Turquía responsabilizó a kurdos sirios del atentado terrorista de Ankara. De inmediato intensificó la lucha en su contra. Pero resulta dudoso que pueda ganar ese combate a largo plazo, a juicio de Kersten Knipp.
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No tanto admiración, sino más bien sorpresa es lo que provocó a nivel internacional el trabajo de la policía turca. En el curso de horas, logró -según sus propias afirmaciones- identificar al cerebro del atentado que cobró 28 vidas en Ankara. Se trata del sirio kurdo Salih N., nacido en 1992, quien viajó a Turquía en la pasada primavera boreal. Se dijo que el joven tiene vínculos con el PYD, el partido kurdo de Siria, con estrechos lazos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
La opción de Erdogan
El hecho de que la sorpresa no se convierta en admiración radica en que hasta el momento faltan pruebas. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, habló de “informaciones y evidencias”, pero desistió de especificar más. Al mismo tiempo, el PYD negó tener relación con el atentado.
Eso, sin embargo, no impresionó mayormente al gobierno turco. Poco después del atentado, emprendió los ataques más fuertes lanzados hasta ahora contra territorios del PYD en las inmediaciones de Aleppo. Erdogan ya optó: a partir de ahora, Turquía no combate tanto al grupo terrorista “Estado Islámico” o al presidente sirio, Bashar al-Assad, sino sobre todo a los kurdos sirios.
Para Ankara es inadmisible que estos pretendan erigir un estado propio junto a Turquía. “Jamás permitiremos que en nuestra frontera sur surja un nuevo Kandil”, dijo Erdogan el miércoles, aludiendo al lugar en que el PKK tiene su sede central en el norte de Irak.
Consecuencias en política exterior
La decisión adoptada por Erdogan tendrá consecuencias. En materia de política exterior, afectará negativamente las relaciones con Estados Unidos y con Rusia. Ambos apoyan al YPG -el brazo armado del PYD-, ya que lo consideran un valioso aliado en la lucha contra el Estado Islámico.
En vista de esas poderosas potencias protectoras, es un misterio cómo pretende proceder Turquía de modo eficaz contra la milicia del YPG. Si entrara en territorio sirio o enviara allí aviones, se enfrentaría directamente con militares rusos. Desde hace poco, los kurdos sirios tienen una oficina de enlace en Moscú. Eso le duele a Turquía pero alegra al presidente ruso. Erdogan, quien hasta hace poco tiempo no tenía reparos en dejar pasar yihadistas a Siria a través de territorio turco, se ha topado con Putin. Los aviones rusos despejan con sus bombardeos el territorio que los combatientes del YPG quieren incorporar a ese estado kurdo cuyo surgimiento Erdogan quiere evitar.
Riesgos internos
La actitud de Erdogan también tendrá efectos en la política interna, porque los kurdos que viven en Turquía observarán con suma atención la forma en que se actúe al otro lado de la frontera. Por ora parte, el PKK rechazó tener responsabilidad en el atentado de Ankara, pero dijo que posiblemente haya sido una “represalia por la masacre en el Kurdistán”. Y eso suena a advertencia.
Todo esto no le viene bien a Turquía. Al país llegan menos turistas, la economía se estanca, la inflación aumenta. A ello se suman los refugiados sirios, cada vez menos aceptados por la población turca. Todo esto incrementa la presión política sobre Erdogan, pero éste no hace nada por atenuarla.
Francia: la miseria de los refugiados kurdos
En la localidad de Grande-Synthe, cerca de Dunkerque, 2.000 refugiados kurdos aguardan una posibilidad para continuar su viaje a Gran Bretaña. El lodo y el frío agudizan su miseria. El Estado francés no interviene.
Imagen: DW/B. Riegert
Refugiados varados en Francia
Unos 2.000 hombres, mujeres y niños viven en el campamento improvisado en la localidad francesa de Grande-Synthe, cerca de Dunkerque. Allí los refugiados kurdos han construido pequeñas tiendas de campaña. Aquí documentamos sus extremas condiciones de vida.
