La reunificación alemana no puede estar en el centro de la conmemoración del día nacional. El país enfrenta hace largo tiempo nuevos desafíos y Dresde es el lugar ideal para enfrentarlos, dice Felix Steiner.
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El 3 de octubre ofreció a Alemania, durante un cuarto de siglo, la oportunidad para reflexionar sobre hasta qué punto se habían equiparado las condiciones de vida entre este y oeste. Nada parece más inapropiado en el Día de la Reunificación 2016.
Con la llegada de más de un millón de inmigrantes desde comienzos del año pasado, Alemania se enfrenta ahora a desafíos completamente nuevos, en los que la pregunta sobre si en Erzgebirge se ha alcanzado una calidad de vida tan buena como la de Hunsrück parece absolutamente fuera de lugar.
El mayor desafío desde la reunificación
La canciller conoce la dificultad del desafío y ha reiterado que la recepción e integración de los inmigrantes es la mayor tarea asumida por el país desde la reunificación. Pero aparte de la conocida frase "esto lo logramos", ni ella ni el presidente Joachim Gauck han hecho mucho más.
Sí, el Estado ha conseguido varias cosas entretanto: desde el alojamiento y cuidado de los recién llegados hasta su registro (a fines de septiembre de 2016 finalmente el ministro del Interior supo cuántos refugiados llegaron en 2015). Y se trabaja con todas las fuerzas en que, en palabras de Angela Merkel, "una situación como ésta nunca vuelva a repetirse", lo que no significa otra cosa que se tratará por todos los medios (leyes, acuerdos con otros países, controles fronterizos) de aislarse.
Pero el Estado solo no puede conseguir la integración de los recién llegados, pues para eso se requiere de la sociedad toda: vecinos que den la bienvenida a los nuevos miembros del barrio; profesores que desafíen y estimulen a los jóvenes; centros de formación que también den una oportunidad a aquellos que no hablen un alemán perfecto. Precisamente ese tipo de llamados ha estado esperando Alemania en vano. El 3 de octubre sería una buena ocasión para ello.
Odio en las redes sociales
Y un segundo desafío surgió el verano: la sociedad alemana se ha polarizado como nunca antes en su pasado reciente. Las fuertes pérdidas de votos sufridas por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y los socialdemócratas (SPD) y el incesante crecimiento de AfD muestran con claridad cuán profundo es el fenómeno. Y mucho más llamativo es el trato brutal que se ve a diario en los medios sociales.
Allí numerosas personas propagan, y no solo protegidas por el anonimato, la violencia como medio de lucha política, hablan sobre levantamientos contra la elite gobernante y atacan hasta el hartazgo a los recién llegados. Esto, naturalmente, tiene consecuencias: centros de acogida para refugiados atacados con fuego y piedras, renuncias de alcaldes porque sus familias han sido amenazadas y autos de políticos incendiados (incluso el de la líder de AfD). Los enemigos de la democracia están en la derecha, pero no exclusivamente en ese sector.
Los demócratas no deben esconderse
Que las principales ceremonias por el Día de la Reunificación de este año tengan lugar en Dresde debe agradecerse a una coincidencia, aunque quizás haya también algo de giro del destino tras esto. Dresde, la ciudad en la que -ya meses antes de la crisis de los refugiados- las manifestaciones del movimiento Pegida, incluida una horca para la canciller Merkel, congregaron a miles de personas. Dresde, la ciudad en la que la semana pasada explotaron bombas frente a una mezquita y un centro de convenciones.
Obviamente esto asusta y por ello la celebración de la reunificación contará con una presencia policial sin precedentes. Sin embargo, la canciller, el presidente y todos los altos cargos políticos del país deben mostrarse en la ciudad y confirmar que la democracia no tiembla ni sus representantes se esconden, sino que siguen en contacto con los ciudadanos. Quizás también puedan averiguar por qué justamente en Dresde el rechazo al islam es tan grande.
Hace poco más de 100 años, la ciudad autorizó la construcción de una gigantesca fábrica de cigarrillos que a lo lejos parecía una mezquita y se convirtió, desde entonces, en parte del paisaje urbano. Sería bueno si la apertura y valentía que tenía Dresde en 1908 pudiera hacerse extensiva hasta nuestros días.
Felix Steiner (DZC/LGC)
El "canciller de la reunificación alemana"
Helmut Kohl fue el canciller con más tiempo en el cargo en Alemania y el artífice de la reunificación alemana, además del mentor de Angela Merkel. El 3 de abril cumple 85 años.
Imagen: picture alliance/dpa
El canciller con más tiempo en el poder
El 1 de octubre de 1982, Helmut Kohl asumió su cargo como canciller de Alemania. Gobernó 16 años, más que cualquier otro canciller. El momento más significativo de su carrera política es la caída del Muro de Berlín y la consiguiente reunificación alemana. Luego de un revés electoral, Kohl renunció a la presidencia de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) después de 25 años.
