Alemania viviendo una horrible semana y la canciller sigue de vacaciones, critican algunos. Dicha crítica está dirigida, principalmente, a su política de refugiados, dice Fabian von der Mark.
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El primer ataque suicida islamista en Alemania, un ataque con hacha de un joven yihadista, un asesino musulmán que corre con cuchillo de cortar Kebab en mano a través del centro de una ciudad y, por último, un joven francotirador que mata a varios chicos en Múnich.
¡Y la canciller sigue de vacaciones! Así piensan muchos alemanes sobre los violentos acontecimientos en este verano de 2016. En efecto, Angela Merkel, descansa en alguna parte de Uckermark, el norte de Berlín, y envía un mensaje de solidaridad a las víctimas en Reutlingen y Ansbach, a través de su portavoz. Incluso tras la matanza de Múnich, Hollande y Obama salieron primero que Merkel a expresar su solidaridad que la misma Merkel. ¿No se da cuenta Merkel de lo que está pasando en el país?
Merkel supera su aura de analítica
Por supuesto que Merkel sabe qué está sucediendo. Durante el fin de semana estuvo tratando de captar el estado de ánimo de la población tras la serie de atentados. A la científica Merkel parece haberle costado establecer una relación entre la matanza preparada durante años por alguien que había nacido en Múnich y los atentados cometidos por peticionarios de asilo, inspirados por el Estado Islámico. Pero Merkel lo hizo: habló de la inseguridad que sienten los alemanes, expresó condolencias y prometió esclarecimiento. Y citó, sorpresivamente, a una rueda de prensa este jueves 28 de julio.
Hasta ahora, se sabe que los motivos del asesinato en Reutlingen fueron “pasionales”. Por ello es inusual que la canciller expresara su pésame en este caso. Pero Merkel sabe que los crímenes en Reutlingen, Ansbach y Wurzburgo fueron cometidos por un refugiado y dos peticionarios de asilo.
El Gobierno subraya, con razón, que los recientes ataques terroristas en Europa fueron cometidos, casi todos, por personas que vívian desde hace muchos años en Europa. Pero los últimos tres atentados cometidos en Alemania fueron cometidos por jóvenes provenientes de Afganistán y Siria, que habían llegado en los dos últimos dos años y que habían sido recibidos con los brazos abiertos por expertos y familias alemanas. Este es justamente el flanco débil de Merkel, como promotora de la "cultura de bienvenida".
Merkel teme un nuevo debate sobre refugiados
Por supuesto que la canciller se podría vestir de luto, más a menudo, e interrumpir sus vacaciones, como lo han hecho otros políticos. Pero eso no le convendría. Por el contrario, Merkel reviviría un debate que no necesita: su política de refugiados. Hay tres frases que los críticos de Merkel quieren ahora escuchar: "Mi política de refugiados ha fracasado. La admisión de más de un millón de musulmanes es un riesgo incalculable. Y los acontecimientos de la semana pasada lo demuestran de forma macabra".
Calma y claridad, no a la histeria y el caos
Pero de Angela Merkel no se van a escuchar tales frases, tampoco este jueves. En primer lugar, porque sabe que ni el francotirador de Múnich ni los autores de Wurzburgo, Ansbach y Reutlingen llegaron a Alemania en el polémico otoño de 2015. En segundo lugar, porque sería exactamente lo que sus feroces críticos en Alemania, y los fanáticos del Estado Islámico quieren escuchar. Y en tercer lugar, porque Merkel sabe que lo que ahora se necesita es eso que abunda en Uckermark: calma y claridad, y no histeria y caos.
El año de los refugiados
Nunca antes hubo tantos refugiados como en 2015. Muchos han llegado a Alemania. "Es un desafío histórico", señaló la canciller Angela Merkel. Una mirada retrospectiva a un año estremecedor.
Imagen: Reuters/O. Teofilovski
Grecia: una puerta hacia la UE
Estos jóvenes procedentes de Siria superaron una peligrosa etapa de su viaje. Llegaron a Grecia y, por ende, a la Unión Europea. Pero con ello no alcanzaron todavía su meta. Quieren seguir rumbo al norte, hacia otros países de la UE. La mayor parte huyó en 2015 a Alemania y Suecia.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Peligro en el Mediterráneo
El camino que han recorrido encierra peligros mortales. Reiteradamente zozobraron embarcaciones no aptas para la travesía. Estos niños sirios y su padre tuvieron suerte. Fueron rescatados en el Mediterráneo por pescadores griegos de la isla Lesbos.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
La imagen que conmovió al mundo
Aylan Kurdi, de tres años de edad, no sobrevivió. A comienzos de septiembre se ahogó con su hermano y su madre en el Egeo, cuando intentaban llegar a la isla de Kos. La foto de este niño sirio muerto dio la vuelta al mundo, conmoviendo a miles de personas.
