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Opinión: Esta era la parte más fácil del "Brexit"

Barbara Wesel
9 de diciembre de 2017

La UE y Reino Unido han acordado en el último minuto las condiciones del divorcio. Ahora se podrán ocupar de la relación futura. Y es ahí donde está la verdadera batalla, opina Barbara Wesel.

England Straßenszene mit  Fahnen in London
Imagen: Getty Images/AFP/D. Leal-Olivas

El acuerdo dado a conocer el viernes (08.12.2017) en Bruselas es el triunfo de la formulación diplomática por encima de la realidad política. La Unión Europea lo intentó todo para hacer concesiones a Theresa May, por lo menos en cuestiones de forma. En Bruselas estaba claro que su futuro como primera ministra estaba inseparablemente unido con que se lograran "progresos suficientes” en la primera parte de las conversaciones sobre el "Brexit". Eso fue clave durante la negociación, ya que los europeos no tienen interés alguno en provocar el caos político en Londres, pues el sucesor de May probablemente sería un "Brexiter” más duro aún. 

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La solución irlandesa como engaño diplomático

A comienzos de la semana, las conversaciones escollaron a causa de la cuestión de la frontera entre las dos Irlandas. Theresa May no había calculado bien la terquedad del unionista DUP (Partido Unionista de Irlanda del Norte), que lucha con uñas y dientes por el estatus de Irlanda del Norte. Al otro lado están los fundados intereses del Gobierno de Dublín de no poner en peligro la frágil paz de la isla con una nueva frontera dura. Y, dado que la UE respalda a su Estado miembro, los irlandeses podían permitirse exigir a Londres garantías.

Barbara Wesel, corresponsal de DW en Bruselas.

De todas formas, lo que dice el acuerdo tendrá que demostrarse en el futuro. Theresa May ha prometido que defenderá los derechos de los norirlandeses como parte integral de Reino Unido, así como el estatus especial de la región. En la práctica, esto es la cuadratura del círculo. Solo podrá lograrlo si el Reino Unido acaba imitando las regulaciones comunitarias, de forma que una verdadera frontera entre ambas partes no sea necesaria. O si los británicos permanecen en una unión aduanera y el mercado único. Esto es solo una ilusión, pues no hay garantía alguna al respecto y esta solución difícilmente gustará a los partidarios del "Brexit" duro. En principio, la cuestión irlandesa solo se ha aplazado y se ha dado un cheque en descubierto a los resultados de negociaciones posteriores.

Perder el tiempo con la discordia británica

Tras este acuerdo en Bruselas, se espera que en las próximas semanas el Parlamento Europeo y los Estados miembros den luz verde a la segunda fase de negociaciones del "Brexit". Pero antes debe acordarse el llamado período de transición, otra cuestión explosiva. Y después habrá que abordar la relación futura.

Si observamos cómo se han desarrollado los últimos nueve meses, en los que la parte británica ha perdido el tiempo entre desavenencias y poses políticas, uno solo puede llevarse las manos a la cabeza. Si se necesitó tanto tiempo solo para el divorcio, ¿qué se pretende conseguir en los primeros nueve meses de 2018, teniendo en cuenta lo inmensamente complicada que es la cuestión de la futura relación entre Londres y sus antiguos compañeros de bloque?

La UE ya lo ha dejado claro: no se alcanzará más que un esbozo de futuro convenio comercial con Reino Unido, un acuerdo en torno a un par de principios básicos. El verdadero acuerdo será tan técnico y complicado que habrá que seguir trabajando en él años después del "Brexit".

Últimos autoengaños de los "Brexiters”

Hasta ahora los partidarios del "Brexit" se han llenado los oídos con propaganda e ilusiones. Pero, como es natural, Reino Unido debe pagar la factura final de su pertenencia al club europeo. La UE está sin duda en la mejor posición de negociación, porque 27 juntos son más fuertes que uno solo. El intento británico de dividir a los Estados miembros para forzar concesiones fracasó miserablemente.

Pero esa era la parte más sencilla. Cuando se aborden los detalles de la nueva relación entre los antiguos socios, los últimos autoengaños de los partidarios del "Brexit" reventarán. La UE no otorgará a los británicos condiciones especiales ni les hará regalo alguno. El bloque se remite a sus propias reglas y protege férreamente los intereses de sus miembros.

Estar en una isla puede ser solitario

"Reino Unido se convertirá en un tercer país", expresó sin rastro alguno de emoción el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. El pasado común ya es historia, en el futuro será una relación de negocios. Y los partidarios del "Brexit" duro experimentarán con dolor cómo cada paso que los aleja de las reglas europeas los lleva a un aislamiento político y económico. "Recupera el control” fue uno de los eslóganes más estúpidos del rebosante arsenal de mentiras e ilusiones de los radicales partidarios del "Brexit". En el peor de los casos, Reino Unido acabará con tanta soberanía como el náufrago Robinson Crusoe en su isla solitaria.

La UE lamenta la retirada de los británicos, pero no deja que ello interfiera en sus planes. No es casualidad alguna que la Comisión, al tiempo que revelaba el viernes (08.12.2017) los detalles del acuerdo de divorcio con Londres, presentase su nuevo acuerdo comercial con Japón. Bruselas quiere dejar claro que el futuro pertenece a la Unión Europea. El "Brexit" es solo una nota a pie de página.

Autora: Barbara Wesel (EAL/MS)

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