otro, los ultraconservadores tutelados por Frauke Petry. En el congreso de julio de 2015, Petry fue elegida presidenta y se produjo un cisma. Cinco de los siete europarlamentarios dejaron el partido, entre ellos Lucke.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Gambarini
Giro a la derecha
Lucke se llevó consigo a unos dos mil militantes de AfD, algo así como el 10 por ciento del total. Con muchos de ellos fundó ALFA, Alianza para el Progreso y el Resurgir. Petry organizó el giro hacia la derecha de Alternativa para Alemania. Hubo reuniones con los islamófobos de Pegida e incluso Petry dijo que la policía debería usar armas de fuego, como último recurso, para proteger las fronteras.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Stratenschulte
Discurso antiinmigración rinde frutos
El discurso contra la política de refugiados propugnada por la canciller Angela Merkel, así como la radicalización en distintas áreas, las soflamas nacionalistas y la cercanía con la ultraderecha rindió sus frutos. En las elecciones regionales de Baden-Wurttemberg, Renania-Palatinado y Sajonia-Anhalt (13.03.2016), la AfD obtuvo sus mejores resultados históricos.
Imagen: picture alliance/dpa/S. Willnow
El tiempo hablará
Nadie quiere negociar con ellos. Pero la AfD se ha convertido en un actor de la política alemana, sin que le afectaran las críticas por la cercanía con Pegida o las apariciones de miembros del partido en manifestaciones junto a neonazis.