El acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Turquía revela la falsedad de las políticas europeas para hacer frente a la crisis de refugiados. Oficialmente, el acuerdo se vende como un éxito, pero la realidad es otra: el acuerdo establece que por cada sirio legalmente autorizado a viajar a la UE a través de Turquía, la UE puede enviar un refugiado que haya llegado ilegalmente de regreso a Turquía. Hasta ahí todo claro. Sin embargo, no funciona como debería, como lo demuestran las cifras oficiales de la Comisión Europea: desde que entró en vigor el acuerdo, casi 12.500 inmigrantes de Turquía han sido admitidos en la UE. A cambio, solo alrededor de 2.100 personas llegadas ilegalmente a la UE han sido devueltas a Turquía.

En lugar de la regla acordada 1:1, la UE ha tomado seis veces más personas que las enviadas a Turquía. Sin embargo, la culpa no es de Turquía, sino de Bruselas: la UE simplemente no se mantiene al día con los casos en los campamentos en las islas griegas en el Egeo.

Las fronteras no están protegidas

Pero incluso Turquía no cumple plenamente sus obligaciones pactadas en el acuerdo. La UE transfirió tres mil millones de euros a Turquía a principios de 2018. A cambio, Turquía debería fortalecer sus fronteras para evitar que más y más refugiados lleguen sin ser controlados a la UE. Tan amargo como suena: dinero para comprar tranquilidad, sin hacer más preguntas: así es como funciona la realpolitik.

El problema es que el acuerdo no funciona en este punto, aunque sea cierto que Turquía ha tomado medidas. Por ejemplo, Ankara ha construido vallas fronterizas con alambre de púas en la frontera con Siria. Sin embargo, todas las fronteras siguen siendo filtrables; el número de inmigrantes ilegales en la UE está aumentando de nuevo. El asesor político Gerald Knaus, considerado el "inventor" del acuerdo entre la UE y Turquía, debe admitir que solo en la segunda mitad de 2017, poco menos de 20.000 inmigrantes llegaron a Grecia por el Egeo, más del doble que en la primera mitad del año.

El componente moral

Angela Merkel había prometido en 2015 evitar una "catástrofe humanitaria" y, por lo tanto, decidió no cerrar las fronteras alemanas. Dado el sufrimiento humano causado por el acuerdo con Turquía, esta declaración parece más que cínica. Según Caritas, más de 13.000 niños, mujeres y hombres están detenidos en las islas griegas. La situación de los refugiados en los campamentos superpoblados es desesperada: tan solo esta semana hubo nuevamente disturbios entre policías y refugiados en el campamento de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos.

Y la situación en Turquía no parece mucho mejor: hay informes regulares de organizaciones de derechos humanos, los cuales denuncian que soldados turcos incluso disparan a refugiados en las fronteras.

Más dinero en lugar de alternativas

En lugar de mejorar la situación humanitaria de los refugiados, Angela Merkel y sus colegas en Europa han hecho todo lo posible por mantener el sufrimiento a las puertas de Europa en los últimos dos años, sobretodo en los lugares que no están en el foco de atención de las cámaras.

A pesar de todas estas deficiencias obvias, ni Bruselas, ni Berlín ni Atenas están trabajando actualmente en alternativas serias a este acuerdo. Por el contrario, esta semana la Comisión Europea ha decidido pagar otros tres mil millones de euros a Turquía.

El acuerdo entre la UE y Turquía no resuelve ninguno de los problemas reales. Solo revela la hipocresía de la política europea para lidiar con la crisis de refugiados.

Autor: Daniel Heinrich (FEW/DZC)

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