También en democracias como EE.UU. o Polonia los periodistas están bajo presión. El discurso público se ha reducido, un fenómeno que atañe a los medios de comunicación, dice Ines Pohl en el Día de la Libertad de Prensa.
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Los números son alarmantes: en todo el mundo hay cada vez más periodistas a los cuales se les impide ejercer su función, son amenazados, encarcelados o, en el peor de los casos, asesinados. A pesar de todos los esfuerzos internacionales, los gobiernos de países como Egipto y Burundi maltratan cada vez más descaradamente a los periodistas.
En Turquía, la situación de los periodistas y los medios de comunicación se ha deteriorado dramáticamente desde el intento de golpe el pasado verano: más de 150 periodistas han sido encarcelados, incluyendo al germano-turco Deniz Yücel.
En países en guerra y crisis como Siria, Afganistán, Irak o Yemen, los periodistas siguen estando expuestos a amenazas mortales de todos los bandos. Por eso es también tan importante el trabajo internacional de los medios multilingües para proporcionar información independiente a los habitantes de países en donde reina la censura.
Retórica hostil contra los medios
Pero hay otro fenómeno que debe alertar. Un estudio de "Reporteros sin fronteras" muestra que la libertad de la prensa en las democracias más antiguas también está siendo atacada. Una retórica hostil hacia los medios parece ser bienvenida por algunos políticos en países como Estados Unidos y Polonia, y allana el camino para leyes restrictivas que amplían la capacidad de vigilancia de los servicios secretos o amenazan a los denunciantes internos.
Donald Trump, por ejemplo, logró durante su campaña desacreditar en pocos meses a los medios más serios. Con informaciones no confirmadas, su mensaje le llega a millones de personas a cualquier hora del día o de la noche a través de Twitter. A menudo difunde mentiras y, al mismo tiempo, acusa a los medios de difundir información equivocada. Sobre todo, cuando se trata de críticas a su persona y su política.
Esa conducta Trump tiene buena llegada, no solo entre sus seguidores. Incluso los más duros críticos del nuevo presidente de Estados Unidos critican que la prensa ha dejado de ser libre porque está controlada por grandes capitales y solo muestra una pequeña parte de la realidad.
Pérdida de credibilidad
Todo esto no se limita a Estados Unidos. En países como Polonia, Francia, Holanda y Alemania la avloración del periodismo profesional es cada vez menor. Y, debido a las redes sociales, la pérdida de credibilidad aumenta a niveles que amenazan la libertad de prensa.
Porque si se pierde la confianza en los periodistas profesionales comprometidos con la ética, a quienes actúan por intereses muy específicos les resulta fácil dominar el discurso público en las redes sociales. Con la ayuda de desinformación, difusión de teorías de conspiración y acoso cibernético a quienes piensan o son diferentes, logran sacarlos del debate.
Los noticieros serios tampoco logran romper la barrera de la desinformación, porque están perdiendo relevancia en el debate público.
Peligro inminente para las democracias
Este peligro para las democracias no es fácil de conjurar. Cierto es que nosotros tenemos parte de la responsabilidad en ese desarrollo como medio de comunicación. Insinuando que solo nosotros tenemos la verdad, se la hicimos fácil a personas como Donald Trump.
Los medios de comunicación sólo pueden recuperar su prestigo si logran escuchar en serio, sobre todo a aquellos que piensan diferente, que dudan, que tienen preocupaciones, que se sienten desatendidos, por lo que creen en las simples respuestas de los populistas. Los profesionales de los medios deben clasificar, pero no definir lo que es moralmente bueno o malo. En Alemania tenemos un sistema jurídico que regula muy bien lo que se puede decir - y lo que no.
Libertad de prensa: periodistas en la mira (02.05.2017)
Perseguidos, detenidos, torturados, asesinados: los periodistas son atacados por gobiernos, carteles o extremistas religiosos. En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, DW les presenta a algunas víctimas. (02.05.2017)
Imagen: Getty Images/AFP/S. Hamed
China: Gao Yu
Periodistas disidentes, blogueros y activistas viven en China bajo una gran presión. Gao Yu, exr colaboradora de DW, fue detenida en 2014 y condenada en abril de 2015 a siete años de prisión por supuesta “filtración de secretos de Estado”. Bajo la presión internacional se le permitió salir de la cárcel y cumple su condena bajo arresto domiciliario.
