La puesta en libertad de Deniz Yücel es un triunfo de la perseverancia diplomática. Y demuestra, en opinión de Jens Thurau, que el autócrata de Turquía no es tan omnipotente como se pensaba.
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En los últimos días hubo varios indicios: se hablaba de una frenética actividad diplomática entre Ankara y Berlín, de numerosas conversaciones directas, por ejemplo entre el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Sigmar Gabriel, y su homólogo turco, Mevlüt Cavosoglu, y, como se acaba de saber, incluso con el presidente Recep Tayyip Erdogan. El primer ministro turco, Binali Yildirim, estuvo apenas ayer en Berlín, se reunió con la canciller Angela Merkel y dijo en una entrevista con la TV alemana que deseaba la liberación de Deniz Yücel. Una frase que en realidad lo deja a uno sin palabras, porque fue el Gobierno turco el que mandó apresar hace cerca de un año, arbitrariamente, al corresponsal alemán, y lo mantuvo encarcelado desde entonces sin presentar cargos en su contra.
Pero, por ahora, prevalece naturalmente la alegría. Deniz Yücel, por quien intercedieron durante un año miles de colegas, amigos y familiares en Turquía y en Alemania, pudo abandonar la prisión. La fiscalía pide para él 18 años de cárcel, pero el hecho de que el tribunal haya dejado al reportero en libertad dice otra cosa. ¡Ojalá!
Turquía se excedió
La razón no radica probablemente en que el presidente Erdogan haya recapacitado y se proponga respetar en el futuro los derechos humanos. Y de seguro no se trata de un triunfo del Estado de Derecho: la liberación de Yücel es un acto político, como lo fue su detención hace un año. El motivo es más bien que Turquía comprendió que desató muchos conflictos en los pasados 12 meses: con Alemania, debido a las detenciones de ciudadanos germanos y las absurdas alusiones del presidente turco a los nazis; con muchos otros países europeos, debido a problemas similares; y, con Estados Unidos, debido a los ataques contra los kurdos en Siria.
El encarcelamiento de Deniz Yücel, bajo acusaciones de respaldar a terroristas, constituyó el mayor lastre en las relaciones germano-turcas. Ahora parece haberse removido. Pero se debe recordar que todavía hay en Turquía varios ciudadanos alemanes tras las rejas, en su mayoría bajo acusaciones poco convincentes.
Erdogan no es omnipotente
Lo principal, aparte de la liberación del inocente Deniz Yücel, es quizá la evidencia de que el poder del errático autócrata de Ankara sí tiene límites, por lo menos en lo tocante al exterior. Por eso, sería importante que el Gobierno alemán no volviera simplemente a la agenda habitual en sus relaciones con Ankara. Desde el fracasado golpe de Estado contra Erdogan, a mediados de 2016, casi todo ha cambiado: la situación de los derechos humanos en Turquía es más que precaria y no solo por esa causa está casi descartada una adhesión turca a la Unión Europea. Por esta razón, Berlín debe ser muy cauteloso, sobre todo en lo que respecta a negocios de armamento con este socio de la OTAN. Se cuenta entre los aspectos más bien turbios de los esfuerzos diplomáticos por conseguir la libertad de Yücel, que Sigmar Gabriel, al menos por un momento, haya tratado de vincularla con potenciales ventas de armas.
¿La última oportunidad de Gabriel?
No obstante, la liberación del periodista es también un triunfo de la diplomacia del Ministerio de Relaciones Exteriores. Y de su jefe, Sigmar Gabriel, a quien ya nadie parece querer mucho dentro de su partido, la socialdemocracia (SPD), por lo cual no se le asignaban muchas probabilidades de seguir al timón de la diplomacia alemana en el próximo gobierno de coalición. Hasta ahora, por lo menos. Porque, con el mérito de haber contribuido a la liberación de Yücel, aumentan naturalmente sus posibilidades.
Libertad de prensa: periodistas en la mira (02.05.2017)
Perseguidos, detenidos, torturados, asesinados: los periodistas son atacados por gobiernos, carteles o extremistas religiosos. En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, DW les presenta a algunas víctimas. (02.05.2017)
Imagen: Getty Images/AFP/S. Hamed
China: Gao Yu
Periodistas disidentes, blogueros y activistas viven en China bajo una gran presión. Gao Yu, exr colaboradora de DW, fue detenida en 2014 y condenada en abril de 2015 a siete años de prisión por supuesta “filtración de secretos de Estado”. Bajo la presión internacional se le permitió salir de la cárcel y cumple su condena bajo arresto domiciliario.
