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Opinión: México y AMLO: el futuro está por escribirse

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Claudia Herrera Pahl
2 de julio de 2018

El candidato del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ganó la Presidencia de México. Elecciones históricas con las que el país da un inédito giro a la izquierda con los consabidos retos y oportunidades.

Andrés Manuel Lopez Obrador, presidente electo de MéxicoImagen: Reuters/G. Tomasevic

Estaba cantado. Los que esperaban que el voto de los indecisos volcara la balanza a último minuto se equivocaron. De 89 millones de mexicanos que pudieron haber participado en una jornada histórica, acudieron 54 millones a la cita. Los arquitectos del destino inmediato de México encumbraron con el 53 por ciento de los votos a la coalición Juntos Haremos Historia (Morena-Partido del Trabajo-Encuentro Social), encabezada por Andrés Manuel López Obrado (AMLO).

A menos que se descubra un fraude impresionante, lo cual es más que improbable, AMLO será el presidente de todos los mexicanos a partir del próximo 1. de diciembre y hasta el 2024. Seis años en los que México puede reinventarse para bien o para mal. Morena adquiere desde ya un enorme poder político pues además de la presidencia se encumbra con el gobierno de varios estados federados y con el de la Ciudad de México, más allá de los logros en las dos Cámaras del Congreso.

El resultado no sorprende. AMLO capitalizó el descontento de un pueblo exhausto que busca a alguien que pueda romper el círculo vicioso en el que está atrapado. Cansados de que año con año se rompan tristes récords de desapariciones, cansados de vivir en un país en el que asesinan a periodistas, a activistas ambientales, a políticos, a mujeres por ser mujeres, cansados de los cárteles que se disputan territorios a punta de fusil para el negocio de las drogas, secuestros, extorsiones, tráfico de personas, robo de gasolina y camiones de carga y el control de servicios públicos; cansados del círculo vicioso de pobreza, corrupción y violencia proyectaron en un acto de fe sus esperanzas en AMLO.

Los rivales en contienda no tenían posibilidad alguna; tres partidos en las últimas dos décadas y ninguna solución: José Antonio Meade, (PRI, Partido Verde, Nueva Alianza) pese a su gran experiencia, cargaba con el infinito enojo contra el gobernante Partido Revolucionario Institucional. Y las ambiciones de poder de Ricardo Anaya (PAN, PRD, Movimiento Ciudadano), partidos opuestos ideológicamente, fue catalogada por muchos de inescrupulosa y no apta para sacar al país del callejón en el que se encuentra.

Está por verse si Manuel López Obrador es el mesías esperado. Prometió poner coto a la creciente influencia de los grupos criminales sobre autoridades locales, acabar con las mafias en el poder, poner fin a la impunidad, gobernar para los más pobres, luchar por la justicia, por la democracia, por la soberanía nacional y ser firme con Donald Trump.

¿Logrará AMLO convocar a las fracciones políticas más divergentes, reducir la gran brecha en la distribución de la riqueza sin acabar con el auge neoliberal que ha encumbrado a México a uno de los países más dinámicos de la región? El nuevo Gobierno deberá tomar medidas claras y muy sopesadas si quiere reducir la gran brecha en la distribución de la riqueza sin que México pierda la posición hasta la que se ha encumbrado a nivel internacional. En lo económico AMLO quieren apostar por el mercado interno, fijar precios de garantía para el campo, revisar la apertura del sector del petróleo al capital privado. Sería bueno que no olvide que las mayores fuentes de divisas del país son la industria manufacturera, las remesas, el petróleo y el turismo, y que hoy por hoy más del 70 por ciento de las exportaciones mexicanas van a Estados Unidos. Acabar con el modelo neoliberal sería un error fatal que impediría cumplir con la promesa central hecha por AMLO de reducir las desigualdades imperantes. Evitar que la relación con Estados Unidos se vuelva más tóxica demanda además mantener la cooperación en temas importantes para Estados Unidos y México como el de la política migratoria y la lucha contra el crimen transnacional.

México necesita paz. Si Morena y AMLO logran que los jóvenes que prefieren unirse al crimen organizado porque les reditúa dinero fácil vuelvan a llenar las aulas hoy vacías, si logra poner fin al siniestro asesinato que solo en 2017 cobró la vida de 26.000 personas, demostrará que millones de mexicanos no se equivocaron.

En México no hay segunda vuelta electoral, la suerte esta echada. México se encuentra en el momento decisivo de su historia. No hay ya una segunda oportunidad. Un importante político alemán dijo alguna vez que “solo sobre el pesimismo no crece nada”. La historia está por escribirse y la esperanza es lo último que muere: todo es posible. Démosle el beneficio de la duda, creamos en su capacidad de revertir la crisis de derechos humanos que sumerge al país. Y no olvidemos que el desafió democrático de AMLO y MORENA es un desafío colectivo de todos los 123 millones de mexicanos que conforman ese gran país, y no solo de los que acudieron a las urnas.

Claudia Herrera Pahl (jov)

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