Los solicitantes de asilo también tienen obligaciones
24 de febrero de 2017
Como Alemania no puede acoger a todos los que llegan, el Estado debe ejercer control. Va en interés de los solicitantes de asilo colaborar con ese control, opina Reinhard Müller, del Frankfurter Allgemeine Zeitung.
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Cualquier solicitante de asilo en Alemania recibe ayuda. Pero, para eso, hay que saber de dónde viene. No es indispensable mostrar un pasaporte. Al fin y al cabo, nadie está obligado a identificarse constantemente, y todos tenemos la libertad de salir de nuestro país y viajar por el mundo.
Deber de cooperar
Pero quien algo quiere, debe cumplir los requisitos. Quien quiera obtener el asilo, debe explicar por qué. Y para esto también es importante el lugar de origen. Tampoco tiene sentido pretender ayudar a los refugiados sin saber nada con certeza sobre ellos. Lo que muchos no parecen saber o prefieren olvidar es que los solicitantes de asilo también tienen que colaborar con el procedimiento.
De ahí que se les pueda pedir acceder a la información y los datos de sus teléfonos inteligentes. Sólo sería problemático si se pretendiese acceder a su información personal o si se vulnerara el núcleo del derecho a la privacidad. Sin embargo, para determinar su procedencia es necesario pedirlos y, muchas veces, imprescindible. Finalmente no a todos se les reconoce el derecho de asilo en Alemania. Eso va en interés del Estado y, en el fondo, también de los refugiados.
Desde luego, es comprensible que prueben suerte en Europa, sobre todo en Alemania. Pero también resulta evidente para todos que esto no es sostenible a largo plazo. Es humanamente entendible que muchos estén intentando encubrir su origen, ya que saben que viviendo de determinados países tienen pocas posibilidades de que su solicitud de asilo sea admitida . Y que, viniendo de otras regiones, hay muchas más opciones. Pero todos los que quieren preservar esta sociedad y su carácter humanitario deben entender también que solo las malas perspectivas económicas y la falta de oportunidades en sus países de origen no dan derecho a reclamar el asilo.
Evitar los abusos
Precisamente porque la ley alemana respeta los derechos civiles y, especialmente, el derecho a la privacidad, también de cada refugiado, debe insistir en el control y la información. Se debe mantener el control sobre quién entra en el país. Esta es precisamente la razón que impulsa a la mayoría de los migrantes a Alemania: aquí se recibe ayuda. Aquí se puede esperar protección. Pero aquí también se persiguen los abusos. Y en esto, todo el mundo tiene que ayudar.
La selfie con Merkel que cambió la vida de un refugiado
Para algunos, los autorretratos con el celular son un vicio, para otros, una moda pasajera. En el caso del sirio Anas Modamani, de 19 años, una selfie con la canciller germana transformó su vida.
Imagen: Anas Modamani
Encuentro con Angela Merkel
Anas Modamani estaba alojado en el campamento de refugiados de Berlín-Spandau, cuando se enteró de que la canciller alemana, Angela Merkel, visitaría el lugar el 10 de septiembre de 2015 para conversar con los inmigrantes. Ese día, el sirio de 19 años, un adepto a las redes sociales, decidió sacarse una selfie con la jefa de Gobierno con la esperanza de que impulsara un cambio real en su vida.
Imagen: Anas Modamani
Huida a Europa
Cuando la casa de la familia de Modamani, en Damasco, fue bombardeada, Anas, sus padres y hermanos se mudaron a Garia, una ciudad más pequeña. Ahí el joven decidió huir a Europa con la esperanza de que su familia lo pudiera alcanzar allá más tarde. Primero viajó a Líbano, después a Turquía y, de ahí, a Grecia.
Imagen: Anas Modamani
Travesía peligrosa
Por poco, la travesía de Anas le cuesta la vida. Para atravesar el Mar Egeo, entre Turquía y Grecia, tuvo que subirse a un bote inflable, al igual que la mayoría de los refugiados. El sirio cuenta que la embarcación se volcó porque estaba abarrotada. Anas casi se ahoga.
Imagen: Anas Modamani
Cinco semanas a pie
El trayecto entre Grecia y Macedonia lo tuvo que recorrer a pie, lo cual le llevó cinco semanas. De ahí siguió a Hungría y Austria. En septiembre de 2015 alcanzó su destino final: Múnich. Una vez en Alemania, Anas decidió irse a Berlín, donde vive desde entonces.
Imagen: Anas Modamani
En espera de asilo
En la capital alemana, el joven de Damasco pasó días enteros esperando delante de la central para refugiados LaGeSo. Cuenta que fue difícil, sobre todo por la llegada del invierno. Finalmente, fue enviado al campamento de Berlín-Spandau. Quiso llamar la atención sobre su situación como refugiado, y una selfie con Merkel le pareció la oportunidad ideal.
Imagen: Anas Modamani
Por fin una familia
Anas asegura que su autorretrato junto a la canciller alemana fue el elemento de cambio clave en su vida. Tras la publicación de la selfie en internet, recibió mucha atención mediática, y fue así como llamó la atención de su familia adoptiva. Desde hace aproximadamente un año, Anas vive con los Meeuw, que lo apoyan en todo.
Imagen: Anas Modamani
Extrañando su país
Anas dice sentirse feliz al lado de su familia germana. Además ha encontrado muchos amigos. Aparte de hacer un curso de alemán, participa en muchas actividades culturales. El sirio también quisiera capacitarse profesionalmente. Sin embargo, de momento, su prioridad es obtener oficialmente asilo y poder traer a su familia a Alemania.
Imagen: Anas Modamani
Clima de rechazo a refugiados
Anas Modamani espera poder gozar de una vida larga y segura en su patria adoptiva. Sin embargo, le preocupan los sentimientos negativos contra los refugiados en Alemania. Teme que ese clima de rechazo pueda aumentar e influenciar las leyes referentes a los inmigrantes.
Imagen: Anas Modamani
Consecuencias negativas
Sin embargo, la famosa selfie con la mandataria germana no solo le ha traído suerte a Anas. En febrero de 2017, el sirio demandó en Alemania a Facebook por propagación de noticias falsas. En la plataforma social, su autorretrato terminó siendo usado en mensajes donde se le asocia con actividades terroristas.