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Opinión: CRISPR/Cas9, una oportunidad desaprovechada

Fabian Schmidt
25 de julio de 2018

El TJUE aplica la estricta normativa de ingeniería genética al sistema CRISPR/Cas9. Una buena noticia para los detractores de lo genéticamente modificado, pero no para la investigación europea, opina Fabian Schmidt.

Symbolbild DNA
Imagen: picture-alliance/Chromorange/Bilderbox

Hubiera sido una gran oportunidad para los científicos que trabajan en el ámbito de la ingeniería genética verde en Europa si CRISPR/Cas9, la llamada "tijera genética", no hubiera sufrido las mismas pautas estrictas que la ingeniería genética convencional.

El cultivo de plantas en Europa podría finalmente ponerse a la altura de la investigación en Estados Unidos, que actualmente está a la cabeza mundial de la ingeniería genética verde. Al menos en un área tecnológicamente limitada, Europa podría haber reducido la enorme brecha que existe actualmente entre los dos continentes.

Pero eso no va a suceder después del veredicto del Tribunal de Justicia Europeo. Las grandes empresas industriales basadas en la investigación, como BASF, deben ahora reconocer que su decisión de trasladar sus divisiones de plantas transgénicas hace años al extranjero, fue correcta. Las que aún no han dado este paso, lo harán tarde o temprano.

Fabian Schmidt, redactor de DW.

Ha prevalecido el escepticismo

La consecuencia negativa de esto es que ahora la gente percibe la ingeniería genética verde como si fuera una fábrica de productos tóxicos. Cuando, en verdad, es sobre todo una forma optimizada del cultivo de plantas. En principio, CRISPR/Cas9 no hace nada que no haga la naturaleza: se mutan algunos de los millones de genes en el genoma de una planta. Hay mutaciones, de las cuales muchas también pueden ocurrir espontáneamente en la naturaleza.

Como las personas ya no se ocupan ni de la caza ni de la recolección, sino de la agricultura y la ganadería, estas han cambiado, continuamente y a su favor, los organismos de los animales y las plantas. Esto, por supuesto, cambió la ecología de nuestro hábitat. Algunas plantas han prevalecido frente a otras o simplemente han sido desplazadas. Algunas han desaparecido; otras, han surgido. A esto se llama evolución. Lo innovador de la ingeniería genética es que los biólogos actuales pueden lograr resultados significativamente mejores y más rápidos que los productores de animales y plantas de los últimos milenios.

En el pasado, no supuso ningún problema: los humanos criamos cerdos domésticos, vacas lecheras, cerezas con mucha pulpa y uvas dulces, y cambiamos el material genético del jabalí, del ganado primario, de las cerezas silvestres y de los viñedos vírgenes a nuestro favor, porque eran buenos y sabrosos. Y, al mismo tiempo, nos hemos convertido en el hombre moderno. Y de repente, ¿todo esto es falso?

Manipulaciones, apenas detectables

Especialmente, el nuevo método de la edición genómica CRISPR/Cas9 está mucho más cerca de los procesos naturales que del trasplante de genes de un organismo a otro; tan cerca que las mutaciones no son reconocibles como artificiales. La reciente información de que CRISPR/Cas9 también causa mutaciones no deseadas, no debería sorprendernos. Esto sucede, de todos modos y todo el tiempo, en la reproducción de plantas y en la evolución. La mutación celular es parte de la vida.

Pero es probable que la naturaleza humana desconfíe de sus propias habilidades. Muchas personas tienen una mala impresión si se topan con el término ingeniería genética: ¿Puede el aprendiz de hechicero mantener bajo control las fuerzas que él mismo desencadena?

La respuesta honesta es: Probablemente, sí. Como ha sido hasta ahora. Pero eso no convence a los detractores de la ingeniería genética. Su rechazo es profundo. Socialmente, se ha instalado una actitud desfavorable y antimoderna hacia lo industrial en la sociedad y con respecto a esta cuestión.

Los detractores de la ingeniería genética, poderosos

Por supuesto, el comercio debe orientarse hacia la corriente predominante. Al final, a las cadenas de supermercados les preocupan sus cifras de ventas y que los clientes se sientan cómodos con su marca. Es bueno tener conciencia ecológica. Lo más importante es que aparezca "orgánico".

La obligación de etiquetado, ahora extendida a los productos CRISPR/Cas9, es veneno puro para la relación con el cliente. Una variedad de papa transgénica, incluso si fuera muy saludable, o un arroz transgénico enriquecido con vitaminas naturales nunca tendrían una oportunidad en el mercado de las sociedades de bienestar occidentales. Ningún comerciante correrá el riesgo de colocar esos productos en el estante donde haya una etiqueta con "genéticamente modificado". Y ningún granjero cultivará tales productos si sospecha que no los podrá vender después. Por lo tanto, obtenemos alimentos más saludables y brindamos la oportunidad a los agricultores para que obtengan mayor rendimiento de los cultivos transgénicos, que se adaptan mejor a la sequía.

Pero esto no detendrá a CRISPR/Cas9. En otros continentes, no hay tantos debates ideológicos. Europa simplemente seguirá quedando relegada.

Fabian Schmidt (RMR/CP)

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