Tomando un atajo, los atletas rusos y kenianos pueden participar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. El COI crea así una dudosa posibilidad que abre puertas al abuso, opina Joscha Weber.
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No fue difícil identificar la noticia deportiva del día. En medio de frases complicadas, adornadas con términos de funcionario deportivo, Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), pronunció las palabras decisivas: “Respetamos, confirmamos y apoyamos la decisión de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, IAAF”. Con eso estaba claro que los atletas de Rusia y Kenia no pueden participar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. “Pero”, agregó, y eso es lo problemático, “pueden participar si prueban su inocencia” o, dicho en otras palabras, son autorizados.
Ese ablandamiento de la supuestamente dura política de “cero tolerancia” con respecto al dopaje supone lo siguiente: si los atletas de Rusia y Kenia entregan en los prolegómenos de los Juegos y fuera de su país una prueba de dopaje negativa, pueden abrigar la esperanza de obtener una autorización de su asociación de atletismo e incluso competir bajo su propia bandera. El COI crea un atajo por el que pueden tomar atletas “limpios”, pero, lamentablemente, también aquellos que se han dopado antes. Es una decisión que plantea más cuestiones de las que resuelve.
¿Cuándo deben tener lugar los controles? ¿Alcanza solo una prueba negativa para la autorización? ¿Se trata de controles durante el entrenamiento o en competencias? ¿Dónde se llevan a cabo? ¿Es acordada la prueba antes con los atletas o se realiza sin aviso? Son cuestiones a las que Thomas Bach no contestó. El presidente del COI transfirió la responsabilidad legal deportiva a las asociaciones correspondientes. Es una decisión práctica, sobre todo para Bach, porque así el COI no tiene que responder a las crecientes exigencias de excluir a Rusia en su conjunto. El funcionario más poderoso del deporte dice no poder hacer nada.
Pero volvamos a las preguntas. Las respuestas a las mismas son complicadas y por eso quizás no fueron dadas hoy. Además, dejarían en evidencia que la resolución del COI es una farsa. Pues, ¿qué sentido tiene un control poco antes de los Juegos Olímpicos, si el entrenamiento acompañado de dopaje hace tiempo que fue concluido y las sustancias empleadas ya no pueden ser detectadas? Así no se va a encontrar a ningún dopado. Por el contrario, se entregan cheques en blanco a por lo menos algunos atletas de un país con una gran tradición deportiva que debe estar imprescindiblemente presente en Río. Así, la lucha contra el dopaje no tiene sentido ninguno.
Este martes termina el plazo para postular a ser sede de los Juegos Olímpicos de verano 2024. También Hamburgo se cuenta entre los candidatos.
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Consulta ciudadana
"¡Es una ocasión única!" Con ese slogan, Hamburgo promueve entre sus propios habitantes la candidatura olímpica de la ciudad. El 29 de noviembre, los ciudadanos de Hamburgo y de Kiel (posible sede de las competencias de vela) han de pronunciarse en un referéndum sobre si quieren ser anfitriones de los juegos de verano 2024.
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Los planes de Hamburgo
Hamburgo no solo intenta convencer a sus habitantes, sino también al Comité Olímpico Internacional (COI), con su propuesta de trayectos cortos entre las sedes de los torneos. Además, su plan es utilizar 22 recintos deportivos ya existentes. Otros nueve serían de carácter temporal y cinco habrían de construirse para la ocasión, entre ellos un estadio olímpico en la zona del puerto.
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Centenario olímpico
"Je veux les Jeux", subraya París. El 2024 sería una fecha ideal, ya que se cumplen entonces 100 años desde que la capital francesa fuera anfitriona de unos Juegos Olímpicos de Verano.
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Entusiasmo galo
París fracasó en sus últimos tres intentos por ser sede de los juegos de verano, en 1992, 2008 und 2012. Ahora espera tener éxito con esta nueva postulación. El apoyo de la población es grande. Cerca del 75 por ciento de los habitantes de la capital, y de toda Francia, respaldan la candidatura. Las pruebas de veleros se llevarían a cabo en la costa de Marsella.
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Con financiamiento
"Tenemos una grandiosa historia de más de 3.000 años", afirma el alcalde de Roma, Ignazio Marino, y asegura: "Cumplimos todos los requisitos". La "ciudad eterna" habría querido organizar los Juegos Olímpicos de 2020, pero en su momento retiró la postulación, por falta de dinero.
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Donde juegan Lazio y Roma
La capital italiana cuenta ya con un estadio olímpico: el de 1960. Los equipos de primera división Lazio y Roma juegan allí de locales. En 2014, algunas competencias podrían tener lugar en Florencia, Nápoles y Cerdeña. "Pero en la médula del proyecto está Roma", asegura el primer ministro italiano, Matteo Renzi.
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Los Ángeles: ¿Tercera vez?
Los Ángeles quiere emular a Londres y organizar por tercera vez los Juegos Olímpicos de verano. La ciudad ya había sido sede en 1932 y 1984. En la última ocasión, Edwin Moses (i. en la foto) pronunció el juramento olímpico y ganó luego oro en los 400 metros vallas.
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Genes olímpicos
La ciudad californiana postula con el estigma de haber sido la segunda opción. Originalmente se había pensado que Boston compitiera por Estados Unidos, pero los habitantes de la urbe no apoyaron la iniciativa. La situación es distinta en Los Ángeles, asegura el alcalde Eric Garcetti, afirmando: "Lo olímpico está en nuestro ADN."
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Metrópoli del boxeo
Budapest compite sin tener un pasado olímpico que exhibir. Pero la ciudad ha sido ya anfitriona de dos campeonatos europeos de atletismo y es considerada también una metrópoli del boxeo. László Papp, oriundo de Budapest, fue el primer boxeador que ganó oro en tres Juegos Olímpico consecutivos: en 1948, 1952 y 1956.
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No solo los ricos
"Queremos acabar con el monopolio de los juegos que tienen los países ricos", señala Zsolt Borkai, jefe del Comité Olímpico Nacional de Hungría. Y recuerda que eso va en la línea de las reformas que promueve el jefe del COI, Thomas Bach.