La canciller Merkel y su ministro de Finanzas visitaron París. Los gestos hacia Macron se hacen esperar y desde el norte soplan vientos de malestar, opina Barbara Wesel.
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El encuentro en París entre la canciller Angela Merkel y el presidente de Francia, Emmanuelle Macron, es el inicio oficial de una amistad que existe, en realidad, desde hace largo tiempo. Pese a ello, Macron busca, al recibir con pompa a Merkel en el Palacio del Elíseo, dar una señal. Sí, porque cuando él asumió el año pasado, para la canciller recién empezaba la campaña. Y en el intertanto, Macron debió demostrar en su propio país la valía de su trabajo, mientras ella tardó seis meses en volver a estar disponible para negociar. En principio, ahora sí ambos pueden empezar.
¿Ahora sí?
Con sus propuestas de reforma para la Unión Europea, Macron alcanzó el estrellato el año pasado. El presidente francés pidió más integración, y solo con ello logró estremecer a los euroescépticos en toda la UE.
Macron propone una reforma fundamental de la zona euro basada en el principio de todos para uno y uno para todos, y quiere convertir el euro en una moneda que se gestione de forma centralizada, con su propio presupuesto, su propio ministro de Finanzas, etcétera. Esta idea fue recibida con escaso entusiasmo por el Ministerio de Finanzas en Berlín.
Incluso la amistad que habría entre el ministro de Finanzas galo con su nuevo colega Olaf Scholz se dejó ver con cierta demora. Para la reunión que tienen programada para la próxima semana no hay nada sobre la mesa y se necesitará tiempo, al menos hasta junio, para presentar los primeros pasos en el proceso de reformas. Lo que comenzó como un impulso visionario de Macron se convirtió de pronto en una sencilla "hoja de ruta", un plan de trabajo.
Lo que queda de las ideas
Con respecto a los planes para la eurozona, está bastante claro que nada queda: no hay ministro de Finanzas del euro, no hay presupuesto ni unión bancaria ni repartición comunitaria de la deuda. En este punto, fue la misma canciller Merkel quien puso trabas: para ella, la responsabilidad principal recae en los estados miembros, y ellos mismos son los encargados de sanear sus bancos.
En la misma línea, el ministro Scholz pidió una gestión presupuestaria adecuada. Si bien se ha manifestado abiertamente amigo de que haya más Europa, ha dejado abierto el debate sobre cuánta más Europa se requiere. Queda la impresión de que Scholz primero abrió un abismo ante sí y después se decidió a dar un paso. Pero, como le dijo a modo de consuelo el francés Bruno Le Maire, la amistad consiste, precisamente, en seguir unidos a pesar de las diferencias.
En principio, los invitados en París decepcionaron. El margen de acción en el que pueden moverse la cristianodemócrata Merkel y el socialdemócrata Scholz parece muy limitado, a pesar de -o quizás a causa de- los acuerdos alcanzados para formar coalición. En Berlín saben que deben ayudar al presidente francés a alcanzar cierto éxito en sus planes europeos, pero estamos lejos de hablar de grandes logros. Quizás al final baste con solo un par de palmazos en la espalda para quedar contentos.
Viento frío del norte
Francia es vista por otros miembros de la Unión Europea como líder de los países del sur, que siempre están ansiosos por salir de las deudas y relajar la disciplina presupuestaria. En contra de ello ya surge una pandilla en el norte. Liderados por el holandés Mark Rutte, daneses, suecos, irlandeses y los países bálticos han dejado en claro que no están dispuestos a solo seguir las indicaciones que se dicten desde París y Berlín.
Cada país debe primero prepararse para enfrentar la crisis, dice Rutte. Y luego aparece la vieja desconfianza contra el eje París-Berlín y su presunto autoritarismo dentro de los 27.
Hacer lo posible
No se trata solo del dinero, sino también de la defensa y la política exterior. Macron tiene a menudo más coraje, e intereses distintos, a los del Gobierno Federal alemán. Equilibrar esas diferencias se vuelve más difícil de lo que inicialmente se pensó.
Sin embargo, ahora la canciller y el presidente deben sacar adelante un par de proyectos que dejen a la vez contentos a sus electores y a los otros miembros de la Unión Europea. Con la crisis global, que va desde la guerra comercial desatada por Donald Trump hasta las agresiones de Vladimir Putin, nadie necesita que, además, haya problemas dentro de la UE. París tiene que contener su ambición y Berlín tener coraje, y entonces ambos podrán atreverse a hacer lo factible. Sobre grandes transformaciones tal vez podamos pensar más adelante.
Autora: Barbara Wesel (DZC/CT)
Los ministros de Angela Merkel
¿Quiénes son los ministros del nuevo gabinete de Merkel? Los miembros socialdemócratas se dieron a conocer esta semana. Los conservadores de CDU y CSU ya habían anunciado sus cargos.
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El trotamundos
Heiko Maas (51, SPD) cambia del Ministerio de Justicia al de Relaciones Exteriores. Siendo titular de la cartera de Justicia, desató un amplio debate con su ley contra el odio en internet, y también recibió muchas críticas. Como ministro de RR. EE. podría ganar popularidad. Hay especulaciones acerca de que el político socialdemócrata será el próximo candidato a canciller del SPD.
