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Opinión: El lugar de Puigdemont es un tribunal español

3 de abril de 2018

El teatro en torno al expresidente catalán continúa: Carles Puigdemont debería dejar extraditarse voluntariamente por Alemania y asumir junto con sus aliados su responsabilidad, opina Bernd Riegert.

Spanien Madrid Oberster Gerichtshof
Imagen: DW/Viktor Cherezki

Dejando de lado la histeria que rodea al expresidente regional Carles Puigdemont y fijándose simplemente en los hechos, no quedo mucho del supuesto "preso político" y autoproclamado mártir de la independencia catalana. Carles Puigdemont, quien ha sido relevado de su cargo en el gobierno, es un ciudadano normal a quien los fiscales en Madrid acusan de delitos graves. Es buscado con orden de arresto europeo que ahora se aplica en Alemania.

Esto ocurre cada año unas 15.000 veces en la Unión Europea. De hecho, solo alrededor de la mitad de los arrestados son extraditados. En Alemania, la tasa es estadísticamente aún mucho menor. El autoproclamado héroe independista catalán tiene una buena probabilidad de no ser extraditado.

El Tribunal Regional Superior del estado federado de Schleswig-Holstein examinará ahora la solicitud de extradición presentada por el fiscal. Es un proceso normal y corriente y no hay necesidad de alarmarse. Ahora se requiere confianza en el Estado de derecho y sus órganos. Por supuesto, el ciudadano de la Unión Europea Carles Puigdemont también puede tomar medidas legales y defenderse contra su extradición. Ese es su derecho. Pero cierto, lo sigue siendo: no se trata de un caso especial.

Puigdemont trata de escabullirse

Los crímenes de los que se le acusa justifican la extradición. Así el líder de los separatistas podrá enfrente un juicio justo en España. Puigdemont huyó y se escapó de la Justicia.

También podría llamársele cobarde porque se fugó a Bélgica y abandonó a muchos de sus seguidores en Cataluña. Para cualquier otro presunto delincuente es normal que lo juzguen ante un tribunal, ¿pero no para Carles Puigdemont?

Bernd Riegert, corresponsal de DW en Bruselas.

Sus alianzas en el extranjero son bastante extrañas. En Bélgica es cortejado por los nacionalistas flamencos y separatistas. A Finlandia lo invita un diputado raro de Laponia. En Alemania ya fue visitado por el cofundador y exjefe del partido populista de derecha alemán AfD, Bernd Lucke. Puigdemont, a quien rodea un aura de inocencia, sabe atraer la atención de los medios.

Marketing efectivo

Da discursos, viaja por Europa, se deja llamar "presidente" y provoca de esa manera a la Justicia española. No sorprende que la orden de arresto europea ahora haya sido renovada. En realidad se adapta perfectamente a su manejo de los medios. Si se hubiese quedado en Bruselas disfrutando silenciosamente de su exilio, ninguno se hubiese interesado más por él.

Es desconcertante ver cómo el partido La Izquierda en Alemania y Los Verdes en el parlamento europeo se dejan manipular por el separatista catalán. Su solicitud al gobierno en Berlín de interferir directamente en el caso de Puigdemont es aventurero. Los izquierdistas y los verdes aparentemente no entienden cómo funciona el Estado de derecho.

Puigdemont, que celebró un referéndum ilegal y luego proclamó inconstitucionalmente la independencia de Cataluña, debe justificarse ante un tribunal en España. Pero si la Justicia alemana decide no extraditarlo, también hay que aceptarlo. La ley debe prevalecer y no la propaganda política de una u otra parte.

Autor: Bernd Riegert (GG/VT) 

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