Imagen: DW
Rusia: Nikolai Andruschtchenko
Tras una golpiza en calles de San Petersburgo, Nikolai Andruschtschenko sucumbió a sus heridas el 19 de abril de 2017, a los 73 años de edad. El periodista escribió sobre violaciones de los derechos humanos y delincuencia. En su último reportaje, Nikolai Andruschtchenko investigó sobre cómo el presidente Wladimir Putin había llegado al poder.a través de enlaces criminales y la KGB.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Usov
México: Miroslava Breach
Miroslava Breach fue literalmente ejecutada, al frente de su casa, el 23 de marzo de 2017 por un sicario que le dio ocho disparos en la cabeza. La periodista informaba sobre la corrupción y los crímenes de los carteles mexicanos de la droga. Miroslava Breach es una de los tres periodistas asesinados en marzo en México.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/C. Tischler
Irak: Shifa Gardi
La reportera Shifa Gardi murió el 25 de febrero de 2017, cuando una mina explotó en uno de los frentes de la guerra en el norte de Irak. Nacida en Irán, trabajaba para el canal de noticias kurdo Rudaw en Erbil e informaba sobre la lucha entre las fuerzas iraquíes y las milicias islamistas. En cercanías de Mossul, el Estado Islámico acostumbra a secuestrar, desterrar y matar a periodistas.
Imagen: picture alliance/dpa/AA/F. Ferec
Bangladesch: Avijit Roy
"Mukto Mona" o "Espíritu libre" era el nombre del blog crítico del islamismo radical de autoría de Avijit Roy, un "humanista secular". Avijit Roy vivía en EE. UU., desde donde viajó a la Feria del Libro a Dacca en febrero de 2015. Allí, fanáticos religiosos lo descuartizaron en la calle a machetazos. En Bangladesh, los bloggers siguen siendo perseguidos y asesinados por extremistas.
Imagen: Getty Images/AFP/M. U. Zaman
Arabia Saudí: Raif Badawi
A diez años de prisión y 1.000 latigazos fue condenado este activista internáutico por haber, supuestamente, “insultado el Islam”. Raif Badawi se encuentra en prisión desde 2012. En enero de 2015 fue azotado públicamente por primera vez. Canadá le ofreció asilo a su esposa Ensaf Haidar y sus hijos.
Imagen: Imago/C. Ditsch
Turquía: Deniz Yücel
El periodista germano-turco Deniz Yücel se encuentra en una prisión turca desde febrero de 2017. Las acusaciones contra el corresponsal del diario berlinés "Die Welt": propaganda terrorista e incitación a la rebelión. Las autoridades, empero, no han presentado una sola evidencia. Más de 140 trabajadores de los medios han sido detenidos desde el intento de golpe de Estado en julio de 2016.
Imagen: picture-alliance/dpa/C.Merey
Azerbaiyán: Mehman Huseynov
Huseynov, uno de los videobloggeros más populares Azerbaiyán, publica una revista digital sociopolítica en la que critica la corrupción y violaciones de derechos humanos. Su campaña "caza de funcionarios corruptos" apunta a los más altos cargos involucrados en casos de corrupción en su país. Ha sido amenazado en repetidas ocasiones y condenado en marzo de 2017 por difamación a dos años de prisión.
Imagen: twitter.com/mehman_huseynov
Venezuela: Braulio Jatar
El periodista chileno-venezolano Braulio Jatar, editor del portal Reporte Confidencial, fue detenido el 3 de septiembre de 2016 por presunta "legitimación de capitales". Se cree empero, que su aprehensión se debe a que fue uno de los primeros en dar a conocer el cacerolazo a Nicolás Maduro en Villa Rosa, Nueva Esparta. “Braulio Jatar lleva 8 meses preso por informar", dijo su hermana Ana Julia.
Imagen: el-nacional.com
Cuba: Detenciones temporales, ¿la nueva estrategia contra la prensa?
Maykel González, de El Estornudo, fue retenido el 24 de abril en la Universidad Central Marta Abreu, cuando hacía reportaje sobre expulsión de la estudiante Karla Pérez. El periodista fue interrogado varias horas y confiscados sus equipos. Por otro lado, Reporteros sin Fronteras recuerda a Yoeni Guerra, de Yayabo Press, preso desde el 13 marzo 2014, y José Torres, de Granma, desde mayo de 2011.