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Opinión: con la diplomacia de los panda, todos ganan

Zhang Danhong
5 de julio de 2017

Meng Meng y Jiao Qing, los osos panda “alquilados” por Pekín al zoológico de Berlín, llenan de dicha a muchos alemanes. En la “diplomacia panda” China está jugando bien sus cartas, dice Zhang Danhong.

Berlin Willkommenszeremonie Pandabären
Imagen: Reuters/A. Schmidt

El préstamo de dos osos panda que ha hecho Pekín a Berlín ha sido objeto de controversia. ¿Busca China ablandar el mundo con osos en peligro de extinción? Pero esta estrategia diplomática no es, de ninguna manera, una calle de una sola vía. Ya en los años 90 Volkswagen financió una Fundación Panda a favor del zoológico de Pekín. No se sabe empero, si eso hizo crecer sus ventas en China. Pero entre los inesperados beneficiarios me encuentro yo.

La historia fue esta: Un amigo de la escuela, que llevaba las relaciones públicas de VW, estaba en estrecho contacto con el jefe del departamento de pandas del zoológico de Pekín. Y como en China, así como en Renania, todo es posible, gracias a los contactos, tuve la oportunidad de visitar el zoológico de Pekín con mi pequeña hija con un privilegio: acariciar un roncador bebé de panda. Desde ese momento quedé cautivada, sin remedio, por este animal negro de anteojos blancos. Los mismo le pasa a millones de personas en el mundo.

Comer y hacer pereza, hasta la saciedad

Pero es fácil explicar la euforia que desatan los panda: con sus ojos parecen trasnochados, y no son ni atléticos ni realmente bonitos. Son las criaturas más perezosas que uno se pueda imaginar. Todo lo que hacen es comer y dormir. Cada día se la pasan hasta 16 horas comiendo unos 30 kilos de bambú. Todo esto para evacuar luego una cuarta parte de lo consumido.

Los panda son tan perezosos, que no sienten ni ganas de reproducirse: las hembras solo tienen tres días fértiles, al año. Una caña de bambú les interesa más que el sexo. Así, los panda están condenados a la extinción. Desde hace 50 años el número de ejemplares se ha reducido a unos 1.000 ejemplares. Lo que, a la vez, aumenta su precio individual.

El oso panda, ¿un pacifista, vegano y anti-héroe que no hace nada y nada puede, que solo encanta con su mera presencia? En todo caso, los panda parecen motivar a millones en el mundo.  Jefes de Estado y políticos de todos los colores hacen cola en Pekín para el recibir el privilegio de recibir un oso prestado. Así fue que Angela Merkel tuvo suerte hace dos años. 

Quién tiene el monopolio, dicta las condiciones

¿Qué hace el gobierno chino como el único propietario de esta "arma"? Lo único correcto: prestar pandas, por dinero. El "alquiler” de un oso panda le cuesta ahora a Alemania un millón de euros anuales. Además, los zoológicos que piden pandas tienen que construir lugares con todas las comodidades para los osos.

China invierte principalmente este dinero en la investigación y conservación de la fauna. Con precisión y tenacidad los chinos han logrado duplicar el número de osos en parques naturales o estaciones de cría, animales que al nacer tienen apenas el tamaño de una zanahoria. Para los zoológicos extranjeros la inversión es rentable, teniendo en cuenta que el préstamo de China aumenta enormemente el número de visitantes y el zoológico sube en el ranking internacional. Al final, todos ganan.

Zhang Danhong (jov/el)
 

Xin Jinping en Alemania

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