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Opinión: ¿Kohl, el faraón?

Felix Steiner
20 de junio de 2017

Helmut Kohl sigue siendo durante su muerte lo que fue en vida: único, testarudo, rencoroso y con el don de polarizar. Todo esto se hace patente en los preparativos de su funeral, opina Felix Steiner.

Manifestaciones de luto frente a su casa en Oggersheim
Manifestaciones de luto frente a su casa en OggersheimImagen: picture-alliance/dpa/T. Frey

Helmut Kohl fue una de las personalidades más influyentes de la historia contemporánea alemana. Este aspecto se ve con más claridad en el extranjero que en su patria, donde en los obituarios de los portales de noticias y en las redes sociales se menciona que su muerte no solo causó tristeza, sino también se recordó que fue una persona controvertida. La frase De mortuis nihil nisi bene o De los muertos, nada que no sea bueno no parece ser válida, como tampoco otras formas de respeto, en las redes sociales.

Y como Helmut Kohl no fue cualquier persona, para el fallecido existen otras normas que para el ciudadano de a pie, quien, a más tardar tras 36 horas de fallecer en casa, debe ser trasladado a la morgue del cementerio. La viuda de Kohl, por el contrario, equipó el salón de estar de su casa en Oggersheim, Ludwigshafen, con una instalación frigorífica, donde estará el cuerpo presente del canciller de la reunificación hasta la fecha oficial del funeral, previsiblemente el 1 de julio. Bueno, un plan un tanto osado teniendo en cuenta la ola de calor en Alemania. Pero este es el precio que Maike Kohl-Richter parece estar dispuesta a pagar para seguir controlando a las personas que pueden despedirse del excanciller, por última vez. Pero, sobre todo, a las que no lo harán. Helmut Kohl podía ser extremadamente rencoroso. Se puede comprobar incluso después de su muerte y con su viuda como la ejecutante.

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Felix Steiner, redactor de DW.

...lo que sucede en casa de los Kohl y sabe en exclusiva los planes para el funeral: el diario amarillista de mayor difusión en Alemania. Y no es de sorprender, porque el redactor jefe, Kai Diekmann, fue el testigo en la boda entre Kohl y Maike Richter. Ambos se tuteaban desde hacía una década, aunque Diekmann podría ser perfectamente el hijo del excanciller. Por eso, también la última foto de Helmut con Maike apareció en Bild.

Precisamente y, a través de este diario, el lector descubre que Kohl dispuso que no quería ser enterrado en una ceremonia de Estado. Sería lo más usual para una persona como él, por lo menos se ha hecho así en Alemania con todos los cancilleres y presidentes.

¿Por qué Helmut Kohl no quería? Se puede especular mucho sobre esta decisión: ¿porque era consciente de su singularidad y podía confiar en que su viejo amigo y presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, organizaría un funeral "europeo”? Sería lo adecuado para un ciudadano honorario europeo e históricamente una novedad. Y esta idea le gustaba al histórico Kohl, quien pensaba y daba clases magistrales de dimensiones históricas. Él, quien en su vida fue el primero o el más joven en muchas cosas.

El diario Bild esparce otra variante: el presidene alemán decretará una ceremonia de Estado y desde hace meses es presidente Frank-Walter Steinmeier. El mismo que, tras convertirse en ministro con Gerhard Schröder en 1998, presentó una denuncia contra Kohl, porque en su oficina y antes de la transmisión de poderes, se destruyeron muchas actas. Las correspondientes investigaciones no pusieron nada de manifiesto y Kohl fue absuelto de la acusación. Y aquí se le iluminó la mente a Kohl, el rencoroso Kohl con memoria de elefante. Sin embargo, ¿se trata de una insignificancia teniendo en cuenta el mérito histórico de Kohl? La denuncia de Steinmeier de entonces no mancha en absoluto su relevancia histórica.

En barco río abajo

Ahora habrá entonces una "ceremonia de Estado" europea en el salón plenario del Parlamento Europeo en Estrasburgo. Después se oficiará un funeral en el Dom en Speyer. De un lugar al otro, el féretro será transportado río abajo por el Rin. Como el funeral de Konrad Adenauer hace ahora justo 50 años, quien también fue transportado desde la catedral de Colonia hasta el cementerio en Rhöndorf. Es decir, Kohl sí es el "nieto de Adenauer”, ¿pero que claramente nunca lo quiso ser? En general, una ceremonia que parece ser faraónica y seguramente también polarizará mucho. Con lo que la constante de su vida política perdurará más allá de su muerte.

Jean Monnet, el arquitecto de la primera Comunidad Europea y antes que Kohl el primer ciudadano europeo, fue enterrado en el Panteón en París. Pero en Alemania no contamos con un recinto de la fama de ese calibre. En la catedral de Speyer yacen cuatro emperadores y varios reyes. Y Helmut Kohl adoraba esta iglesia. Pero en tiempos más recientes ahí solo se enterraban a obispos. Su sepultura tendrá lugar en el Viejo Cementerio, cuya mayor parte es una zona verde pública llamada Parque Adenauer. Encaja a la perfección. Y podría ser que el cambio de nombre sería solo cuestión de tiempo.