Pese a los desaires de Ankara, Angela Merkel sigue aferrada los acuerdos con Turquía sobre política de refugiados. No tiene otra alternativa, opina Jens Thurau.
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El presidente turco Recep Tayyip Erdogan recibió amablemente a la canciller Angela Merkel este lunes en Estambul. Un ejercicio de malabarismo ya que había enviado de avanzadilla a su asesor Yigit Bulut quien, en entrevistas, amenazó sin tapujos con que Turquía podría dejar sin efecto los acuerdos que tiene con la UE, si esta no cede en las negociaciones venideras.
Se podría decir que es una demostración de fuerza, o quizás irracional. Pero para Merkel es simple y llanamente una realidad que hace tiempo que tuvo que aceptar. Necesita a Turquía y, por el momento, no tienen otra alternativa al acuerdo con Erdogan en política de refugiados. Erdogan lo sabe y ejerce con deleite su poder. Los ejemplos se suceden casi cada día, como el ataque judicial contra el humorista alemán Jan Böhmermann (entre otros), la detención de periodistas o el levantamiento de la inmunidad de los diputados kurdos para poder enviarlos a prisión.
El escenario ya está preparado para la próxima descarga de adrenalina de Erdogan. A principios de junio, el Parlamento alemán discutirá una resolución sobre el genocidio turco contra los armenios y, probablemente, haya otra explosión de cólera. Está claro que Erdogan no lo hace solo por enfadar a Alemania y otros socios comunitarios. Pero con la política de refugiados, Merkel le ha concedido un poder añadido y una persona como Erdogan no dudará a la hora de utilizarlo.
Política simbólica para el público alemán
De cara a la galería de su público local, Merkel se encontró el domingo, al principio de su visita a Turquía, con algunos representantes de la sociedad civil. No había representantes de los kurdos ni periodistas perseguidos. Y en las entrevistas en la prensa, mostró su preocupación por la tensión en política interior en Turquía, para después apresurarse a decir que mantendrá los acuerdos sobre la política de refugiados.
¿Y qué viene ahora? Tras su entrevista con Erdogan solo se supo lo siguiente: no se han podido aclarar todas las cuestiones pendientes y es incierto que se apruebe una exención de visa en la UE para los ciudadanos turcos a partir del 1 de julio. Pero eso ya se sabía de antemano.
Dura política de intereses
Se ha escrito mucho sobre que Merkel se entregó al egocéntrico presidente turco. La canciller no le hace el quite a la política de intereses y, según sus cálculos actuales, el perjuicio que ocasionaría un fracaso del acuerdo con Erdogan sería mayor que la pérdida de credibilidad a la que se enfrenta por negociar amablemente con el dirigente turco.
Puede que suene a cinismo, pero quizás sea la única baza de la canciller. Si fracasa su política de refugiados en Europa (o lo que todavía queda de su plan inicial), el poder de Angela Merkel también se vería amenazado en el interior. Y después de diez años en el cargo, seguro que no quiere enfrentarse a eso.
Políticos en la mira de la sátira
Trátese de Merkel, Putin, Trump o Bush: cada quien tiene su propio estilo de hacer política y también reacciona de forma diferente a la sátira.
Imagen: ZDF Neo Magazin Royale
Angela Merkel
Durante el apogeo de la crisis del euro, muchas revistas y periódicos griegos retrataron a la canciller alemana, Angela Merkel, con símbolos nazis. En la portada que se puede ver en la imagen, la revista satírica "Mystiki Ellada" mostró en 2012 a Merkel vestida con el uniforme de soldado del Ejército de la Alemania nazi. En ningún momento la canciller sopesó proceder legalmente contra el medio.
Imagen: picture-alliance/Rolf Haid
Vladímir Putin
Las fotos vacacionales del presidente ruso, Vladímir Putin, sirven de inspiración a humoristas satíricos de todo el mundo. Desde que el hombre fuerte del Kremlin se dejó fotografiar montando a caballo a pecho descubierto, el torso desnudo del presidente es un motivo muy popular, por ejemplo en el Carnaval de Colonia de 2015.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Weihrauch
Donald Trump
El precandidato presidencial republicano Donald Trump es el blanco predilecto de muchos caricaturistas y humoristas. No obstante, el magnate es muy sensible a las críticas. El periódico Boston Globe publicó un encabezado ficticio, en el que hace parodia de las propuestas del precandidato en torno a la política de inmigración. Trump calificó al diario de “estúpido” y “despreciable”.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/The Boston Globe
Kim Jong-Un
El dirigente comunista de Corea del Norte no tiene mucho sentido del humor. Para impedir que la película satírica “La entrevista” se estrenara en 2012 en los cines estadounidenses, el régimen norcoreano lanzó una serie de ataques cibernéticos. Los estudios cinematográficos Sony fueron hackeados, y también se registraron muchas amenazas de atentados contra cines estadounidenses.
El expresidente estadounidense George W. Bush es uno de los políticos que más ha inspirado a los cómicos en Estados Unidos. La supuesta falta de intelecto del exmandatario de origen tejano ha sido motivo de burla por parte de los humoristas.
Imagen: Getty Images/M. Tama
Jaroslaw Kaczynski
A principios de año, un carro alegórico del desfile del Carnaval de Dusseldorf provocó tensiones diplomáticas entre Alemania y Polonia. Esta es representada como una mujer maltratada y pisoteada por el líder del partido de los nacionalconservadores, Jaroslaw Kaczynski. El ministro de Relaciones Exteriores polaco dijo que el carro mostraba el “desprecio hacia Polonia y los políticos polacos”.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Gambarini
Benjamín Netanjahu
El primer ministro israelí suele ser objeto de burla del programa de televisión “Eretz Nehederet” (Un país hermoso). En esta escena, los cómicos hacen una parodia de las negociaciones entre el jefe de Estado de Israel y la organización palestina Hamás. No obstante, Netanyahu nunca se ha indignado. Al contrario, en 2013 visitó el programa como invitado estelar.
Imagen: Getty Images/AFP/J. Guez
Winston Churchill
La sátira política tiene una larga tradición: esta caricatura británica de 1915 muestra a Winston Churchill, que en aquel entonces era ministro de Marina, como un Aquiles desaliñado en la guerra de Troya. El dibujo que lleva el título “La lucha de los barcos” hace alusión a la guerra marítima por los Dardanelos, que perdió Churchill.
Imagen: picture-alliance/akg-images
Hugo Chávez
El difunto expresidente venezolano Hugo Chávez tampoco se salvó de la sátira, como se puede apreciar en esta caricatura de 2012. Muchas personas cercanas al exmandatario aseguran que tenía un excelente sentido del humor y que sus bromas estaban cargadas de metáforas. Por ejemplo, se hizo famosa su frase “huele a azufre” con la que se refirió a George W. Bush.
Imagen: Roberto Weil
Jamenei y Carrell
En 1987 una sátira del líder de la revolución iraní, el ayatolá Jamenei, provocó un escándalo en la televisión alemana. El moderador Rudi Carrel había mostrado un montaje fotográfico de Jamenei: durante una visita de Estado a Alemania manifestantes supuestamente lanzan ropa interior contra el ayatolá. Como consecuencia, dos diplomáticos alemanes fueron expulsados de Teherán.
Imagen: picture-alliance/dpa/I. Wagner
Erdogan y Böhmermann
Aún está por verse si el poema del cómico alemán Böhmermann sobre el presidente turco llevará a una crisis diplomática parecida a la de 1987. Está claro que no es la primera ni la última vez que la sátira política provoca tensiones diplomáticas a nivel internacional.