China está ante un inminente cambio de líderes y Kim Jong-un podría tratar de aprovecharse de esta oportunidad. No se le puede permitir salirse con la suya, dice Peter Sturm, del diario “Frankfurter Allgemeine Zeitung”.
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El nuevo lanzamiento de un misil norcoreano no ha supuesto una sorpresa. Siguiendo la lógica del régimen de Pyongyang, es la respuesta a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que acaba de imponer nuevas sanciones a Corea del Norte. Desde hace algún tiempo, Kim Jong-un solo encuentra aprobación a su continua escalada política por parte de quienes están destinados a festejarlo en las calles de su país.
Así pues ¿qué empuja a Kim a llevar a cabo estos lanzamientos y a hacer una prueba nuclear? Podríamos buscar una razón en China. El Partido Comunista celebrará un congreso en octubre, como hace cada cinco años. En esta ocasión se van a tomar decisiones trascendentales. Una gran parte de la cúpula debe retirarse por motivos de edad. Es de suponer que, tras el telón, ya está claro quién formará parte de la dirección del partido, pero incluso aunque todo discurra sin diferencias de opinión mencionables, no puede decirse que los nuevos líderes de China vayan a tener completa capacidad de maniobra. Esta situación se mantendrá previsiblemente un tiempo después del congreso, hasta que la nueva cúpula y su séquito se acostumbren a su nuevo trabajo. Incluso aunque quisieran ocuparse de ello, de momento, los líderes chinos tienen otras preocupaciones que no son el vecino díscolo del suroeste.
Posiblemente Kim Jong-un aprovechará la oportunidad para impresionar a la comunidad mundial de tal manera que esta prefiera un acuerdo dudoso que favorezca a Kim antes que arriesgarse a una guerra de imprevisibles consecuencias para Corea, la región y el mundo. Aquellos que están a favor de un compromiso tal, ignoran que incluso un reconocimiento tácito de Corea del Norte como potencia atómica sería una señal equivocada para muchos otros. Durante esta semana incluso se debatió seriamente en Corea del Sur sobre la posibilidad de que vuelvan a estacionarse en la península las armas nucleares estadounidenses, que hace largo tiempo fueron retiradas.
A ello hay que añadir que Japón, a pesar de su propia experiencia dolorosa con las armas nucleares, no está dispuest a quedarse de brazos cruzados mientras observa cómo se permite a Kim conservar "su” bomba. En aras de la paz mundial, no se puede consentir que Kim se salga con la suya.
Autor: Peter Sturm, de FAZ (MS/ERS)
Estas son las bombas más destructivas del mundo
Estas son las bombas más destructivas del mundo
Imagen: picture-alliance/dpa/US Department of Energy
Robert Oppenheimer, el padre de la bomba atómica
Así considerado por su destacada participación en el Proyecto Manhattan, que desarrolló las primeras armas nucleares de la historia durante la Segunda Guerra Mundial. La primera bomba nuclear fue detonada el 16 de julio de 1945 en la Prueba Trinity, en Nuevo México.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Rooney
"Little boy" es lanzada sobre Hiroshima en agosto de 1945
Las bombas atómicas se fabrican con plutonio o uranio radiactivo y obtienen su fuerza destructiva de la energía que se libera al dividirse el núcleo atómico (fisión nuclear). Este material divisible, al ser expuesto a combustible convencional, queda presionado de tal manera que provoca una reacción en cadena.
Imagen: Imago/United Archives International
Bomba atómica puede matar a cientos de miles
En un segundos, la bomba puede matar a cientos de miles de personas y devastar amplias zonas. A largo plazo la radiactividad también causa graves daños a la salud. En Hirosihima y Nagasaki murieron más de 200.000 personas y 130 mil quedaron heridas. "Me convertí en el destructor del mundo", exclamó Oppenheimer al enterarse. Japoneses conmemoran aquí la matanza que acabó con la II Guerra Mundial.
Imagen: AP
Bomba de uranio
En este caso, a una masa de uranio, llamada "subcrítica", se le añade una cantidad del mismo elemento químico para conseguir una "masa crítica" que comienza a fisionar por sí misma. Otros elementos potencian la creación de neutrones libres, acelerando la reacción en cadena "sostenida", provocando destrucción por la onda de choque mecánica, la onda térmica y la radioactividad.
Imagen: Gemeinfrei
Bomba de hidrógeno o termonuclear
En la imagen vemos a "Ivy Mike", explotada en Nuevo México el 1° de noviembre de 1952. La bomba termonuclear es varias veces más poderosa que las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki. La bomba de hidrógeno (Bomba H), también llamada térmica de fusión, se basa en la obtención de la energía desprendida al fusionarse dos núcleos atómicos, en lugar de la fisión de los mismos.
Imagen: picture-alliance/dpa/US Department of Energy
Bomba de plutonio, más moderna y complicada
La masa fisionable se rodea de explosivos plásticos, como el RDX, para comprimir el metal, del tamaño de una pelota de tenis al de una canica. Aumentando la densidad el material reacciona en cadena de fisión nuclear descontrolada, provocando la explosión y la destrucción total, contaminando con radioactividad a todo ser vivo alrededor. Aquí vemos la Planta Nuclear Militar de Chongqing, China.
Imagen: picture-alliance/newscom
Bomba de hidrógeno va más allá que la atómica
Un bombardeo de electrones produce la división del núcleo de un átomo y esto produce una reacción en cadena descontrolada. Hasta el momento se trata de una bomba atómica ordinaria. La bomba de hidrógeno va un poco más allá, tiene una segunda etapa. En la imagen la bomba H rusa Zar AN-602.
Imagen: Reuters/M. Zmeyev
Bomba H: dos bombas en una
Después de la fisión del núcleo y la reacción en cadena, el material se dispersa, y esta bomba lo reutiliza, generando una reacción inversa, la fusión. De tal reacción de fusión se desprenden electrones de alta energía que producen nueva reacción en cadena mucho más fuerte. Por esto es que la bomba de hidrógeno es mucho más potente que la atómica. Aquí, la planta de Punggye-ri, Corea del Norte.
Bikini, bombas y un pueblo contaminado
Habitantes de las Islas Marschall protestan aquí por lo que se considera un crimen de lesa humanidad contra la población de los Territorios de Prueba del Océano Pacífico. En Bikini y Rongerik, Estados Unidos ensayó más de 20 bombas de hidrógeno y atómicas entre 1946 y 1958. La población indígena fue expulsada. Los políticos y la radioactividad los desterraron para siempre.