El mantra de "mantener el diálogo con Rusia" ya no tiene sentido. Alemania necesita un nuevo concepto para tratar con el autocrático presidente ruso Vladimir Putin, opina Andrey Gurkov, editor de DW.
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El énfasis de la canciller alemana Angela Merkel en la importancia del diálogo durante su conferencia de prensa del viernes con el presidente ruso Vladimir Putin fue conspicuo. Repetidamente usó frases como "hablar unos con otros" y "mantener abiertos los canales de comunicación". Además, señaló que descartar esto no era una opción.
Uno tenía la impresión de que Merkel estaba tratando de explicar, incluso justificar, por qué en las últimas semanas de su cancillería (y en un momento en que su partido Unión Demócrata Cristiana, CDU, podía usarla desesperadamente en la campaña electoral) había gastado un día de trabajo para volar a Moscú y tener conversaciones infructuosas con el presidente ruso, algo que se haría evidente en la rueda de prensa.
Macron y Draghi llamaron, Merkel fue en persona
Por supuesto, es posible que se hayan alcanzado acuerdos discretos en conversaciones a puerta cerrada sobre Afganistán. Rusia tiene buenas relaciones con los talibanes y una embajada completamente intacta en Kabul. Eso podría ser útil para Alemania y la UE cuando se trata de asistencia diplomática y logística para evacuar al personal local. Pero también es algo con lo que podría haber lidiado por teléfono, como lo hicieron el presidente francés Emanuel Macron y el primer ministro italiano Mario Draghi, quienes llamaron a Putin el día antes de que Merkel viajara a Moscú.
Además, Afganistán se incluyó en la agenda después de los hechos. Había una serie de otros problemas sobre la mesa cuando se planificó y anunció originalmente el viaje de Merkel: el conflicto en el este de Ucrania, la situación en Bielorrusia y el tránsito continuo de gas a través de Ucrania tras la finalización del gasoducto Nord Stream 2. Este último tema, según Berlín, era especialmente importante para la canciller. De hecho, Merkel continuará su viaje con una visita a Kiev este domingo 22 de agosto.
Angela Merkel, 16 años gobernando Alemania
Angela Merkel es canciller de Alemania desde 2005. Ha liderado cuatro gobiernos y es más popular que nunca. Les mostramos aquí la trayectoria de una de las políticas más influyentes del mundo.
Ya no es la "niña" de Helmut Kohl
El canciller Helmut Kohl llamó una vez de manera paternalista a Merkel la "niña". Ella ya hacía ya tiempo que destacaba por sí sola en 2001, cuando la CDU estaba en la oposición y Merkel era la líder del partido. Su gran día llegó en 2005.
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Victoria electoral por poco
Elecciones parlamentarias 2005: la victoria electoral de la CDU y la CSU sobre el SPD, con el canciller Gerhard Schröder en el poder, fue por poca diferencia. La CDU, con la candidata a canciller Angela Merkel, también obtuvo el peor resultado desde 1949. No fue una óptima situación de partida para la recién estrenada canciller, pero se repuso rápido.
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La nueva canciller
Finalmente, la Unión Cristianodemócrata y el Partido Socialdemócrata unieron fuerzas para formar una gran coalición. Schröder felicitó a la recién nombrada canciller Angela Merkel, quien el 22 de noviembre de 2005 fue elegida canciller en el Bundestag: la primera mujer, la titular más joven, la primera de Alemania del Este y la primera científica.
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Anfitriona relajada
En la cumbre del G8 de 2007, recibió a los jefes de gobierno en el balneario báltico de Heiligendamm y bromeó con el presidente estadounidense George W. Bush (izquierda) y el presidente ruso, Vladimir Putin. En términos geopolíticos, un mundo mucho más sano de lo que es hoy.
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Juego de colores y estados de ánimo
Todo depende del color de la chaqueta. El color de sus pantalones suele ser oscuro. Lo que cambia es la chaqueta. Dependiendo del color, los entendidos creen que pueden saber en qué estado de ánimo está la canciller o qué mensaje está tratando de transmitir.
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¡Estos niños grandes!
Política europea en otoño de 2008: Angela Merkel solo tiene una leve sonrisa para los dos machos del escenario político europeo, el expresidente francés Nicolas Sarkozy (sentado) y el exprimer ministro italiano Silvio Berlusconi. Ella ascendió rápidamente y se convirtió en la número uno indiscutible en la UE al comienzo de la crisis financiera.
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Ayuda y austeridad
Las deudas de muchos países europeos aumentaron, el euro estaba en peligro. Merkel aceptó ofrecer una amplia ayuda, pero a cambio exigió medidas de austeridad en los países afectados. Esto trae recuerdos amargos, especialmente en Grecia. Los periódicos griegos veían paralelismos con la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial.
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No le gustan las tribunas
Ella no domina el don de la oratoria. No le gusta estar entre la multitud. A menudo parece frágil y explica muy poco su política. Pero su manera sobria, pragmática y modesta agrada a muchos. De lo contrario, hoy no estaría al frente del cuarto mandato.