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El nuevo después de Schäuble
Olaf Scholz (59, SPD) es el sucesor de Wolfgang Schäuble como ministro de Finanzas. El exalcalde de Hamburgo seguirá las huellas de Schäuble y buscará evitar contraer nuevas deudas. Así está fijado en el acuerdo de coalición, aunque eso no le guste a muchos socialdemócratas.
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A Hubertus Heil le espera mucho trabajo
El antiguo secretario general del SPD Hubertus Heil, de 45 años, será el nuevo ministro de Trabajo y Asuntos Sociales. Este Ministerio (BMAS) dispone de un presupuesto de más de cien mil millones de euros. En consecuencia, es la cartera con los mayores gastos.
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Jóven y del Este
Franziska Giffey (39, SPD), la actual alcalde del barrio de Neukölln, en el Este de Berlin, se convertirá en ministra de Familia. A Giffey se le conoce como defensora de la Ley y el orden. Con esto se hizo un nombre en el barrio, que tiene fama de ser “un vecindario problemático”.
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De ministra regional a federal
Tiene experiencia como ministra a nivel regional. En el estado federado de Renania del Norte-Westfalia, Svenja Schulze (49, SPD) dirigió hasta 2017 el Ministerio de Investigación. La secretaria general de los socialdemócratas en ese estado, sucede a la saliente ministra de Medio Ambiente, Barbara Hendricks.
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La navaja suiza del SPD
La ministra de Familia Katarina Barley (49, SPD) se encargará de la carera de Justicia, que hereda del socialdemócrata Heiko Maas, quien será el próximo ministro de Relaciones Exteriores. Barley aboga por el fortalecimiento de los derechos de las mujeres, y exige que se fomente la igualdad de género en todo los ministerios.
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El arma secreta de Angela Merkel
Merkel siempre pudo confiar en Peter Altmeier (59, CDU), también durante la crisis de los refugiados. Ahora, el antiguo jefe de la cancillería se ocupará del Ministerio de Economía y Energía. Después de la pérdida del Ministerio de Finanzas a manos del SPD, el nuevo ministerio de Altmeier es considerado particularmente importante para la CDU.
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Muy cerca de la canciller
Helge Braun (45, CDU) también es un hombre en el que Angela Merkel confía, según se cuenta en Berlín. Hasta hace poco era secretario de Estado. Ahora se convierte en el sucesor de Peter Altmeier y ocupa el cargo de jefe de la cancillería. La digitalización es el tema fuerte de Helge Braun.
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Continuidad en la Defensa
Ursula von der Leyen (59, CDU) estuvo bajo presión recientemente por el tema del equipamiento y la preparación operacional del ejército. Von der Leyen, quien anteriormente ya fue ministra de Familia durante el gobierno de Merkel, también se baraja como próxima Secretaria General de la OTAN. Ese puesto quedará libre en dos años. Al menos hasta entonces ella seguirá como ministra de Defensa.
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Joven y experta
Julia Klöckner (45, CDU) proviene de Renania-Palatinado en el suroeste de Alemania, un estado federado con mucha agricultura. La presidente adjunta de la CDU está familiarizada con el tema. En el próximo gobierno ella dirigirá el Ministerio de Agricultura.
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Joven, crítico, ambicioso
Jens Spahn (37, CDU) será el nuevo ministro de Salud. Proviene de Renania del Norte-Westfalia y es considerado un crítico de Merkel. Los medios extranjeros lo ven como un posible sucesor de la canciller.
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Siempre hay una sorpresa
El nombramiento de Anja Karliczek (46, CDU) como jefa del Ministerio de Educación fue una sorpresa. La graduada en administración de empresas ganó dos veces seguidas un mandato directo para el parlamento federal. Desde enero de 2017 es directora administrativa del grupo parlamentario conservador CDU/CSU.
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El caso especial de la cultura
La cultura no tiene su propio ministerio en Alemania ya que tradicionalmente es asunto de los estados federados. El gobierno en Berlín solo tiene a una secretaria de Estado. La Comisionada del Gobierno Federal para la Cultura y los Medios seguirá siendo Monika Grütters (56, CDU).
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Un nuevo hogar para el jefe de la CSU
Horst Seehofer (68, CSU), quien hasta hace poco era el primer ministro de Baviera, se convertirá en el nuevo ministro del Interior. Seehofer pretende impulsar una política migratoria más restrictiva.
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Regresando al Ministerio de Transporte
Andreas Scheuer (43, CSU) fue secretario general de su partido. Anteriormente fue secretario de Estado en el Ministerio de Transporte, Construcción y Desarrollo Urbano. Ahora se convierte en titular de esa cartera, que incluye también el tema de la digitalización.
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Müller se queda
Ningún ministro, excepto el de Relaciones Exteriores, viaja tanto por el mundo como el ministro de Desarrollo. Gerd Müller (62, CSU) seguirá al mando de la cartera. La lucha contra las causas de la migración a través del desarrollo es una de sus principales tareas.
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Ella cede, pero se mantiene
"Al menos nos quedamos con la cancillería", bromearon algunos políticos del partido conservador CDU, después de haberse enterado de que la líder del partido, Angela Merkel (63), había entregado el Ministerio de Finanzas al SPD en las negociaciones para formar una gran coalición. De no haberlo hecho, una nueva coalición hubiese sido poco probable.
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