En la próxima cumbre de la UE es de vital importancia encontrar una respuesta paneuropea a la crisis de refugiados. No obstante, a juicio de Christoph Hasselbach, la política de Merkel no es el modelo a seguir.
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En la crisis de refugiados prevalecen dos enfoques: por un lado, deben ser combatidas las causas de la crisis migratoria, por otro, solo puede haber una solución europea. Ambos enfoques son correctos, pero en la mayoría de los casos solo sirven de excusa para evitar tener que tomar decisiones incómodas.
Llevará décadas hasta que se hayan alcanzado estabilidad y bienestar en todos los países en donde los habitantes se ven obligados a huir a causa de guerras, persecución o falta de oportunidades – si es que eso alguna vez se alcanza. Y hasta entonces, habrán fracasado todos los intentos por gestionar el flujo de migrantes de forma paneuropea.
Nunca antes las posturas en la Unión Europea habían estado tan endurecidas. La canciller alemana, Angela Merkel, se ha quedado sola con su política liberal de refugiados. Incluso el primer ministro francés, Manuel Valls, dejó claro que Merkel ya no podrá esperar mucho de ese estrecho aliado.
En un reciente encuesta, tres de cada cuatro alemanes opinaron que el Gobierno alemán ya no controla la situación de los refugiados. Pero sobre todo a nivel europeo es desaprobada, incluso rechazada de forma maliciosa, la política de puertas abiertas de Merkel.
Y mientras la canciller sigue intentando convencer a la UE de la necesidad de una solución conjunta, tendrá que constatar que su autoridad de los tiempos de la crisis económica se ha venido abajo.
Schengen corre peligro
¿Una distribución justa de los refugiados? Muchos europeos están convencidos de que Merkel desató el flujo masivo de migrantes con su generoso gesto de acogida. ¿Un sistema de cuotas fijo? Mientras las fronteras exteriores de la UE sigan siendo permeables, esto equivaldría a un cheque en blanco para una inmigración duradera. ¿Y qué hay del plan de que Turquía mantenga a los refugiados en su país y la UE le pague para ello y reciba continentes de refugiados desde Turquía? El presidente turco ha insinuado que puede abrir las fronteras en cualquier momento y exigir casi cualquier precio.
Asimismo, no hay mucha disposición por parte de la mayoría de los países miembros de la UE a acoger voluntariamente a contingentes, por más pequeños que estos sean.
De momento, lo único que une a los Estados de la UE en esta crisis es el deseo de aislarse, algo que los países miembros organizan cada vez más a nivel nacional o en grupos: hace tiempo que Suecia anunció el fin de su política de inmigración liberal; Austria decidió limitar el número de refugiados que pretende acoger, aceptando de forma consciente que esto genere un efecto dominó en la ruta de los Balcanes; los países del Grupo de Visegrád incluso quieren “ayudar” a Macedonia, que no forma parte de la UE, a cerrar su frontera con Grecia, puesto que Atenas no detiene el flujo de refugiados que se dirige al norte.
Esto llevaría a una expulsión de Grecia del espacio de Schengen, que ya de por sí está muy dañado a causa de los múltiples controles fronterizos. Schengen corre peligro de convertirse en víctima del desacuerdo europeo.
A la UE solo le quedan pocas semanas para reducir notablemente el número de refugiados. Merkel no podrá continuar con su generosa política de refugiados en contra de la gran mayoría de los europeos. Si las puertas de Alemania siguen abiertas, el país tendrá que soportar prácticamente todo el peso por sí solo. Y eso no lo permitirán sus ciudadanos.
También a nivel europeo están en juego muchas cosas. En la UE hay un fuerte interés por solucionar de forma conjunta esta crisis sin precedentes. No obstante, el rumbo de Merkel no puede servir de modelo. Es tiempo de que haya un nuevo paradigma.
Refugiados en Francia: la "Jungla" de Calais
Aumenta el nerviosismo en el campo de refugiados de Calais. Las autoridades francesas planean construir una "zona tapón" entre el campo de refugiados y el Eurotúnel que conecta el continente con Reino Unido.