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La "mami"
En algún momento, la gente empezó a llamarla "Mutti", la madre de la nación. Eso es un poco burlón, o incluso cariñoso y pasado de moda. En la actualidad, ningún niño llama a su madre "Mutti". La madre se preocupa, no hay que tener miedo con ella. La desventaja es que con mamá, los niños siempre siguen siendo niños. No a todo el mundo le gusta esto.
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"Lo lograremos"
Ninguna frase suya ha polarizado tanto como "lo lograremos". Cuando mantuvo las fronteras abiertas para los refugiados y migrantes en 2015/16, fue venerada casi como una santa por algunos y severamente criticada por otros. La división en la evaluación de su política de refugiados continúa hasta el día de hoy.
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"Persona del año" 2015
La revista "Time" nombró a Merkel "Persona del año" en 2015, incluso "Canciller del mundo libre" por su liderazgo en situaciones difíciles, desde la crisis de la deuda hasta la crisis de refugiados.
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Entre mujeres
Ella es la primera mujer canciller. Para ella este asunto nunca supuso un tema político a tratar. Sin embargo, algunas mujeres han tenido una carrera destacada gracias al apoyo de Merkel, ya sea (desde la izquierda) Annegret Kramp-Karrenbauer (presidenta de la CDU y ministra de Defensa), Ursula von der Leyen (presidenta de la comisión de la UE) o Julia Klöckner (ministra de Agricultura).
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Razones de estado
Merkel es una mujer discreta. Ella guarda silencio sobre lo que piensa política o personalmente de los jefes de gobierno difíciles, expresando a lo sumo opiniones muy vagas. El trato con ellos se debe a razones del estado.
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Angela Merkel compra ella misma en el supermercado
Ella sabe lo que cuesta un litro de leche. Angela Merkel no ha cambiado sus costumbres después de años como jefa de gobierno. Visitó un supermercado de Berlín aquí en 2014 con su invitado estatal chino Li Keqiang, pero también se la ve comprando sola.
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Símbolo de confianza
No está del todo claro de dónde sacó Merkel su famosa posición de manos. Ella misma dice que la postura del diamante la ayuda a mantener recta la parte superior del cuerpo. No hay más mensajes, según ella. En cualquier caso, los estrategas del partido de la CDU utilizaron el diamante en la campaña electoral federal de 2013 en este cartel de gran tamaño para transmitir confianza y tranquilidad.
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La vida de privada de la canciller
Poco se sabe de la vida privada de Merkel. No revela mucho al respecto y tal vez a la gente tampoco no le importe. Sabemos, por ejemplo, que Merkel y su marido Joachim Sauer, físico como ella, pasan la Semana Santa en la isla italiana de Ischia durante años. Este año no fue posible.
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Y llegó el coronavirus
La pandemia ha cambiado muchas cosas en Alemania, no solo los rituales vacacionales de la canciller. La actitud seria y objetiva de Merkel ha sido en parte criticada. Pero con su gestión de la pandemia también ha logrado nuevos récords de popularidad.
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Pronto dejará la cancillería
Hace dos años anunció que no quería postularse nuevamente para las elecciones de otoño de 2021. Pero hasta entonces quiere permanecer en el cargo. Ella habría gobernado durante casi 16 años, solo un poco menos que Helmut Kohl, el poseedor del récord anterior en la cancillería alemana.
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Sin progreso en cuestiones clave
Pero no se anunció ningún progreso en ninguno de esos puntos en la conferencia de prensa del viernes. Todo lo contrario: uno tenía la impresión de que la actitud de Putin se había vuelto aún más inflexible y que está menos interesado en el compromiso de política exterior que en impulsar despiadadamente su agenda, como lo hace en casa.
Por lo tanto, parece que Merkel no obtuvo nada de Putin que pudiera ayudarla en las conversaciones de seguimiento con el presidente ucraniano Volodimir Zelensky. En cambio, Putin, siempre el estratega astuto, en realidad se las arregló para debilitar su posición en Kiev al pedirle públicamente a la canciller que presionara a los líderes ucranianos sobre el acuerdo de paz de Minsk para el este de Ucrania. Al hacerlo, hábilmente hizo que pareciera que ella era una especie de defensora de los intereses rusos.
Gran revés para el tránsito de gas a través de Ucrania
Merkel también se vio obligada a aceptar un revés especialmente duro con respecto a la continuación del transporte de gas ruso a través de Ucrania, un tema que discutió extensamente con el presidente estadounidense Joe Biden cuando visitó Washington en julio. La continuación del tránsito a través de Ucrania está diseñada para aplacar la oposición de Ucrania, Estados Unidos y Europa del este al gasoducto ruso-alemán Nord Stream 2. Si Rusia continuara bombeando gas a la UE a través de la vecina Ucrania, no solo proporcionaría a Kiev los ingresos que tanto necesita, sino que también funcionaría como un tipo de seguro contra la agresión rusa.
