Aunque el “Informe Freshfield” sobre la adjudicación del Campeonato Mundial de Fútbol 2006 deja sin responder la pregunta más importante –¿acaso fue comprado?–, la tendencia es clara, opina el experto Stefan Nestler.
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Una pregunta empaña los resultados del “Informe Freshfield” sobre la adjudicación del Campeonato Mundial de Fútbol de 2006: ¿qué tan imparcial puede ser una investigación si su objeto es la institución que pagó más de un millón de euros para que se llevaran a cabo las pesquisas? Lo único que se puede inspeccionar es lo que está sobre la mesa. Una cosa quedó clara: la Federación Alemana de Fútbol (DFB) no jugó limpio en lo que respecta a la Copa del Mundo 2006. Sumas millonarias fluyeron de un lado a otro entre las autoridades del comité organizador del Mundial, el exjefe de Adidas Robert Louis-Dreyfus y Suiza, hasta acabar en una sociedad catarí detrás de la cual estaba Mohamed bin Hammam. Su nombre está asociado, como ningún otro, con la corrupción que floreció en la FIFA bajo el mandato de Joseph Blatter. Bin Hammam, considerado el gran comprador de votos, fue suspendido de por vida por la Comisión de Ética en 2012, cuando nadie sospechaba todavía que el escándalo de la FIFA terminaría por derrocar al mismísimo Blatter.
¿Adónde se fueron los millones?
Es como si el presidente interino de la DFB, Rainer Koch, hubiera querido evitar a toda costa que aquel “cuento de hadas de verano” –así llaman los alemanes al Mundial de 2006– se viera manchado por toda esta historia. En su primera declaración, Koch subrayó que, a pesar de todo, los investigadores del “Informe Freshfield” no habían encontrado prueba alguna de que hubiera habido compra de votos antes del Mundial de 2006. Pero Duve, el abogado de Freshfield, ya había dejado claro en una presentación previa que esa compra de votos no podía descartarse. Una incógnita, señor Koch, aún está por ser despejada: ¿para qué volaron diez millones de francos suizos hacia Catar? ¿Para contribuir al desarrollo del balompié en el Estado con los ingresos per cápita más altos del mundo?
Beckenbauer era parte de la estructura
La sombra que este escándalo arroja sobre quien se supone es la figura más luminosa del fútbol alemán, Franz Beckenbauer, es cada vez más oscura. Freshfield demostró que seis millones de francos suizos fluyeron de una cuenta bancaria –a nombre de Beckenbauer y de su asesor Robert Schwan– hacia una escribanía helvética y luego de vuelta; el último movimiento tuvo lugar cuando Dreyfus envió sus millones hacia Catar. Schwan y Dreyfus, dos hombres que podrían revelar hasta qué punto Beckenbauer está implicado en estas maquinaciones, están muertos. De ahí que, hasta ahora, lo único que tengamos a mano sea la afirmación del propio Beckenbauer; él jura que él simplemente firmó todos los papeles que le presentaron. Puede que Beckenbauer realmente sea así de ingenuo, pero, a estas alturas, ya él no puede seguir manteniendo una actitud tan cómoda. Beckenbauer era parte de la estructura que permitió aquel desplazamiento de cifras millonarias. La manera en que eso ocurrió trae a la memoria los métodos de la mafia. Por lo menos eso dejó en evidencia el “Informe Freshfield”. No obstante, este caso está lejos de estar resuelto. La sospecha de que hubo compra de votos sigue en pie.
Blatter, el fin de una carrera (jun. 2015)
La Comisión de Ética de la FIFA puso fin adelantado a la era de Joseph Blatter al frente del fútbol mundial. Su trayectoria atravesó durante cuatro décadas a la institución, en las que venció casi todas las crisis. Casi.
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Blatter: el rey da la pelea
Joseph Blatter no quiere dejar su puesto así como así y este viernes presentó un recurso en contra de la sanción que le impuso el Comité de Ética de la FIFA, sanción que lo inhabilitó por 90 días de su cargo como presidente. Blatter asegura haber recibido un trato injusto y, por medio de sus abogados, dijo sentir "decepción y disconfiormidad" por la suspensión.
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Ambiciones en jaque
Pero la Comisión de Ética no solo suspendió al presidente de la instittución, sino que también apuntó sus dardos contra el jefe de la UEFA, Michel Platini. Esto pone en dificultades al francés, que ambicionaba convertirse en el sucesor del suizo al mando de la institución deportiva. Ahora lo tiene mucho más difícil.
