No todos los jefes de gobierno de la Unión Europea reunidos en Malta ven a Trump como una amenaza existencial. Este año será decisivo para el futuro de Europa. La unidad es la única solución posible, opina Barbara Wesel.
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Angela Merkel ha jugado inteligentemente su papel en esta importante cumbre. Y es que tras las enérgicas palabras lanzadas inicialmente por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, sobre la amenaza que el gobierno de Donald Trump supone para Europa, se esconde cierto desacuerdo. Si bien no hubo una abierta oposición a esa línea común, los países de Europa del este parecen poco dispuestos a abrir una confrontación directa con la Casa Blanca. Por eso, la canciller hizo todo lo posible para calmar los ánimos.
Europa afronta su propio destino
Melkel no habló del presidente estadounidense y su volatilidad, sus arranques y su desconocimiento de la política mundial. Ya había criticado duramente su veto a inmigrantes de siete países y se dio por satisfecha con eso. Europa debería, sobre la base de sus valores, buscar la colaboración con Estados Unidos donde haya intereses comunes y, donde no, confiar en sí misma. Ese es el consejo que más se oye entre los jefes de gobierno. Es el típico estilo Merkel: esperar, observar y, sólo después, actuar. Dada la actual situación de incertidumbre pareciera ciertamente lo más inteligente.
Tal vez, sin embargo, la canciller se engaña respecto al grado de sinsentido que se propaga por Washington. Cuando la asesora presidencial, Kellyanne Conway (que acuñó el término "hechos alternativos"), se inventa simplemente una matanza que nunca tuvo lugar, perpetrada supuestamente por migrantes en Kentucky, abandona el suelo de la responsabilidad política. Algo así entronca directamente con la propaganda del fascismo en el siglo XX. Es pura mentira y falsificación.
El futuro de Europa está amenazado
La canciller probablemente no se haga ilusiones sobre la peligrosidad de la situación. Pero no puede pedir más unidad al resto de países europeos. Por eso también se empieza a hablar, al final, de la posibilidad de una Europa a dos velocidades. Después de las elecciones en los Países Bajos, Francia, quizá Italia y finalmente Alemania, se tomará una decisión en la Unión Europea.
¿Queremos un futuro juntos o nos vamos a dejar convencer por Trump y la extrema derecha europea de que el desmantelamiento de la UE y el resurgimiento del nacionalismo es una buena idea? Eso se decidirá en 2017. Tal vez sólo quede, al final, un puñado de países convencidos de permanecer unidos. Quizá no se consiga. En ese caso, Europa se desmembraría en 28 pequeños y medianos países, cuyas posibilidades a nivel global serían despreciables. Su destino, entonces, lo determinaría China, Rusia o los Estados Unidos. Justo como lo ha descrito el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en su mensaje a los jefes de gobierno europeos.
Sólo juntos podemos ser fuertes
Las apelaciones a la unidad son, en la actualidad, el mínimo común denominador. Quizá tenga que pasar algo más en Estados Unidos para que la gravedad de la situación se les presente más claramente a los gobiernos europeos. Si países como Polonia o Italia creen que van a poder tomar su propio rumbo, están enormemente equivocados. Como europeos, vamos a sobrevivir conjuntamente o a perecer juntos. Y todavía no está claro hacia dónde se va a decantar la situación.
Para aprender: aquí puede Usted puede leer la versión original de este editorial, en alemán.
Los primeros 10 días de la Era Trump
DW sigue paso a paso la huella de una administración que desde sus inicios ha causado polémica y el surgimiento de movimientos ciudadanos de resistencia tanto en Estados Unidos como en otros países.
Imagen: Picture-Alliance/AP Photo/E. Vucci
Toma de posesión (20.01.2017)
Donald Trump juramentó el 20 de enero de 2017 como presidente número 45 en la historia de Estados Unidos. Como candidato prometió realizar profundos cambios en cuanto a las políticas de salud, migratoria y exterior. Daba fin así la era Obama y comenzaba otra muy distinta.
Imagen: Picture-Alliance/AP/M. Heiman
Primera orden ejecutiva (23.01.2017)
Apenas instalado en la Casa Blanca, Trump comenzó a dar muestras de que no perdería tiempo en llevar a cabo sus promesas de campaña. Su instrumento favorito son las órdenes ejecutivas. En la primera de su administración, Trump anunció el 23 de enero de 2017 la salida de Estados Unidos del Tratado Transpacífico, uno de los de mayor envergadura en el proyecto de comercio multilateral global.
Imagen: Reuters/K. Lamarque
Resurrección de oleoductos (24.01.2017)
Al día siguiente, Trump firmó otra orden ejecutiva, esta para reactivar los proyectos de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access, que habían sido suspendidos por Barack Obama. La medida tuvo inmediatamente una repercusión positiva en Canadá, socio de Estados Unidos en el proyecto. Pero organizaciones ambientalistas y comunidades autóctonas criticaron la medida de Trump y anunciaron resistencia.
Imagen: Reuters/K. Lamarque
Muro por decreto (25.01.2017)
El 25 de enero de 2017, Donald Trump firmó el decreto que ordenaba iniciar la construcción de un muro en la frontera con México. Lo hizo mientras dos funcionarios mexicanos se encontraban en la Casa Blanca para hablar sobre una posible renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Trump causó indignación en México, pero no se inmutó.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Kamm
Reacción de México
El gobierno de México reaccionó con declaraciones. El presidente Enrique Peña Nieto insistió en que México no pagaría por la construcción del muro fronterizo y dijo que esperaría el reporte de los dos funcionarios presentes en Washington para definir estrategias y acciones. Intelectuales y políticos le pidieron acciones prontas.
Imagen: Picture-Alliance/dpa/EPA/J. Nunez
Trump toma la iniciativa
Peña Nieto y su ministro de Exteriores, Luis Videgaray (der.) fueron rebasados por Trump. El presidente de EE.UU. dijo el 26 de enero de 2017 que si México insistía en no pagar el muro, era mejor cancelar el encuentro programado para el 31 de enero entre ambos mandatarios. Como reacción, Peña Nieto canceló su viaje a Washington.
Imagen: Reuters/C. Jasso
Limitación de visados y entradas a EE.UU.
Trump firmó el 27 de enero de 2017 una orden ejecutiva más, que limitaba el acceso a Estados Unidos, entre otros, a ciudadanos estadounidenses que contaran además con la nacionalidad de siete países de mayoría musulmana, entre ellos Irak y Siria. La medida provocó repudio internacional aunque la Casa Blanca insistió en que no se trataba de una medida determinada por cuestiones religiosas.
Como respuesta, miles de personas acudieron a puertos aéreos donde agentes migratorios rechazaban la entrada de ciudadanos procedentes de los siete países mencionados en la orden ejecutiva de Trump. La norma no clarificaba asuntos legales importantes en su implementación, por lo que comenzó a ser aplicada en un entorno de caos jurídico.
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Impugnación legal
La fiscal general interina de Estados Unidos, Sally Yates, impugnó la orden ejecutiva sobre inmigración por considerarla "ilegal". Horas después, Trump ordenó el 31 de enero de 2017 su emoción y calificó a Yates como traidora por no cumplir la orden ejecutiva.