Un centro cultural de Colonia instaló un "inodoro culturalmente sensible" específicamente creado para musulmanes. Difícilmente el racismo puede expresarse con más claridad, opina Kersten Knipp.
Imagen: DW/Milan Gagnon
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El baño es un lugar maravilloso que entrega a las personas una libertad infinita. Quien anda apurado, por ejemplo, retoma la calma rápidamente. Quien quiera un poco de tiempo para sí, puede resolver un crucigrama o leer un cómic. El baño es el lugar donde los seres humanos podemos experimentar nuestra autonomía física.
Lo que define a la ida al baño, lo que define incluso culturalmente a ese momento, lo analizamos de nuevo gracias a la administración del centro cultural colonés "Alte Feuerwache". Los "baños culturalmente sensibles" que serán instalados en ese lugar trazan una línea que va desde la defecación hasta la identidad colectiva: es musulmán quien procede a evacuar en cuclillas.
¿Baños adecuados?
La banal ida al baño es para este centro cultural un punto de quiebre en la integración. Con ello sacan adelante la idea, defendida por sus dirigentes, de que instalar estos inodoros es algo que hace justicia a los musulmanes.
Que en Medio Oriente cada vez haya más y más inodoros así como los conocemos en Occidente no les importa a estos sensibles mediadores culturales. Que también los musulmanes prefieran la comodidad y la limpieza es un asunto secundario para estos señores.
Kersten Knipp.
El viejo nuevo orientalismo
Este "inodoro culturalmente sensible" puede tomarse como una variante contemporánea del buen y viejo orientalismo. Sobre ese tema escribió el filósofo palestino-estadounidense Edward Said un grueso volumen. En breve, la tesis del orientalismo señala que los europeos han subestimado a los musulmanes desde siempre: apenas pueden escribir y leer, no tienen nada más que religión en sus cabezas y deben ser educados con urgencia... Los europeos han basado tales ideas en sus preconceptos colonialistas.
Para empaparse de la cultura islámica los sensibles coloneses podrían haber tomado algunos ejemplos de altísimo nivel. Ibn Khaldoun, por ejemplo, el exégeta medieval de los conflictos sociales. O Mohammed Abduh, el teólogo reformista que marcó a los suyos en los siglos XIX y XX; o el recientemente fallecido poeta Nizar al-Qabbani, que instó a sus correligionarios a aproximarse críticamente a las tradiciones. Todas estas figuras muestran de forma irrebatible el dinamismo cultural del islam.
Los antimodernos
Pero los miembros del centro cultural de Colonia son otros. Sus líderes ven a los musulmanes como seres estáticos, como personas que no pueden evolucionar, que insisten en mantener las tradiciones. Los cambios, incluso en cosas banales como ir al baño, no son razonables.
El respaldo a esta forma de ver las cosas viene de donde menos se esperaba: de los llamados "movimientos de identidad". También ellos se niegan a los cambios, también ellos prefieren no saber de las sociedades actuales, dinámicas y cambiantes. Los arquitectos de los "baños culturalmente sensibles" y el movimiento de identidad se juntan en su hostilidad subterránea a la modernidad.
¿Amor por el fundamentalismo?
Cuán lejos han llegado los coloneses lo muestra también el hecho de que los baños no fueron instalados, intencionalmente, con dirección a La Meca. Las nalgas desnudas podrían ofender al creador del mundo. Un ritualismo tan rígido y superficial Europa lo dejó atrás tras las luchas por la libertad en la Ilustración. Aparentemente, bajo la capa de la "sensibilidad cultural", ese ritualismo pretende volver a ingresar en nuestras vidas por la puerta trasera. ¿O acaso debemos asumir que los responsables de este baño tienen un amor oculto por el fundamentalismo religioso?
Todos mis amigos árabes me han asegurado que ni su felicidad ni su integración pasa por el baño. Lo ocurrido en Colonia lo encuentran simplemente ridículo.
Autor: Kersten Knipp (DZC/LGC)
Museo se enfrenta al pasado colonial de Alemania
El arte de la era colonial revela la fascinación y el sometimiento de las regiones controladas por las potencias europeas. Una exhibición montada en Bremen aborda este complejo período de la historia.
