¿Qué quedará de la presidencia de François Hollande? Hasta ahora, no mucho. Pero eso podría cambiar si Hollande continúa con la reforma del mercado laboral, opina Max Hoffmann.
Publicidad
François Hollande siempre asoció su devenir político con el número de parados en Francia, que desde hace tiempo es bastante alto. Los economistas coinciden en que el Gobierno tiene que cambiar el anquilosado mercado laboral.Y ahora, Hollande, el irresoluto eterno, trata de moverlo con una palanca sin contar con el apoyo de los sindicatos y sin los apoyos de su propio partido. Pero a pesar de eso, está haciendo lo correcto.
Para terminar, un signo de admiración
Como socialista, sus políticas deberían estar dirigidas al bien de la comunidad y no al de grupos de intereses individuales. Hoy en día, ser socialista ya no significa seguir los argumentos de algunos sindicatos de orientación comunista y proteger a los empleados de los pérfidos empresarios. Sobre todo, porque los sindicatos franceses solo representan al 8% de los empleados. Precisamente por eso, defienden solo intereses aislados y, aparte de gritar lemas arcaicos y quemar ruedas en las manifestaciones, no son capaces de ofrecer soluciones reales.
Ahora, el presidente tiene que crear el marco para que la economía francesa vuelva a crecer. Tiene que ofrecer perspectivas a los 3,5 millones de parados. Y para eso, es necesario relajar la legislación contra el despido. Solo entonces podrían volver a contratar las empresas. Pero aunque la ecuación esté clara, los presidentes franceses siempre fracasaron a la hora de actuar. Hollande también, y debido a que su presidencia fue terriblemente pobre en otros aspectos, tendría ahora la gran oportunidad de mostrar su firmeza y cerrar su mandato con un signo de admiración.
Última oportunidad
Aparentemente, eso es precisamente lo que pretende Hollande, que sacó de algún sitio el valor y la voluntad necesarios para impulsar la reforma sin el apoyo del Parlamento ni el de su propio partido. Una actitud que parecería antidemócrata y antisocial, pero que ante el bloqueo del consenso ejercido por los sindicatos y por el ala izquierda de su partido, sería para Hollande la última oportunidad.
Bien sea por pánico a quedarse fuera de la Historia, o por la esperanza errática de volver a ser elegido en 2017, el presidente parece decidido a utilizar esa oportunidad. Así no solo haría lo correcto, sino que, además, dejaría una herencia política, igual que lo hizo el canciller alemán Gerhard Schröder con sus reformas de la “Agenda 2010”. Schröder era un socialdemócrata, y en estos días sería un ejemplo a seguir para el presidente galo. Y aunque sea difícil de creer, parece que el irresoluto François Hollande tratará de acometer un proyecto realmente importante en los últimos metros de su legislatura.
Escándalos en la política francesa (03.02.2015)
Los franceses están acostumbrados a los escándalos de sus líderes políticos. Casi todos ocuparon los titulares por ese motivo. Aquí, algunos ejemplos.
Imagen: Reuters/G. Fuentes
Escándalos, ¿y qué?
Ya hace tres años, Dominique Strauss-Kahn (dcha.) fue juzgado por presunta violación. Ahora se lo imputó por proxenetismo. Pero parece que a muchos franceses les da lo mismo: según una encuesta, un 44 por ciento puede imaginarse el retorno de Strauss-Kahn a la política.
Imagen: picture-alliance/dpa
Con la motocicleta a la casa de la amante
François Hollande causó sensación en los medios debido a su relación con la actriz Julia Gayet. La revista “Closer” tomó fotos del presidente en el asiento trasero de una motocicleta, camino a la casa de su amante y pasando por alto las reglas de seguridad y protocolo. Hollande, en lugar de justificarse, protestó contra un “ataque a la esfera privada”. Pero la cosa se puso aún peor…
Imagen: picture-alliance/dpa
"Merci pour ce moment"
La esposa de Hollande, la periodista Valérie Trierweiler, publicó luego de su separación del presidente el libro “Merci pour ce moment”, que no lo deja bien parado. Trierweiler habla en él sobre las mentiras alrededor de la relación con Gayet, de los fallidos intentos de reconquistarla y de la separación.
Imagen: picture-alliance/dpa
Dos meses como primera dama
Nicolas Sarkozy ya estaba casado por segunda vez cuando asumió su cargo de presidente, en mayo de 2007. Su esposa, Cecilia, solo pudo disfrutar dos meses del cargo de primera dama. En octubre se dio a conocer la separación, y ya en febrero, Sarkozy se casó con la modelo Carla Bruni, para alegría de la prensa sensacionalista.
Imagen: AFP/GettyImages/A. Estrella
"Monsieur cinq minutes"
“Cinco minutos, incluida la ducha”: Jacques Chirac tuvo que aprender a vivir con esas afirmaciones de los medios sobre su vida sexual. La esposa del “Señor cinco minutos” ya tenía conocimiento sobre sus escapadas.
Imagen: AFP/GettyImages/G. Malie
La segunda familia de Mitterrand
François Mitterrand, presidente francés desde 1981 hasta 1995, vivió una doble vida. Oficialmente, con su esposa Danielle (izqda., adelante) en el Elíseo, y, paralelamente, en una relación con Anne Pingeot (izqda., atrás), con la que tuvo una hija.
Imagen: picture-alliance/dpa
"El presidente y la princesa"
Sobre la vida amorosa de Valéry Giscard d’Estaing, presidente desde 1974 hasta 1981, se habló mucho. En 2009 publicó la novela “El presidente y la princesa”, por lo cual se especuló que podría haber tenido un affaire con la princesa Diana. ¿Ficción o realidad?
Imagen: picture-alliance/dpa
Escándalo por Madame Pompidou
Georges Pompidou fue víctima de un escándalo amoroso. Se sospecha que su esposa, Claude, participaba en fiestas organizadas por Stevan Markovic, un guardaespaldas del actor Alain Delon. Cuando Markovic es asesinado aparecieron las fotos de Madame Pompidou. Pero más tarde se descubrió que eran falsificadas.