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Carrera veloz
Cuando Blatter llegó a la FIFA en 1975, ya contaba con un currículo interesante. Había sido secretario de la Federación Suiza de Hockey, jefe de prensa de la Asociación Deportiva Suiza y director de relaciones públicas en una empresa fabricante de relojes. A instancias del jefe de Adidas, Adolf Dassler, llegó al ente del balompié y se convirtió en secretario general en 1981.
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En la cima
Luego de ser secretario general bajo la presidencia del brasileño Joao Havelange durante 17 años, el ambicioso Blatter tuvo su oportunidad de alcanzar el poder. En 1998 ganó las elecciones contra el expresidente de la UEFA, Lennart Johansson (izq.), y se convirtió en el sucesor de Havelange. De inmediato comenzaron los rumores de que había comprado votos.
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Enormes pérdidas
Blatter fue acusado continuamente de mala gestión financiera. Apenas un año después de su elección, su propio secretario general, Michel Zen-Duffinen (derecha), se lanzó a la ofensiva y acusó al suizo de haber generado pérdidas en comercialización por más de 100 millones de dólares. Blatter evitó una investigación interna, superó una demanda en los tribunales y sacó del camino a Zen-Ruffinen.
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Y el ganador es... ¡Alemania!
En el verano de 2000, el suizo se convirtió en un hombre determinante para el fútbol alemán. Todos estaban atentos a sus labios cuando avisó que el Mundial de 2006 se realizaría en Alemania. Los fanáticos se alegraron con este cuento de hadas y Blatter, mientras, seguía cimentando su poder dentro de la institución. En 2002 volvió a ganar, otra vez en medio de rumores de compra de votos.
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El enemigo interno
En estos años, un estrecho colaborador de Blatter fue Mohammed bin-Hammam, miembro ejecutivo de Qatar en la FIFA. Apenas Blatter vio en su aliado a un competidor, su relación se rompió. En 2011, Bin Hammam se presentó como rival del suizo en las elecciones de la FIFA, pero surgieron acusaciones en su contra por sobornos. Renunció a la candidatura y después fue suspendido de por vida por la FIFA.
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En los círculos de poder
A Blatter le gustaba codearse con los cícrulos de poder. Secretarios generales de la ONU, presidentes, el Papa... tarde o temprano, el hombre más poderoso del mundo se reunía con todos. En 2004 se encontró con el héroe sudafricano Nelson Mandela, a quien finalmente le prometió que el próximo mundial de fútbol se realizaría en África. De hecho, Sudáfrica tuvo el honor en 2010.
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Contra todos
En las elecciones de 2015, el escenario no parecía tan halagüeño. El surgimiento de varias candidaturas hizo suponer que el camino sería más pedregoso. Pero poco a poco comenzaron a bajarse todos y solo quedó el príncipe jordano Ali bin al Hussein. Ni siquiera la detención de altos funcionarios de la FIFA en Zúrich evitó las elecciones. Blatter volvió a ganar y se lanzó contra sus críticos.
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Sí, renuncia, pero no todavía
Cuatro días después de su polémica reelección como presidente de la FIFA, Joseph Blatter dio un paso al costado. Anunció que dejaría el cargo, pero a comienzos de 2016. Durante 17 años fue el principal hombre de la institución del balompié. Y aunque muchos pidieron que se fuera de inmediato, Blatter se negó. Quería quedarse hasta que su sucesor fuera elegido.
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Y al final...
Así quedaba esta historia. Pero ahora la justicia suiza se lanzó directamente contra Blatter. La acusación: venta de derechos de transmisión televisiva del Mundial a precio de oferta a su exvicepresidente, Jack Warner, además de un dudoso pago millonario a Michel Platini. La Comisión de Ética de la FIFA hizo lo propio, sacando tanto a Blatter como a Platini de circulación.
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La FIFA planea reunión de emergencia
Ahora el comité ejecutivo de la FIFA debe decidir si celebra una reunión de emergencia tras la suspensión de Blatter. La semana entrante la entidad tomará una resolución al respecto, dijo este viernes 9 de octubre un portavoz, quien sostuvo que los miembros del comité consultarán con el presidente en funciones de la FIFA, el camerunés Issa Hayatou (en la foto), el procedimiento estándar a seguir.