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Opinión: ¿La campaña más aburrida de todos los tiempos?

Dagmar Engel
23 de septiembre de 2017

Los alemanes votan y Angela Merkel gana, de nuevo, la cancillería. Incluso, antes de las elecciones, como en las tres anteriores. Pero las preguntas más acuciantes siguen sin ser respondidas, dice Dagmar Engel.

Toma aérea del Reichstag, sede del Parlamento alemán.
Toma aérea del Reichstag, sede del Parlamento alemán. Imagen: picture-alliance/dpa/O.Lang

Nadie ha ganado, hasta ahora, las elecciones porque, sencillamente, apenas tienen lugar este 24 de septiembre, hasta las 6 de la tarde. Todo lo que creemos saber se basa en encuestas preliminares. Como recordatorio, el año pasado, en Europa nos fuimos a dormir dos veces seguros de que no ganaría el brexit y que en Estados Unidos triunfaría Hillary Clinton. Ya conocemos, las noticias al día siguiente.

Esta vez no será tan terrible. La diferencia de votos entre el partido cristianodemócrata de Merkel y el socialdemócrata de Schulz es demasiado grande como para que un cambio de canciller sea probable.

Los mercados financieros, en su inimitable arrogancia, ya han decidido que todo permanecerá estable. Una buena cosa para los corredores de bolsa, a los demás comerciantes no les importa.

¿Coalición tripartita?

Pero también los corredores de bolsa pueden errar. Esta vez, Angela Merkel tampoco podrá gobernar sola, por poderosa que sea. En la nueva coalición también tendrá que ceder en muchas cosas y tragar muchos sapos.

En la legislatura que terminó este fin de semana, el partido socialdemócrata (SPD)  la presionó exitosamente a introducir un salario mínimo. Los Verdes la podrían llevar en el próximo período a detener, definitivamente, la explotación de carbón. El partido liberal (FDP), por su parte, la podría obligar a expedir una ley de inmigración que Merkel no quiere en absoluto. A lo mejor, le toque aceptar ambas exigencias, si los votos no le alcanzan para formar una coalición de solo dos partidos. A medida que disminuye la previsibilidad, aumentan las disputas.

Se prevé que los votos alcancen para una nueva versión de la misma coalición entre CDU y SPD, pero los socialdemócratas no quieren volver a participar en un gobierno dirigido por Merkel. La experiencia les ha eseñado que pierden simpatías, y electores. Lo interesante es cuántos partidos van a formar esa coalición.

Si el SPD obtiene menos del 25% de los votos emitidos, probablemente preferirá  la oposición. Si solo alcanza un 20% , Martin Schulz renunciará a la jefatura de su partido. Hace medio año las encuestas le asignaban un 30%. Un verdadero drama, pero en el marco de la tradición democrática alemana.

Por la cohesión de la sociedad

Dagmar Engel, de DW.

Pero hay otra cuestión por resolver: ¿cuántos electores olvidarán la historia alemana y optarán por el partido populista de derecha AfD? No todos los que lo elijan son nacionalistas de derecha o racistas, pero todos los que lo hagan ya saben a quién le dan su voto. Esta elección no la ganarán los populistas de derecha, nadie va a gobernar con ellos.

El fortalecimiento de este partido populista de derecha significa una pérdida de reputación en la política exterior de Alemania, pero carece de valor para el resto del mundo. Los populistas de derecha seguirán influyendo, con más o menos peso, en el discurso político en Alemania.

La cuota proporcional de votos por el AfD mostrará cuán profunda es la división de la sociedad. Y cuán grande es la tarea para el próximo gobierno, que tiene que asegurar la cohesión de la sociedad - en una Alemania abierta y moderna en Europa.

Si esto se logra depende también de la composición del Parlamento y, por lo tanto, del Gobierno. Esto es lo que los alemanes deciden este domingo. Emocionante.

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