Pero Putin también fue más astuto que la canciller aquí e inteligentemente intercambió los papeles. Aunque el mandatario se comprometió a respetar las obligaciones contractuales rusas hasta finales de 2024, dijo después que las entregas a través de Ucrania dependerían directamente de cuánto gas ruso "nuestros socios europeos" quieran comprar. Con eso, el hombre fuerte del Kremlin arrojó el destino del tránsito ucraniano al regazo de la UE de manera demostrativa, esencialmente al decirle al bloque que cuanto más comprara a Gazprom y, por lo tanto, desacelerara su transición de los combustibles fósiles, más posibilidades tenía Ucrania de entregar gas al continente. Sin embargo, el más moderno Nord Stream 2 seguirá siendo el principal modo de suministro de gas ruso simplemente porque, como enfatizó el presidente Putin, es mucho más amigable con el medio ambiente que la red ucraniana de gasoductos.
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Alemania necesita un nuevo enfoque de la política rusa
Como era de esperarse, el viaje hizo poco por cambiar el destino del líder opositor ruso encarcelado Alexei Navalny. Merkel pidió una vez más su liberación. Putin una vez más lo etiquetó como un criminal y se negó a llamarlo por su nombre. Se podría decir que ambas partes mantienen el diálogo. Al menos Reino Unido y Estados Unidos observaron el aniversario del envenenamiento de Navalny con nuevas sanciones contra siete agentes rusos de inteligencia involucrados en el incidente: la canciller no tenía nada de eso bajo la manga cuando llegó a Moscú.
A pesar de las flores y el lenguaje florido que derramó sobre Merkel y la pompa con la que Putin animó su visita de despedida, el viaje de la canciller dejó claro que el autócrata del Kremlin está cada vez menos interesado en lo que Alemania quiere o necesita. Por lo tanto, el viaje de Merkel probablemente marca el final de una era política definida por el mantra "mantener el diálogo con Rusia". El status quo simplemente ya no funcionará. Alemania necesita un nuevo concepto para su política sobre Rusia, uno que debería privilegiar la consecución de objetivos realistas y no hablar.
(rr/mn)
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Se estima que serán seis los partidos con representación parlamentaria tras las elecciones del 26 de septiembre. Acá les mostramos a sus principales candidatos, quienes actuarán como portavoces durante la campaña.
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Armin Laschet es el presidente de la Unión Cristianodemócrata y es, además, ministro presidente de Renania del Norte-Westfalia, el estado más poblado de Alemania. Los conservadores tendieron a subestimar a este hombre de 60 años, conocido por defender la integración. Sus instintos liberales lo han llevado a tener que comerse sus palabras más de una vez, especialmente durante la pandemia.
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Annalena Baerbock (Los Verdes)
Con 40 años, Annalena Baerbock es la copresidenta de Los Verdes desde 2018. Abogada licenciada en Derecho Público Internacional en la London School of Economics, sus partidarios la ven como una mujer segura, cercana, carismática y con un agudo olfato para captar los detalles. Sus oponentes le echan en cara, en cambio, su inexperiencia en cargos de gobierno.
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Olaf Scholz (SPD)
Los socialdemócratas han perdido capacidad de arrastre y eso queda claro elección tras elección. Esta vez decidieron presentar a un candidato realista en lugar de uno radical. El ministro de Finanzas Olaf Scholz, exalcalde de Hamburgo y vicecanciller, es visto como tecnócrata y parco. Muchos en el SPD ven a este hombre de 62 años como alguien poco indicado para conquistar nuevos votantes.
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Christian Lindner (FDP)
El liberal Christian Lindner, de 42 años, se unió al FDP cuando solo tenía 16, y es el jefe del partido desde 2013. Oficial en la reserva de la Fuerza Aérea e hijo de un profesor, nació en Wuppertal (Renania del Norte-Westfalia) y estudió Ciencias Políticas. Lindner espera unirse a una coalición gobernante tras las elecciones y su opción preferida es una alianza con los conservadores (CDU/CSU).
Dietmar Bartsch (de 63 años) y Janine Wissler (de 39) se complementan. Bartsch es de Alemania Oriental, un pragmático que lidera su grupo parlamentario desde 2015. Más a la izquierda se ubica Wissler, oriunda de la Alemania Federal y copresidenta del partido desde febrero. Representa posiciones más radicales y defiende el fin de las misiones militares en el extranjero y de la exportación de armas.
El copresidente Tino Chrupalla, de 46 años, se unió a Alternativa para Alemania (AfD) en 2015 atraído por su postura antiinmigración. Este pintor y decorador de Sajonia es diputado desde 2017 y miembro del ala más derechista, aunque aboga por un lenguaje de campaña moderado. Alice Weidel, una economista de 42 años, es la cojefa de AfD en el Parlamento. En el partido la tildan de poco comprometida.