En Kazajistán se habla de la paz en Siria. Entre los representantes del gobierno y de los rebeldes están las delegaciones de Rusia, Irán y Turquía, las tres potencias que también tienen interés en el futuro del país.
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Cientos de miles de muertos, varios millones de desplazados, amplias regiones del país reducidas a cenizas... los habitantes de Siria esperan que la guerra en su país, que ya está cerca de cumplir seis años, termine pronto. En gran medida, esto dependerá de lo que diga Rusia en las próximas semanas.
Astaná sentará las bases
Las negociaciones en Astaná marcan el apogeo de la participación rusa en este conflicto. El presidente Vladimir Putin ha reforzado la posición de su par sirio Bashar al Assad por intermedio de cientos de ataques aéreos contra posiciones rebeldes. Así también frustró las ambiciones de la oposición de derrocar militarmente al gobernante. Putin no tiene nada personal a favor de Assad, pero al salvar al régimen de Damasco, el mandatario ruso quiere asegurar la lealtad de Siria como aliado en Medio Oriente.
Pero debido a que la operación militar rusa en Siria está resultando demasiado onerosa, parece que ahora Putin pretende buscar una salida política al conflicto. Él sabe que no habrá una solución militar y, si la hubiera, sería a un precio demasiado elevado para el fisco ruso. Por eso invitó a negociar la paz en Astaná. Allí se sentaron las delegaciones del gobierno sirio junto a los líderes de los grupos armados. Pero solo comandantes, ningún político opositor.
Putin busca reforzar el frágil alto el fuego. Y para ello debe facilitarse un regreso a las negociaciones políticas, como las del próximo mes en Ginebra, bajo el auspicio de Naciones Unidades. Por tanto, que Putin no entienda a Astaná como una contrapropuesta a Ginebra es algo muy razonable.
Putin debe controlar a Assad
El comienzo de las conversaciones, sin embargo, se ha visto dificultado por el hecho de que la fuerza aérea siria sigue bombardeando objetivos en el país, casi como si no existiera ningún alto el fuego. Siempre el gobierno se justifica diciendo que su plan se concentra en los llamados "terroristas", Estado Islámico y el antiguo Frente al Nusra, que no están considerados en la tregua. Pero hay fuertes sospechas de que en realidad Al Assad quiere trabar el alto el fuego, pues sabe que mientras se siga combatiendo, no comenzarán unas negociaciones políticas que pondrán su futuro en el poder sobre la mesa.
Putin ya lo sabe: si quiere asegurar a través de un proceso político el éxito militar alcanzado en Siria, deberá poner atención a que la reunión de Astaná sea exitosa. Para ello deberá ocuparse de que Al Assad hoy más que antes se atenga al cese de las hostilidades. Putin tiene la influencia necesaria para ello, pues sin su apoyo y el de otros poderes internacionales, Al Assad estaría rápidamente acabado.
Si tras el encuentro de Astaná la fuerza aérea siria sigue actuando como si nada, nuevamente la violencia en Siria alcanzará los niveles que había antes del cese el fuego. Que el conflicto finalmente llegue a término depende en gran medida de Putin.
Autor: Karsten Kühntopp
La cruenta batalla de Alepo
La ciudad, antaño eje comercial sirio, se ha convertido en un descampado donde aún habitan miles de personas sometidas a los avatares de una guerra sanguinaria.
Imagen: Getty Images/AFP/G. Ourfalian
Al comienzo fueron protestas pacíficas
Como en muchas otras ciudades de Siria, en Alepo el malestar ciudadano por la conducción del país estalló a comienzos de 2011. Numerosas protestas contra el régimen de Bashar al Assad y las violaciones a los derechos humanos, además del desgaste de un liderazgo cuestionado, propiciaron el escenario perfecto para un alzamiento popular.
Imagen: dapd
Primeros ataques armados
Esta imagen de la localidad de Homs muestra los efectos de los primeros ataques contra las fuerzas del Gobierno en el país. En Alepo, a comienzos de febrero de 2012, 28 personas perdieron la vida en escaramuzas con artillería entre fuerzas rebeldes, aún mal organizadas, y las tropas del Ejército de Siria.
Imagen: Reuters
La metamorfosis
En esta imagen, civiles y uniformados protestan contra Al Assad. Los uniformados son miembros del Ejército Libre de Siria, agrupación rebelde conformada por soldados desertores del Ejército sirio. Las banderas que flamean no son las del país, sino las de la oposición. Lentamente se monta el escenario para la dura guerra civil que marcará al país por los próximos años.
Imagen: Reuters
Surgen las armas
Soldados del Ejército Libre de Siria patrullan en el barrio de Salahadin, uno de los primeros de Alepo en caer en manos de las fuerzas rebeldes. La imagen es de agosto de 2012. Lentamente el Gobierno de Al Assad comenzaba a perder el control sobre el territorio de la mayor ciudad de Siria. Al mismo tiempo, los insurgentes lanzaban ofensivas contra Damasco.
Imagen: Reuters
Ayuda internacional
Apremiado por la situación interna, el presidente Bashar al Assad comenzó a buscar ayuda en el exterior. Los primeros en acudir a su lado fueron los iraníes. En la imagen, el entonces ministro de Exteriores persa, Ali Akbar Salehi, saluda al mandatario sirio en Damasco. Irán ha aportado tropas y asesores militares, vitales para la recuperación del Ejército de Siria.
Imagen: Reuters
Momento de tranquilidad
Desde el comienzo oficial de la llamada "Batalla de Alepo", el 19 de julio de 2012 tras una ofensiva rebelde, ha habido sucesivos remansos de paz. Como éste, declarado por un día de celebración musulmán a fines de octubre de 2012, aprovechado por la gente para comprar comida en el norte de la ciudad.
Imagen: AFP/Getty Images
Cascos blancos recuerdan a sus colegas
Ante la falta de organizaciones "oficiales", Alepo ha debido reconstruir sus instituciones. Una de las más conocidas es la de los "cascos blancos", voluntarios que rescatan a las víctimas de los bombardeos y cuyo nombre llegó a sonar como candidato al Premio Nobel de la Paz. En la imagen, recuerdan a sus miembros caídos en cumplimiento del deber.
Imagen: Reuters
Caos, terreno fértil
El caos en el que se ha visto sumido el país, especialmente Alepo, ha sido caldo de cultivo para que tomen fuerza distintos grupos armados. El más conocido es Estado Islámico, que lucha contra el Ejército de Siria y contra los rebeldes. Otros grupos son el Ejército Libre de Siria, el Frente al Nusra y las fuerzas kurdas.
Imagen: picture alliance/ZUMA Press/M. Dairieh
Víctimas inocentes
Como siempre en la guerra, los niños son los más afectados. Los bombardeos incesantes, primero de la aviación siria y luego de la rusa, han reducido la ciudad a escombros, muchas veces con sus habitantes dentro. Esta imagen, icónica por lo cruda, es la del niño Omran Daqneesh, de cinco años, herido tras un ataque ruso.
Imagen: picture-alliance/AA/M. Rslan
Con una ayuda de mis amigos
Rusia apoya desde septiembre de 2015 a las tropas de Al Assad, marcando un giro en la guerra. Desde entonces, el Ejército avanza sobre las zonas rebeldes. Esos triunfos han sido a costa de la ciudad y sus vecinos, que ahora viven en un cementerio de edificios. Pero, pese a la adversidad, siempre habrá un minuto de inocencia, para tomarse un respiro y jugar. Aunque sea en medio de la destrucción.