El primer ministro griego insiste en una cumbre extraordinaria de la UE, y en Atenas rondan rumores sobre nuevas elecciones. Jannis Papadimitriou exhorta a mantener la calma, puesto que podría ser pura táctica.
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“Más te vale que no te aparezcas por acá”: poco antes de Pascua o Navidad en las zonas rurales muchos parlamentarios griegos suelen recibir esta amenaza por parte de sus electores. Y es que generalmente los representantes del pueblo pasan los días festivos en sus distritos electorales.
Aprovechan la ocasión para establecer nuevos contactos y hacer publicidad para su política en lugares apartados. No obstante, desde el comienzo de la crisis de deuda escasean las noticias buenas que puedan anunciar, por lo que son recibidos con desconfianza y, a veces, incluso son agredidos.
De acuerdo con el rito ortodoxo, este domingo se celebra la Pascua en Grecia, y, como de costumbre, todos los diputados viajan a sus distritos electorales. Probablemente se deba a ello que el primer ministro de izquierda Tsipras haya vuelto a izar la bandera de la resistencia contra los acreedores.
Y es que el hecho de que el Gobierno en Atenas haya cancelado una reunión extraordinaria de los ministros de Finanzas de la UE sobre Grecia planeada para este jueves -pese a que según sus propias informaciones se ha puesto de acuerdo en un 90 por ciento con los acreedores sobre los próximos pasos a seguir- no se puede explicar racionalmente de otra manera.
Dejar abiertas las opciones
En cambio, el jefe de Gobierno griego vuelve a exigir una vez más una cumbre extraordinaria de la UE. Desde el principio, el político de izquierda quería que las negociaciones con sus colegas europeos sobre su país se celebrasen al más alto nivel político. Como si los funcionarios de la UE, del Banco Central Europeo (BCE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) no tuvieran nada que decir al respecto.
El año pasado, Tsipras no llegó muy lejos con esta estrategia. Al parecer, quiere volver a intentarlo. No obstante, probablemente todo sea solo táctica. En los últimos meses, Tsipras por lo menos ha sido constante en una cosa: el primer ministro de izquierda quiere dejar abiertas todas las opciones el mayor tiempo posible y tomar su decisión en el momento que más le convenga a nivel nacional o quizá en el último momento que le sea posible en términos de “política real”.
Al igual que a principios de verano de 2015, actualmente todo pareciera ser posible: tanto un acuerdo como la ruptura definitiva con los acreedores. En Atenas rondan los rumores sobre nuevas elecciones e incluso sobre un nuevo referendo sobre el programa de ahorro griego. Pero: si Tsipras quisiera provocar un conflicto con los acreedores, ya lo hubiera podido hacer desde hace tiempo. No obstante, puesto que Tsipras no pareciera decantarse por esta opción, es de suponer que en realidad está interesado en llegar a un acuerdo con los acreedores.
Se buscan enemigos
No obstante, el primer ministro también quiere evitar transmitir la impresión de querer alcanzar un compromiso a cualquier precio. Y es por ello que siempre trata de inventar enemigos contra los que vale la pena luchar, por ejemplo, los expertos del FMI, los “círculos conservadores en Europa” o la “troika nacional”, es decir, todos los griegos que no quieren combatir a los acreedores. Esta táctica le ha valido muchas simpatías al gobernante partido Syriza en Grecia, sobre todo en las campañas electorales. Probablemente no renunciará a ella.
Nunca antes hubo tantos refugiados como en 2015. Muchos han llegado a Alemania. "Es un desafío histórico", señaló la canciller Angela Merkel. Una mirada retrospectiva a un año estremecedor.
Imagen: Reuters/O. Teofilovski
Grecia: una puerta hacia la UE
Estos jóvenes procedentes de Siria superaron una peligrosa etapa de su viaje. Llegaron a Grecia y, por ende, a la Unión Europea. Pero con ello no alcanzaron todavía su meta. Quieren seguir rumbo al norte, hacia otros países de la UE. La mayor parte huyó en 2015 a Alemania y Suecia.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Peligro en el Mediterráneo
El camino que han recorrido encierra peligros mortales. Reiteradamente zozobraron embarcaciones no aptas para la travesía. Estos niños sirios y su padre tuvieron suerte. Fueron rescatados en el Mediterráneo por pescadores griegos de la isla Lesbos.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
La imagen que conmovió al mundo
Aylan Kurdi, de tres años de edad, no sobrevivió. A comienzos de septiembre se ahogó con su hermano y su madre en el Egeo, cuando intentaban llegar a la isla de Kos. La foto de este niño sirio muerto dio la vuelta al mundo, conmoviendo a miles de personas.
