Un cómico se apodera de la agenda noticiosa e incluso determina el debate político, obligando a la canciller Angela Merkel a tomar una decisión. El redactor jefe de DW, Alexander Kudascheff, reflexiona sobre el tema.
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1) El caso. ¿Es esto de verdad un caso? Un cómico satírico dice que lo que va a hacer es insultar. E insulta. Fulminante. De bajo nivel. Pornográfico. Vulgar. Y eso nadie debiera tolerarlo. Ni siquiera un lejano sultán.
2) El método. No hay una sátira sutil. No es una burla. No existe una ironía con un significado profundo. Lo que hizo Jan Böhmermann fue basarse en Friedrich Nietzsche y mostrar que él “filosofa con el martillo”. No es posible avizorar una lectura subyacente en sus palabras, sino que el ataque tiene un solo objetivo: destruir. Destruir a la víctima.
3) La víctima. Recep Tayyip Erdogan. El sultán. El autócrata. El hombre sin humor. El presidente que persigue a caricaturistas y comediantes en su país. Y ahora también en Alemania. Implacable. El vengador de los ofendidos.
4) Otra vez la víctima. Recep Tayyip Erdogan, el presidente de Turquía. Él sueña con convertir la república secular de Atatürk en una democracia presidencial marcada por el islamismo. Eso no lo ha conseguido ni jurídica ni parlamentariamente hasta ahora. Pero en la realidad Erdogan ya ha transformado Turquía. En el camino quedan los derechos fundamentales. Por eso Erdogan debe ser objeto de caricatura y crítica. Es la víctima ideal.
5) Una vez más, la víctima. Un socio necesario para, quizás, poder controlar la crisis de los refugiados. Una víctima a la que hay que tener en consideración. Por eso ahora se abrirá una causa contra Jan Böhmermann, por ofensas a una alta autoridad extranjera. Esto es raro. Una alta autoridad, una majestad en su palacio de supuestas 1.000 habitaciones. El Guillermo II del Bósforo. Esto de por sí podría ser objeto de una sátira.
6) La solidaridad. ¿Cómo sería el escenario si Böhmermann hubiera hecho su crítica contra el presidente del Consejo Central de Judíos o contra Benjamin Netanyahu? Usted se sorprendería. El insulto habría sido descartado por irrelevante. Nuestra libertad de expresión versus la falta de humor de los turcos. El valor ante los tronos se ve de distinta forma.
7) La política. Se encuentra encajada entre la diplomacia y la moralidad tibia. Berlín necesita a Erdogan y al mismo tiempo debe mostrar que no cederá ante su falta de humor. Una danza en la cuerda floja diplomática en la que la caída está garantizada. Desde el comienzo. Hacer como si nada no era una opción. Cualquier cosa que hiciera Merkel estaría mal.
8) El público. Las repúblicas occidentales han vivido la experiencia de que las caricaturas sobre Mahoma o el islam pueden terminar en asesinatos. Vea a Charlie Hebdo. Vea los dibujos del caricaturista danés Kurt Westergaard. Esto los ha llevado a todos a ser cuidadosos, incluso cobardes. El Papa puede ofenderlos a todos, así que él y los católicos deben contenerse. Esto se aplica incluso al mismísimo Jesús. Potencialmente, nadie que ofenda al profeta Mahoma o al islam quedará sin castigo. Por ello todos han ajustado en lo más alto la bandera del arte y la libertad de expresión.
9) El caso. ¿Es realmente un caso? No es un caso. No hay una provocación deliberada. Primero Erdogan, y luego el público, reaccionaron de forma histérica. Tal vez esto fue solo una distracción política de la crisis de los refugiados, del miedo al terrorismo, de Donald Trump o de Vladimir Putin, de la crisis en Siria, Irak y Nigeria. Nigeria… Allí sí que hay dramas verdaderos. Por ejemplo, allá están los padres de las más de 200 niñas secuestradas que no saben nada de sus hijas. Desde hace dos años. Solo porque las enviaron a la escuela.
Trátese de Merkel, Putin, Trump o Bush: cada quien tiene su propio estilo de hacer política y también reacciona de forma diferente a la sátira.