Imagen: DW/B. Riegert
Esperando
Lizman es originario de la región del Kurdistán iraquí. “En casa hay guerra”, dice. Su meta es llegar a Inglaterra. En el campamento ha instalado un pequeño café en una barraca de madera. Este es el punto de encuentro de los jóvenes.
Imagen: DW/B. Riegert
Meta: Gran Bretaña
El iraquí Asis ha pedido prestado un martillo para repara su tienda de campaña y evitar que entren el lodo y el frío. El joven kurdo quiere atravesar el Canal de la Mancha. Para ello, tendría que pagar a un “coyote” hasta 5.000 euros. “Del otro lado todo tiene que ser mejor”, espera Asis.
Imagen: DW/B. Riegert
Una chispa de esperanza
No se sabe cuántos niños viven en el campamento en medio de la basura y el lodo. Voluntarios han recolectado peluches, y de vez en cuando los reparten en la “tienda de campaña de los niños”.
Imagen: DW/B. Riegert
Hundimiento
Esta muñeca se le cayó a un niño en el lodo. Muchas esperanzas se hunden en el campamento. En las noches el frío es inclemente y no hay luz eléctrica. Solo hay unos cuantos inodoros químicos portátiles y un par de duchas.
Imagen: DW/B. Riegert
Voluntarios de Inglaterra
Chris Bailey fue soldado en Irak. Ahora ayuda a los migrantes que quieren llegar a Inglaterra. “Las condiciones aquí son peores que algunas cosas que vi en la guerra”, dice el veterano. En el campamento, reparte cobijas y botas de hule.
Imagen: DW/B. Riegert
Bienvenidos a Francia
Denise (izq.) y Maryse ofrecen té a los migrantes y platican con ellos. Las señoras viven en una bonita casa particular enfrente del campamento: dos mundos separados por una calle. “Las autoridades no se ocupan” de los refugiados, dice Denise. Muchos de sus vecinos quieren que los migrantes desaparezcan.
Imagen: DW/B. Riegert
¿Dónde están los políticos?
Los voluntarios han bautizado los caminos lodosos con nombres de políticos europeos. La avenida “François Hollande” se llama así porque el Gobierno francés no ha mostrado ningún interés por el campamento improvisado. La Policía tampoco interviene, pese a que algunos habitantes del campamento informan de enfrentamientos violentos entre grupos de migrantes, sobre todo en las noches.
Imagen: DW/B. Riegert
Ayuda alemana
A la ciudad alemana de Múnich ya no arriban tantos refugiados. “Aquí nos necestian”, dice Sinan von Stietencorn, de la cocina popular “Volxküche München”. Junto con amigos ha viajado de Baviera al Canal de la Mancha para repartir comida a los migrantes.
Imagen: DW/B. Riegert
Auxilio
La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) vacuna a los refugiados contra sarampión y gripe. La humedad, el frío y la falta de higiene afectan sobre todo a los niños. MSF construye un nuevo campamento en Grande-Synthe, puesto que el Estado pareciera no sentirse responsable. Se trata del primer campamento de la organización humanitaria en ese país de la UE.
Imagen: DW/B. Riegert
Una cueva en el infierno
Asim cuenta que huyó del Estado Islámico en Irak. En el campamento ha luchado por un lugar limpio. En su pequeña cueva incluso ofreció un té a nuestra reportera de Deutsche Welle Catherine Martens. “Todos quieren continuar su viaje”, dice Asim.
Imagen: DW/B. Riegert
Tan lejos del sueño
El puerto de Dunkerque se encuentra a diez kilómetros del campamento improvisado. No obstante, las posibilidades de los migrantes kurdos de llegar a Inglaterra son mínimas. Casi ninguno quiere solicitar asilo en Francia. ¿Pagarán a algún “coyote”? ¿Regresarán a Bélgica o Alemania? ¿O simplemente seguirán aguardando?