Imagen: DW
Rusia: Nikolai Andruschtchenko
Tras una golpiza en calles de San Petersburgo, Nikolai Andruschtschenko sucumbió a sus heridas el 19 de abril de 2017, a los 73 años de edad. El periodista escribió sobre violaciones de los derechos humanos y delincuencia. En su último reportaje, Nikolai Andruschtchenko investigó sobre cómo el presidente Wladimir Putin había llegado al poder.a través de enlaces criminales y la KGB.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Usov
México: Miroslava Breach
Miroslava Breach fue literalmente ejecutada, al frente de su casa, el 23 de marzo de 2017 por un sicario que le dio ocho disparos en la cabeza. La periodista informaba sobre la corrupción y los crímenes de los carteles mexicanos de la droga. Miroslava Breach es una de los tres periodistas asesinados en marzo en México.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/C. Tischler
Irak: Shifa Gardi
La reportera Shifa Gardi murió el 25 de febrero de 2017, cuando una mina explotó en uno de los frentes de la guerra en el norte de Irak. Nacida en Irán, trabajaba para el canal de noticias kurdo Rudaw en Erbil e informaba sobre la lucha entre las fuerzas iraquíes y las milicias islamistas. En cercanías de Mossul, el Estado Islámico acostumbra a secuestrar, desterrar y matar a periodistas.
Imagen: picture alliance/dpa/AA/F. Ferec
Bangladesch: Avijit Roy
"Mukto Mona" o "Espíritu libre" era el nombre del blog crítico del islamismo radical de autoría de Avijit Roy, un "humanista secular". Avijit Roy vivía en EE. UU., desde donde viajó a la Feria del Libro a Dacca en febrero de 2015. Allí, fanáticos religiosos lo descuartizaron en la calle a machetazos. En Bangladesh, los bloggers siguen siendo perseguidos y asesinados por extremistas.
Imagen: Getty Images/AFP/M. U. Zaman
Arabia Saudí: Raif Badawi
A diez años de prisión y 1.000 latigazos fue condenado este activista internáutico por haber, supuestamente, “insultado el Islam”. Raif Badawi se encuentra en prisión desde 2012. En enero de 2015 fue azotado públicamente por primera vez. Canadá le ofreció asilo a su esposa Ensaf Haidar y sus hijos.
Imagen: Imago/C. Ditsch
Turquía: Deniz Yücel
El periodista germano-turco Deniz Yücel se encuentra en una prisión turca desde febrero de 2017. Las acusaciones contra el corresponsal del diario berlinés "Die Welt": propaganda terrorista e incitación a la rebelión. Las autoridades, empero, no han presentado una sola evidencia. Más de 140 trabajadores de los medios han sido detenidos desde el intento de golpe de Estado en julio de 2016.
Imagen: picture-alliance/dpa/C.Merey
Azerbaiyán: Mehman Huseynov
Huseynov, uno de los videobloggeros más populares Azerbaiyán, publica una revista digital sociopolítica en la que critica la corrupción y violaciones de derechos humanos. Su campaña "caza de funcionarios corruptos" apunta a los más altos cargos involucrados en casos de corrupción en su país. Ha sido amenazado en repetidas ocasiones y condenado en marzo de 2017 por difamación a dos años de prisión.
Imagen: twitter.com/mehman_huseynov
Venezuela: Braulio Jatar
El periodista chileno-venezolano Braulio Jatar, editor del portal Reporte Confidencial, fue detenido el 3 de septiembre de 2016 por presunta "legitimación de capitales". Se cree empero, que su aprehensión se debe a que fue uno de los primeros en dar a conocer el cacerolazo a Nicolás Maduro en Villa Rosa, Nueva Esparta. “Braulio Jatar lleva 8 meses preso por informar", dijo su hermana Ana Julia.
Imagen: el-nacional.com
Cuba: Detenciones temporales, ¿la nueva estrategia contra la prensa?
Maykel González, de El Estornudo, fue retenido el 24 de abril en la Universidad Central Marta Abreu, cuando hacía reportaje sobre expulsión de la estudiante Karla Pérez. El periodista fue interrogado varias horas y confiscados sus equipos. Por otro lado, Reporteros sin Fronteras recuerda a Yoeni Guerra, de Yayabo Press, preso desde el 13 marzo 2014, y José Torres, de Granma, desde mayo de 2011.