Imagen: Reuters/Stringer
Contrastes a la vista
Kos, a menos de cinco kilómetros de Turquía, es la meta de muchos refugiados. Llegan a las playas donde solo solía haber turistas. Este grupo de refugiados paquistaníes logró arribar con un bote inflable.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Caos total
Muchos refugiados quedan varados en Kos, porque solo pueden continuar viaje a tierra continental tras haberse registrado. En el verano, la tensión escaló cuando las autoridades hicieron esperar a los refugiados en un estadio para hacer ese trámite, a pleno sol y sin agua.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Un transbordador para refugiados
Debido a la insostenible situación imperante en la isla se produjeron disturbios. Para reducir la tensión, las autoridades griegas arrendaron un barco en el que se habilitaron posibilidades de alojamiento para 2.500 refugiados y una oficina de registro.
Imagen: Reuters/A. Konstantinidis
El dilema de Europa
Por la misma época, más al norte, en la frontera greco-macedonia, policías fronterizos impiden el paso a la gente. En el tumulto hay niños que lloran, separados de sus padres. "Pura desesperación" se llama la foto tomada por Georgi Licovski. La Unicef la distinguió como la foto del año, ya que plasma "el dilema de Europa y su responsabilidad".
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Un símbolo negativo
A fines del verano, Budapest se convirtió en un símbolo del fracaso de las autoridades y de la xenofobia. Miles de refugiados acampaban en los alrededores de una estación ferroviaria de capital húngara. El gobierno les prohibió continuar su viaje. En consecuencia, muchos siguieron su camino a pie, rumbo a Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa/B. Roessler
Se abre el paso
El 5 de septiembre se despejó el camino para los refugiados. La canciller alemana, Angela Merkel, tomó con su par austríaco, Werner Feymann, la decisión de permitir a la gente continuar el viaje. Varios trenes especiales y buses se dirigieron por esos días a Viena y Múnich.
Imagen: picture alliance/landov/A. Zavallis
Bienvenidos, refugiados
El primer fin de semana llegaron a Múnich cerca de 20.000 refugiados. En la estación central de la ciudad se reunieron innumerables voluntarios para atender a los refugiados y proporcionarles alimentos y vestimenta.
Imagen: Getty Images/AFP/P. Stollarz
"Lo lograremos"
Mientras Merkel era aclamada por los refugiados y los partidarios de darles asilo, en otros sectores de Alemania surgía el descontento. En una conferencia de prensa, Merkel respondió a las críticas con estas palabras: "Si tenemos que disculparnos por mostrar un rostro gentil en una situación de emergencia, este no es mi país". Otra frase se convirtió en su mantra: "Lo lograremos".
Imagen: Reuters/F. Bensch
Historias en el equipaje
A fines de septiembre, la policía publicó una imagen conmovedora. Una niña refugiada hizo este dibujo y se lo regaló a un policía de Passau. Muestra el horror que vivieron muchos refugiados y su gran alegría de estar por fin a salvo.
Imagen: picture-alliance/dpa/Bundespolizei
El drama continúa
A fines de octubre habían llegado a Alemania más de 750.000 refugiados. Pero el flujo no cesaba. Los países de la denominada "ruta de los Balcanes" se veían superados y cerraron sus fronteras. Solo se siguió permitiendo el paso a sirios, afganos e iraquíes. Como una forma de protesta, algunos refugiados de otros países se cosieron los labios.
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Sin final a la vista
"¡Ayúdanos, Alemania!", dicen los carteles de los manifestantes en la frontera con Macedonia. En Europa se acerca el invierno y miles de personas, incluyendo niños, se encuentran atrapadas en tierra de nadie. Entretanto, incluso Suecia, considerado un país abierto a los refugiados, estableció transitoriamente controles fronterizos. La UE cuenta para 2016 con otros tres millones de refugiados.