Opinión: el mundo necesita menos Trump y más Europa
Max Hofmann
21 de septiembre de 2017
Donald Trump amenaza la paz mundial. Juega con fuego con Corea del Norte e Irán, lo que profundiza las diferencias con Europa. De esta podría aprender mucho, opina Max Hofmann.
Publicidad
Cuando Donald Trump se ocupa de temas de política exterior, por ejemplo, Corea del Norte o Irán, a los aliados de EE. UU. se les ponen los pelos de punta. Sobre todo a Europa.
Luego de años de preparativos y 20 meses de negociaciones, el 14 de julio de 2015 se firmó un acuerdo nuclear con Irán. La comunidad internacional renunció a sanciones; Irán, a construir la bomba atómica. Desde entonces, el Organismo Internacional de Energía Atómica inspeccionó ocho veces las instalaciones nucleares iraníes. Y constató que Irán cumple con lo acordado.
Ahora viene Donald Trump y amenaza con hacer añicos el mayor éxito diplomático internacional de las últimas décadas. ¿Por qué? Por una descabellada promesa electoral. Además, mezcla el caso de Corea del Norte con el de Irán. Algo que Europa nunca haría. Porque sabe qué desastrosas consecuencias tendría anular el acuerdo con Irán: la desestabilización del Oriente Próximo, una reorientación de Irán hacia China y Rusia y un fortalecimiento de las fuerzas antioccidentales en el país.
Rumbos divergentes
¿Qué puede hacer la Unión Europea? Reafirmar el acuerdo, tal como lo anunció ya Federica Mogherini, la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. En la práctica, eso puede significar que Estados Unidos vuelva a imponer sanciones a Irán, pero la UE no: un claro rumbo de enfrentamiento. Simultáneamente, Occidente perdería su unidad moral y política. Y se debilitaría enormemente. Si EE. UU. y la UE ya no son capaces de actuarjuntos, nadie los tomará en serio en el futuro.
Europa debe intentar convencer a Trump de que anular el acuerdo con Irán es un mal negocio. Los éxitos de los últimos años deberían hablar por sí mismo. Pero se sabe que los hechos reales ya no cuentan en la Casa Blanca. En el caso del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, la UE intentó convencer a Trump de que no se retirara. Sin éxito. Pero este caso es diferente: se trata de un eventual retorno a la Guerra Fría, o incluso caliente, en una región de por sí sumamente volátil. La situación podría empeorar rápidamente.
Una rimbombante retórica
En lo que respecta a Corea del Norte, las perspectivas son más oscuras aún. La influencia de la UE es menor. La exigencia europea de apostar exclusivamente por medios políticos y diplomáticos sucumbe ante la rimbombante retórica atómica de Donald Trump y Kim Jong Un. No obstante, Europa no tiene otra opción. También en este caso queda claro cuán profunda es la grieta que se abrió entre Europa y Estados Unidos.
Pero Donald Trump deberá inspirarse en Europa si realmente quiere conservar la paz mundial, tal como dijo ante la Asamblea General de la ONU. Sus amenazas contra Irán y Corea del Norte pueden arrastrar al mundo al abismo. El enfoque europeo puede parecer de bajo perfil, pero es el único que ha funcionado realmente en los últimos años.
Estados Unidos lo ha intentado ya varias veces con medios militares: en Libia, Irak y Afganistán, con resultados en parte desastrosos. Por eso, las amenazas de guerra de Trump, unidas a la exigencia de renegociar el acuerdo con Irán suenan amenazantes y, al mismo tiempo, huecas a oídos europeos. Para negociaciones equilibradas y complejas le faltan al hombre airado en la Casa Blanca tanto la paciencia, como los expertos y las capacidades. Todo eso lo tiene Europa.
Historia de la Revolución Islámica (02.2018)
A comienzos de 1979 fue derrocado el último shá de Persia, Mohammad Reza Pahlevi. Los invitamos a recordar ese suceso en esta galería de imágenes.
