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Opinión: La integración es una enorme tarea

Verica Spasovska 15 de septiembre de 2015

La acogida de Alemania a los refugiados es maravillosa, pero su integración llevará décadas, y supondrá asumir obligaciones en igual medida tanto al Estado como a los propios inmigrantes, opina Verica Spasovska.

Deutschland Flüchtlinge in München
Imagen: DW/M. Gopalakrishnan

Desde hace semanas venimos observando con alegría imágenes de alemanes acogiendo afables en las estaciones de todo el país a refugiados exhaustos, agotados, pero llenos de esperanza. Incansables, los voluntarios reparten agua, comida y ropa. Son gestos de humanidad por los que Alemania ha recibido reconocimiento internacional. Pero la alegría por esta maravillosa acogida no debe ocultar el hecho de que Alemania se enfrenta a una tarea hercúlea: la integración de estas personas. La mayoría proceden de culturas muy diferentes, de países islámicos, como Siria, Irak y Afganistán. Y, previsiblemente, su estancia aquí se extenderá en el tiempo, porque la pacificación de sus países de origen puede durar años, cuando no décadas.

Integrarlos no es tarea pequeña, como tampoco lo fue hace 30 años, cuando llegaron millones de inmigrantes del sur de Europa a trabajar a Alemania. En aquel entonces, el lema era “son solo trabajadores temporales”, por ese motivo no se tomaron muchas medidas de integración. Pero la mayoría se han quedado en Alemania y muchos de ellos se han integrado bien, aunque justo ahora surgen parcialmente en las generaciones posteriores de turcos auténticas sociedades paralelas que no desean tener nada que ver con las reglas alemanas.

Verica Spasovska, redactora de DW.

Obligaciones para los refugiados

Para evitar esto, hay que enviar lo antes posible a niños y jóvenes a las guarderías y escuelas. Tanto ellos como sus padres deben aprender alemán. Y deben tener claro que en Alemania hay otras prácticas sociales, distintas a las de sus países de origen: hombres y mujeres tienen los mismos derechos. Nadie puede prohibir a su hija contraer matrimonio con un hombre perteneciente a otra religión. Quien trate de impedirlo usando la violencia, puede ir a la cárcel. La Constitución es el fundamento último de nuestra sociedad, no un libro religioso como el Corán. Los homosexuales no van a la cárcel en Alemania, como ocurre por ley en países del Cercano Oriente. No se puede pegar a los niños y estos están obligados a acudir a la escuela.

Los inmigrantes deben familiarizarse lo antes posible con los elementos esenciales de la política germana. Debido a su pasado, Alemania tiene una relación especial con Israel y Estados Unidos. Eso será una experiencia nueva para muchos refugiados procedentes de los países árabes.

Oportunidad para Alemania

El hecho de que muchos inmigrantes vengan de países islámicos no tiene por qué ser un obstáculo para su integración en la sociedad alemana. El pasado es un ejemplo fehaciente de cómo Alemania ha integrado sin problemas a cientos de miles de musulmanes. Durante la guerra en Yugoslavia, a principios de los años 90, llegaron casi 400.000 refugiados de guerra al país. La mayoría eran musulmanes bosnios. Estos musulmanes se caracterizan por profesar un islam europeo, moderado, que tiende desde hace siglos un puente entre Europa y el Cercano Oriente. Si es posible integrar sobre la base de nuestra Constitución la existencia de un islam moderado en Alemania, la actual ola de refugiados puede ser una gran oportunidad.

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