Imagen: Reuters/Stringer
Contrastes a la vista
Kos, a menos de cinco kilómetros de Turquía, es la meta de muchos refugiados. Llegan a las playas donde solo solía haber turistas. Este grupo de refugiados paquistaníes logró arribar con un bote inflable.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Caos total
Muchos refugiados quedan varados en Kos, porque solo pueden continuar viaje a tierra continental tras haberse registrado. En el verano, la tensión escaló cuando las autoridades hicieron esperar a los refugiados en un estadio para hacer ese trámite, a pleno sol y sin agua.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Un transbordador para refugiados
Debido a la insostenible situación imperante en la isla se produjeron disturbios. Para reducir la tensión, las autoridades griegas arrendaron un barco en el que se habilitaron posibilidades de alojamiento para 2.500 refugiados y una oficina de registro.
Imagen: Reuters/A. Konstantinidis
El dilema de Europa
Por la misma época, más al norte, en la frontera greco-macedonia, policías fronterizos impiden el paso a la gente. En el tumulto hay niños que lloran, separados de sus padres. "Pura desesperación" se llama la foto tomada por Georgi Licovski. La Unicef la distinguió como la foto del año, ya que plasma "el dilema de Europa y su responsabilidad".
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Un símbolo negativo
A fines del verano, Budapest se convirtió en un símbolo del fracaso de las autoridades y de la xenofobia. Miles de refugiados acampaban en los alrededores de una estación ferroviaria de capital húngara. El gobierno les prohibió continuar su viaje. En consecuencia, muchos siguieron su camino a pie, rumbo a Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa/B. Roessler
Se abre el paso
El 5 de septiembre se despejó el camino para los refugiados. La canciller alemana, Angela Merkel, tomó con su par austríaco, Werner Feymann, la decisión de permitir a la gente continuar el viaje. Varios trenes especiales y buses se dirigieron por esos días a Viena y Múnich.
Imagen: picture alliance/landov/A. Zavallis
Bienvenidos, refugiados
El primer fin de semana llegaron a Múnich cerca de 20.000 refugiados. En la estación central de la ciudad se reunieron innumerables voluntarios para atender a los refugiados y proporcionarles alimentos y vestimenta.
Imagen: Getty Images/AFP/P. Stollarz
"Lo lograremos"
Mientras Merkel era aclamada por los refugiados y los partidarios de darles asilo, en otros sectores de Alemania surgía el descontento. En una conferencia de prensa, Merkel respondió a las críticas con estas palabras: "Si tenemos que disculparnos por mostrar un rostro gentil en una situación de emergencia, este no es mi país". Otra frase se convirtió en su mantra: "Lo lograremos".
Imagen: Reuters/F. Bensch
Historias en el equipaje
A fines de septiembre, la policía publicó una imagen conmovedora. Una niña refugiada hizo este dibujo y se lo regaló a un policía de Passau. Muestra el horror que vivieron muchos refugiados y su gran alegría de estar por fin a salvo.
Imagen: picture-alliance/dpa/Bundespolizei
El drama continúa
A fines de octubre habían llegado a Alemania más de 750.000 refugiados. Pero el flujo no cesaba. Los países de la denominada "ruta de los Balcanes" se veían superados y cerraron sus fronteras. Solo se siguió permitiendo el paso a sirios, afganos e iraquíes. Como una forma de protesta, algunos refugiados de otros países se cosieron los labios.
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Sin final a la vista
"¡Ayúdanos, Alemania!", dicen los carteles de los manifestantes en la frontera con Macedonia. En Europa se acerca el invierno y miles de personas, incluyendo niños, se encuentran atrapadas en tierra de nadie. Entretanto, incluso Suecia, considerado un país abierto a los refugiados, estableció transitoriamente controles fronterizos. La UE cuenta para 2016 con otros tres millones de refugiados.