Imagen: akairan.com
Regreso a Teherán
El 1º de febrero de 1979, el Ayatolá Jomeini volvió de su exilio parisino hacia Teherán y fue recibido con júbilo por la gente. Durante años, criticó al sha de Persia y a su élite política debido, según el Ayatolá, a la represión de personas que pensaban diferente, por la fuerte “occidentalización” de Irán y por su estilo de vida lujoso y decadente.
Imagen: akairan.com
Esperando al líder religioso
Cerca de cuatro millones de iraníes celebraron la llegada de Jomeini en las calles de Teherán. Las manifestaciones masivas en contra del sha de Persia ya llevaban cerca de un año. Desde agosto de 1978, las huelgas generales de la oposición paralizaban la economía del país.
Imagen: Getty Images/Afp/Gabriel Duval
El sha abandona Persia
Ya el 16 de enero de 1979, el sha Reza Pahlevi había abandonado Irán. Poco antes, en la conferencia de Guadalupe, había perdido el apoyo de los gobiernos occidentales, que estaban a favor de un diálogo con Jomeini. El presidente estadounidense Jimmy Carter le ofreció al sha permanecer en EE. UU., lo que este aceptó.
Imagen: fanous.com
El fracaso del primer ministro
El sha había nombrado a Schapur Bachtiar, uno de los líderes del opositor Frente Nacional (FN), como primer ministro interino para tranquilizar a sus rivales, pero sin éxito. Bachtiar fue excluido de su partido porque aceptó el cargo. Los otros miembros del FN ya habían acordado trabajar solo con Jomeini.
Imagen: akairan.com
Discurso en el cementerio
Jomeini dijo a su llegada a Teherán que no reconocía el gobierno de Bachtiar. Desde el aeropuerto viajó al cementerio central de la capital iraní, donde pronunció un discurso ante cientos de miles de personas. Le quitó legitimidad a la monarquía y al Parlamento, y anunció que tomaría el Gobierno de Irán en sus manos.
Imagen: atraknews.com
Disturbios en todo el país
En Teherán y otras ciudades de Irán se produjeron violentos enfrentamientos entre los revolucionarios y los adeptos al sha de Persia. Los disturbios eran graves y el Ejército declaró un toque de queda, pero casi ningún iraní hizo caso.
Imagen: akairan.com
Primer ministro de la transición
El 5 de febrero de 1979, Jomeini nombró a Mehdi Bazargan, del Frente Nacional, como primer ministro de la transición. Parecía que el clero iba a cooperar con la oposición, de corte liberal. Sin embargo, pronto se produjeron conflictos entre ambas partes y Bazargan renunció el 5 de noviembre de 1979 como respuesta a la toma de rehenes en la embajada de EE. UU. en Teherán, tolerada por Jomeini.
Imagen: akairan.com
El pueblo iraní festeja
Luego del nombramiento de Barzagan, miles de personas salieron a la calle para apoyar al gobierno de transición. El Ejército anunció que no se inmiscuiría en la lucha por el poder, con lo cual Schapur Bachtiar perdió todo el respaldo. Tuvo que huír de su casa, perseguido por adeptos de Jomeini que estaban armados. En abril de 1979 se exilió en Francia.
Imagen: akairan.com
Saludo militar
Una unidad de élite de la Fuerza Aérea iraní saluda al ayatolá Jomeini. La Fuerza Aérea iraní tuvo un rol central en la victoria de la revolución porque dio acceso a los ciudadanos a sus depósitos de armas. El 9 de febrero se produjo un último levantamiento de la Guardia Imperial, que atacó una base del Ejército.
Imagen: Mehr
Derrocamiento de la monarquía
Las luchas armadas entre la Guardia Imperial y la población iraní aumentaron y el 11 de febrero de 1979 el caos reinaba en todo Irán. Los revolucionarios ocuparon el Parlamento, el Senado, el canal estatal de televisión y otros organismos estatales. Poco después se dio a conocer que la monarquía había sido derrocada. En Irán se festeja el 11 de febrero como el “Día de la Revolución Islámica”.