Imagen: DW/D. Cupolo
Antes del desalojo
Voluntarios ayudan a los refugiados a transportar sus pertenencias. Anteriormente, las autoridades habían prometido a los migrantes la creación de un espacio para su realojamiento. Mediante esta zona, el Gobierno francés pretende bloquear el acceso al Eurotúnel, a través del cual muchos refugiados viajan a Inglaterra. "Les ayudamos a mantener su dignidad", aclara uno de los voluntarios.
Imagen: DW/D. Cupolo
El mar y las oportunidades
Tiendas de campaña frente a la entrada del Eurotúnel. En este punto muchos refugiados intentan subirse a los camiones que van a Gran Bretaña. Un enorme dispositivo policial vela por evitar que los polizones crucen a través del túnel. El joven sirio Mohammed Schakh enumera las opciones: el plan A, cruzar en un camión. El B, hacerlo en un tren. El C, atravesar el Canal de la Mancha en barco.
Imagen: DW/D. Cupolo
Mudanza urgente
El nuevo campo fue establecido el pasado jueves. Eso sí, no se sabe cuándo serán retirados los antiguos asentamientos. Para los refugiados significa mudarse. Alrededor de un centenar de alojamientos ilegales ya han sido trasladados con la ayuda de voluntarios. Hasta el momento se han construido otros 40 refugios "no oficiales".
Imagen: DW/D. Cupolo
Espacio para nuevas tiendas
Los miembros de la asociación "Care4Calais" limpian la zona de maleza y basura. El objetivo es crear espacio para los refugiados. "Cuando viví en Afganistán fueron muy hospitalarios conmigo. Por eso quiero devolverles algo", explica Ruth Boggiuth, una las voluntarias.
Imagen: DW/D. Cupolo
Esperando a que llegue el día
Entre 1.500 y 4.500 habitantes del campamento improvisado se han visto afectados por el reasentamiento. Algunos siguen esperando. "No pienso desmontar y volver a montar mi tienda en otro lugar", dice Saifullah Barat. Este afgano vive desde hace 4 meses en la "Jungla de Calais". "Si la policía quiere desmontar mi campamento, que lo haga. No voy a hacerles frente".
Imagen: DW/D. Cupolo
¿Huellas dactilares? No, gracias.
Las autoridades han establecido un nuevo campamento en las cercanías de Calais. En el asentamiento levantado con contenedores hay espacio para cerca de 2.000 personas. Muchos de los refugiados, sin embargo, rechazan trasladarse a estos alojamientos temporales ya que, con el fin de identificarles, las autoridades exigen una toma de huellas dactilares.
Imagen: DW/D. Cupolo
Francia: ¿una prisión?
"Vemos cómo nos tratan los franceses", dice el sirio Mohammen Schakh. "Las autoridades nos toman por tontos y creen que vamos a aceptar la toma de huellas dactilares. Esto es parecido a una cárcel. Una vez que entremos aquí, no nos dejarán salir nunca. No quiero vivir nunca en este país".
Imagen: DW/D. Cupolo
Aumenta la violencia
El anuncio del desalojo y el aumento de la presencia policial ha provocado un aumento de la violencia en la "Jungla de Calais", informa Médicos sin Fronteras. Las lesiones provocadas por los enfrentamientos entre los propios habitantes del campamento, o entre los refugiados y la policía han propiciado un aumento de la presencia de los integrantes de esta ONG.
Imagen: DW/D. Cupolo
Nuevos asentamientos en otros lugares
"Los habitantes del campo creen que Francia pretende reducir el campamento progresivamente", explica Maud Le Quintrec, de Médicos sin Froteras. "Por eso muchos refugiados han decidido levantar nuevos campamentos ilegales. De hecho, 120 habitantes de 'la Jungla' se han ido a Bélgica". Así, explica Le Quintrec, lo único que consiguen las autoridades es trasladar el problema. (18.01.2016)