Imagen: Deutsches Schifffahrtsmuseum Bremerhaven
Postal del antiguo memorial colonial en Bremen, antes de 1945
La Galería de Arte de Bremen es el primer museo de Alemania y el segundo en Europa, después del Tate británico, en revisar su colección desde una perspectiva postcolonial. Los visitantes pueden ver una exhibición de una gama de trabajos que forman parte del tesoro del museo, exhibición que estará montada desde el 5 de agosto hasta el 19 de noviembre de 2017.
Imagen: Sammlung Joachim Zeller
'Bremen, la llave hacia los océanos", 1935 aproximadamente
En los siglos XVIII y XIX, la ciudad hanseática de Bremen era un centro global de actividad comercial e intercambio internacional. Por ende, era un punto de partida para la expansión y la explotación colonial alemana, así como un puerto desde donde millones de migrantes salieron en busca de sus sueños en el nuevo mundo, en el siglo XIX.
Imagen: Deutsches Schifffahrtsmuseum Bremerhaven
'Monte Fuji desde una plantación de té de Katakura, en la provincia de Suruga', 1830
La colección de la galería incluye tallados en madera de Japón, la mayoría de los cuales pertenece al período Edo (1603-1868). Hacia 1853, la marina de EE. UU. forzó a Japón a abrirse al comercio. En 1905, Heinrich Wiegand, director de la naviera alemana Norddeutscher Lloyd, financió un viaje a Japón gracias al cual la mayoría de las obras maestras del museo fueron adquiridas.
Imagen: Kunsthalle Bremen - Der Kunstverein in Bremen
Anuncio de la compañía Norddeutscher Lloyd, 1935 aproximadamente
Embarcaciones de la Norddeutscher Lloyd llevaron a artistas alemanes como Emil Nolde y Max Pechstein a islas del océano Pacífico poco antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial. Además de artistas, los barcos también transportaban tallados en madera japoneses y obras de arte sudamericanas, entre otras valiosas cargas. Trabajos de esas regiones precisamente son expuestos en Bremen.
Imagen: Deutsches Schifffahrtsmuseum Bremerhaven
'Cabeza de hombre', Emil Nolde, 1913-14
El artista germano-danés Emil Nolde fue uno de los muchos pintores modernistas que se inspiraron en esculturas provenientes de África y el Pacífico. Sin embargo, tales trabajos fueron a menudo realizados sin comprender cabalmente el contexto cultural de las piezas y sin reconocer los créditos a los artistas originales.
Imagen: Nolde Stiftung Seebüll
'Naturaleza muerta con manzanas y plátanos', Paula Modersohn-Becker, 1905
Esta popular pintura de comienzos del siglo XX es un recordatorio de las relaciones comerciales entre los mercaderes de Bremen, Holanda y Reino Unido. Estos dos países tenían un gran número de colonias. Las interacciones sociales entre esos grupos se centraban en torno a los bienes coloniales, algunos de los cuales fueron representados por artistas como Modersohn-Becker.
Imagen: Kunsthalle Bremen - Der Kunstverein in Bremen
'Máscara de una mujer tahitiana', Paul Gauguin, 1890
Reconocido por sus obras que representan a las mujeres tahitianas, Paul Gauguin estuvo a fines del siglo XIX viajando por las colonias francesas. El arte inspirado por esos recorridos es conocido como primitivista. Es un concepto complejo para la teoría postcolonial: pese a que celebra la humanidad "virgen", es denigrante al asumir que esas culturas no han alcanzado estándares occidentales.
Imagen: Kunsthalle Bremen - Der Kunstverein in Bremen
'Reina Victoria,' artista desconocido de Nigeria, ca. 1900
Esculturas como ésta de Nigeria muestra cómo las potencias europeas eran representadas por los artistas en las colonias. Obras prestadas por el Museo de Etnología de Hamburgo, como ésta, son puestas a disposición del público como parte de la exhibición "El punto ciego" y da una idea clara de un momento muy particular de la historia.
Imagen: Völkerkundemuseum Hamburg/Brigitte Saal
'Cui Bono,' Hew Locke, 2017
El artista escocés Hew Locke centra su trabajo en la globalización y el colonialismo. Su última obra, "Cui Bono", está inspirada por los barcos históricos de los mercantes hanseáticos. Según Locke, "la búsqueda de la riqueza, los conflictos violentos y el deseo de seguridad son factores que han afectado los movimientos de personas a nivel global a lo largo de los siglos".