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Opinión: Guterres, una voz para un mundo dividido

Georg Schwarte
11 de diciembre de 2016

Este lunes (12.12.2016), el portugués António Guterres será juramentado como secretario general de las Naciones Unidas. Él es la persona correcta para el cargo en un momento ideal para ejercerlo, comenta Georg Schwarte.

Schweiz Genf Antonio Guterres To Become Next UN Secretary-General
Imagen: picture-alliance/ZUMAPRESS/Xu Jinquan

A este hombre hay que tomarle la palabra. El nuevo secretario general de las Naciones Unidas ha jurado "señalar y vencer al populismo político, al racismo, a la xenofobia y al extremismo radical”. ¡Adelante, António Guterres! Sus anuncios son esperanzadores. Su hoja de vida es universal. Su labor va a ser imposible, pero qué más da…

El secretario general de la ONU es la instancia más impotente en la escena internacional. Lo único que puede y debe hacer quien ocupe ese puesto es saber hablar. Despertar a sus interlocutores. Exigir. Apelar. Incomodar. António Guterres sabe cómo sacar de quicio a los demás y cómo conservar la cabeza fría. Ban Ki-moon, el asiático sonriente pero sin voz, será sucedido por un orador apasionado.

Georg Schwarte, comentarista de DW.

Ban Ki-moon fue la cara amistosa de las Indefensiones Unidas de la comunidad global. El hombre siempre tuvo buenas intenciones; nadie puede negarlo. Pero el hombre era invisible, inaudible, insignificante. Un diplomático reservado en el lugar equivocado. ¿Qué quedará de su gestión de diez años? Un acuerdo climático –ese será su legado hasta que Donald Trump lo haga añicos– y una guerra en Siria que se convirtió en la gran herida abierta del mundo.

¿Qué más nos deja Ban Ki-moon? Un Consejo de Seguridad que parece empeñarse en bloquearse a sí mismo. Una sociedad mundial que, en una década, no pudo reformar ni a ese gremio de quince naciones ni su noción de derecho a veto. Una armada de cascos azules con una reputación empañada, un mandato limitado y una formación dudosa. Y una comunidad de naciones que, a corto plazo, podría empezar a extrañar la generosidad de su anfitrión, Estados Unidos, cuyo nuevo presidente se rehúsa a entender el sentido y la función de la ONU.

La humanidad necesita a la ONU

Ahora, otra persona asuma la secretaría general de las Naciones Unidas. Él no va a reinventar el mundo. Él se va a topar con barreras. Él va a ser presa de la desesperación tan pronto tenga que lidiar con ese quejumbroso Consejo de Seguridad. Pero él no se va a tragar esa desesperación; él la va a comunicar. Él la va a mostrar. Él es la esperanza en tiempos muy oscuros. Quien ahora diga que nadie necesita a las Naciones Unidas se equivoca enormemente. Cada persona, la humanidad entera necesita más que nunca a este organismo pesado, burocrático y orientado hacia el consenso.

Y es que lo que queda del mundo es un montón de escombros. La nueva moda es el populismo de derecha. Los hechos son todos interpretables. Las guerras son algo cotidiano. Es sólo cuando los políticos lo han profanado todo que se pide a gritos que la ONU intervenga: "¿Por qué no nos ayudan?” António Guterres, ex primer ministro de Portugal, conoce bien este juego calamitoso. Pero él podría y debería convertirse en un aguafiestas. El mundo necesita su voz. Ahora. Durante diez años lo único que produjo la secretaría general de la ONU fue un murmullo afable.

Ahora viene Guterres. El mundo aguantó el aliento, como en estado de shock, cuando Donald Trump ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Luego exhaló y decidió –fatalmente– que hasta una persona como Trump merecía la oportunidad de gobernar. A partir de hoy, nuestra oportunidad  y nuestra respuesta como comunidad internacional se llama Guterres. Démosle una oportunidad a este hombre. Por amor a la humanidad. Él es lo único que nos queda.

 

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