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Ascenso político en la era de Adenauer
Helmut Kohl ingresó a la Unión Demócrata Cristiana en 1947 y es cofundador de la Joven Unión en su ciudad natal, Ludwigshafen. En 1950 comienza a estudiar Abogacía y más tarde Historia y Ciencias Políticas. Kohl subió muy rápidamente en su rango político y, a partir de 1966, es miembro de la cúpula de la CDU.
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Ministro presidente en 1966
En 1966, Helmut Kohl es elegido presidente de la CDU para el Estado de Renania-Palatinado. En mayo de 1969 sucede a Peter Altmeier como ministro presidente de ese Land (nombre con que se conocen las regiones alemanas). Otro paso en su carrera es la obtención de la mayoría absoluta en las elecciones de ese Estado en 1971 por parte de la CDU.
Imagen: AP
Presidente de la CDU durante un cuarto de siglo
En junio de 1973, Helmut Kohl es elegido presidente de la CDU y permanece durante 25 años en ese cargo. La foto lo muestra sonriente durante la jornada extraordinaria de la CDU en Bonn luego de haber ganado la elección junto a Kurt Biedenkopf, que fue elegido secretario general del partido.
Imagen: picture-alliance/dpa
Helmut Kohl sucede a Helmut Schmidt
En 1982 se producen conflictos dentro de la coalición entre el Partido Socialdemócrata (SPD) y el Partido Demócrata Liberal (FDP) bajo el gobierno del canciller Helmut Schmidt. El FDP se une a la CDU y ambos hacen que este tenga que dimitir tras no pasar un voto de confianza. Helmut Kohl pasa a ser el nuevo canciller. Aquí, Schmidt saluda a su sucesor.
Imagen: picture-alliance/dpa
Gran gesto de reconciliación
Un gran gesto simbólico: esta imagen, que circuló por el mundo, muestra a Helmut Kohl de la mano de François Mitterrand durante la ceremonia de reconciliación franco-germana en el cementerio militar de Verdún. Allí, ambos países habían librado cruentas batallas.
Imagen: MARCEL MOCHET/AFP/Getty Images
Kohl y la reunificación alemana
Luego de la caída del Muro de Berlín, en 1989, Kohl puso en marcha la reunificación alemana a través de negociaciones internacionales. El 3 de octubre de 1990, la RDA se une a la RFA, y Alemania vuelve a ser un solo país. En la foto, Kohl y su esposa Hannelore saludan desde el edificio del gobierno en Berlín.
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La promesa nunca cumplida
El canciller Helmut Kohl es recibido con euforia en los nuevos Estados alemanes a comienzos de 1990. Su promesa de crear otra vez “panoramas florecientes” en el este de Alemania es criticada hasta hoy por muchos.
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El mentor de Angela Merkel
Sin Helmut Kohl, el éxito de la actual canciller alemana, Angela Merkel, sería impensable. Kohl fue su mentor y la nombró ministra de Familia en 1990. Más tarde, la designó en el cargo de ministra de Medio Ambiente. Fue su consejero e impulsó su carrera política.
Imagen: picture alliance / dpa
Derrota luego de 16 años en el poder
En septiembre de 1998, la CDU perdió las elecciones generales en Alemania, abriendo camino al primer gobierno de coalición entre socialdemócratas y verdes liderado por el canciller Gerhard Schröder. En octubre de 1998, Helmut Kohl recibe un homenaje de despedida con honores militares. Fue el canciller que más tiempo permaneció en el cargo en Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa
Escándalo por donaciones a la CDU
En el año 2000, Helmut Kohl cae bajo sospecha en un escándalo por donaciones fraudulentas a su partido, la CDU. El presidente del Parlamento, Wolfgang Thierse, impuso una multa de 40 millones de marcos a ese partido. A partir de allí se produce una ruptura en la cúpula del partido, y Kohl renuncia a su presidencia honorífica.
Imagen: picture-alliance/dpa
Dolorosa pérdida
En julio de 2001, la esposa de Helmut Kohl, Hannelore, se suicida. Sufría de una grave enfermedad que le provocó alergia a la luz. Hannelore muere tras 41 años de matrimonio. En la ceremonia fúnebre, los hijos de ambos, Walter y Peter Kohl, sostienen a su padre en tan difíciles momentos.
Imagen: AP
Un nuevo amor
Cuatro años después de la muerte de su esposa, Helmut Kohl vuelve a hallar la felicidad con Maike Richter, una economista de 34 años, con quien se casa en 2008 durante una estancia del excanciller en una clínica de rehabilitación.
Imagen: AP
Audiencia papal
Helmut Kohl se reúne en audiencia personal con el Papa Benedicto XVI durante una visita del pontífice a Alemania. Helmut Kohl, el “canciller de la reunificación”, acompañado por su esposa, Maike Kohl-Richter, conversa casi durante media hora con el Papa.
Imagen: dapd
Sello postal en homenaje a Kohl
Helmut Kohl es homenajeado por sus logros en Alemania y en Europa con un sello postal en edición especial, emitido a fines de 2012, un gran honor, ya que solo pocas personalidades son eternizadas de ese modo aún en vida.