Imagen: ZDF Neo Magazin Royale
Angela Merkel
Durante el apogeo de la crisis del euro, muchas revistas y periódicos griegos retrataron a la canciller alemana, Angela Merkel, con símbolos nazis. En la portada que se puede ver en la imagen, la revista satírica "Mystiki Ellada" mostró en 2012 a Merkel vestida con el uniforme de soldado del Ejército de la Alemania nazi. En ningún momento la canciller sopesó proceder legalmente contra el medio.
Imagen: picture-alliance/Rolf Haid
Vladímir Putin
Las fotos vacacionales del presidente ruso, Vladímir Putin, sirven de inspiración a humoristas satíricos de todo el mundo. Desde que el hombre fuerte del Kremlin se dejó fotografiar montando a caballo a pecho descubierto, el torso desnudo del presidente es un motivo muy popular, por ejemplo en el Carnaval de Colonia de 2015.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Weihrauch
Donald Trump
El precandidato presidencial republicano Donald Trump es el blanco predilecto de muchos caricaturistas y humoristas. No obstante, el magnate es muy sensible a las críticas. El periódico Boston Globe publicó un encabezado ficticio, en el que hace parodia de las propuestas del precandidato en torno a la política de inmigración. Trump calificó al diario de “estúpido” y “despreciable”.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/The Boston Globe
Kim Jong-Un
El dirigente comunista de Corea del Norte no tiene mucho sentido del humor. Para impedir que la película satírica “La entrevista” se estrenara en 2012 en los cines estadounidenses, el régimen norcoreano lanzó una serie de ataques cibernéticos. Los estudios cinematográficos Sony fueron hackeados, y también se registraron muchas amenazas de atentados contra cines estadounidenses.
El expresidente estadounidense George W. Bush es uno de los políticos que más ha inspirado a los cómicos en Estados Unidos. La supuesta falta de intelecto del exmandatario de origen tejano ha sido motivo de burla por parte de los humoristas.
Imagen: Getty Images/M. Tama
Jaroslaw Kaczynski
A principios de año, un carro alegórico del desfile del Carnaval de Dusseldorf provocó tensiones diplomáticas entre Alemania y Polonia. Esta es representada como una mujer maltratada y pisoteada por el líder del partido de los nacionalconservadores, Jaroslaw Kaczynski. El ministro de Relaciones Exteriores polaco dijo que el carro mostraba el “desprecio hacia Polonia y los políticos polacos”.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Gambarini
Benjamín Netanjahu
El primer ministro israelí suele ser objeto de burla del programa de televisión “Eretz Nehederet” (Un país hermoso). En esta escena, los cómicos hacen una parodia de las negociaciones entre el jefe de Estado de Israel y la organización palestina Hamás. No obstante, Netanyahu nunca se ha indignado. Al contrario, en 2013 visitó el programa como invitado estelar.
Imagen: Getty Images/AFP/J. Guez
Winston Churchill
La sátira política tiene una larga tradición: esta caricatura británica de 1915 muestra a Winston Churchill, que en aquel entonces era ministro de Marina, como un Aquiles desaliñado en la guerra de Troya. El dibujo que lleva el título “La lucha de los barcos” hace alusión a la guerra marítima por los Dardanelos, que perdió Churchill.
Imagen: picture-alliance/akg-images
Hugo Chávez
El difunto expresidente venezolano Hugo Chávez tampoco se salvó de la sátira, como se puede apreciar en esta caricatura de 2012. Muchas personas cercanas al exmandatario aseguran que tenía un excelente sentido del humor y que sus bromas estaban cargadas de metáforas. Por ejemplo, se hizo famosa su frase “huele a azufre” con la que se refirió a George W. Bush.
Imagen: Roberto Weil
Jamenei y Carrell
En 1987 una sátira del líder de la revolución iraní, el ayatolá Jamenei, provocó un escándalo en la televisión alemana. El moderador Rudi Carrel había mostrado un montaje fotográfico de Jamenei: durante una visita de Estado a Alemania manifestantes supuestamente lanzan ropa interior contra el ayatolá. Como consecuencia, dos diplomáticos alemanes fueron expulsados de Teherán.
Imagen: picture-alliance/dpa/I. Wagner
Erdogan y Böhmermann
Aún está por verse si el poema del cómico alemán Böhmermann sobre el presidente turco llevará a una crisis diplomática parecida a la de 1987. Está claro que no es la primera ni la última vez que la sátira política provoca tensiones diplomáticas a nivel internacional.