La experiencia de Angela Merkel con políticos ególatras le servirá mucho en su visita a Washington, ahora que se reúne con Donald Trump. Su sobrio trato con personajes difíciles es una ventaja, cree Miodrag Soric.
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Entre esas figuras difíciles está el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien entre más tiempo está en el cargo, más lleno de ira parece. Así lo demuestra su comparación de la Alemania federal con el régimen nazi. Y Merkel rechaza esos enojos con tanta objetividad, como cuando una maestra le explica a sus alumnos por qué, a veces, los fusibles saltan y el salón queda a oscuras.
Merkel tampoco se deja sacar de casillas cuando el jefe del partido polaco de Gobierno, Jaroslaw Kaczynski, habla de un supuesto "dictado alemán”. Ella no hace ni una mueca cuando a su lado el presidente ruso Vladimir Putin denuncia las sanciones occidentales como "injustas”. "Él vive en su propio mundo", es el diagnóstico de la canciller alemana.
La canciller se alegra de la visita
Y ahora Donald Trump. ¡De qué no ha acusado Trump a Merkel en los últimos meses! Ha aseverado que está arruinando a Alemania, ha predicho rebeliones en el Rin y el Oder. Ha dicho que sus amigos alemanes, supuestamente horrorizados por la crisis de refugiados, quieren salir de Europa.
Pero la científica Merkel sabe manejar estas situaciones: "Ella se alegra de ver personalmente a Trump”, se dio a conocer a secas. Las críticas de Trump no la asustan. Merkel redujo tanto las expectativas de dicha visita, que ya una imagen de su saludo de mano con Trump, será considerado un éxito.
El objetivo: no perder de vista a Washington
Ante la visita a Estados Unidos Merkel no pierde su objetividad. Lo que hay de por medio es demasiado importante. Una guerra comercial entre la UE y EE. UU. afectaría la economía mundial. El debilitamiento de la OTAN y el aislacionismo estadounidense tendrían consecuencias imprevisibles para el orden mundial. Echar atrás el Acuerdo climático de París tendría letales consecuencias para África.
Renunciar a los valores comunes, socavaría la credibilidad de Occidente. Entre más anheleTrump la desintegración de la UE, con más ahínco defenderá Merkel la unidad europea. Sus objetivos prevalecerán. Una de las fortalezas de Angela Merkel es que muchos aún la subestiman.
Merkel como la lider objetiva de Europa
Merkel también quiere mejorar el mundo, como acostumbran decir patéticamente los estadounidenses. Solo que Merkel evita las exageraciones. Así como evita presentarse como la abanderada de los antitrumpistas. Merkel busca la inclusión, no la exclusión.
Merkel es la líder indiscutible en Europa, justo porque no reclama ningún liderazgo. Ella es ajena a la megalomanía. Merkel no dice una palabra que antes no hubiera sido pensada. Los analistas se centrarán en Donald Trump: ¿Va a decir algo imprudente? ¿Puede negociar sin amenazar? ¿Va a representar a EE. UU. con dignidad? Así Trump cometa una imprudencia, Merkel sabrá ignorarla.
Trump no es su primer caso difícil.
Los muros del mundo
Donald Trump quiere construir un muro "grande y hermoso" en la frontera con México, para frenar la inmigración y el narcotráfico. También en otros lugares del mundo se levantan muros para tratar de resolver problemas.
Imagen: Getty Images/J. Moore
La muralla estadounidense sigue creciendo
Ya Bill Clinton mandó poner cercos en algunos lugares de la frontera con México. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, George W. Bush impulsó su prolongación. Entretanto, cerca de 1.100 kilómetros de la línea fronteriza ya cuentan con muros de concreto, planchas de acero u otros obstáculos.
Imagen: Getty Images/D. McNew
"Muro de separación"
Desde el año 2000, Israel construye un muro en la Cisjordania. El proyecto es muy controvertido y a menudo se lo llama "Muro de separación". La Corte Internacional de Justicia determinó hace ya más de 10 años que la construcción viola el derecho internacional. No obstante, Israel continúa levantando el muro que, al final, ha de tener un largo de 759 kilómetros.
Imagen: A. Al-Bazz
"Línea de control"
India y Pakistán están separados desde 1971 por una línea de control militar de más de 700 kilómetros en la región de Cachemira. Conocida como "Línea de control", está resguardada en muchos tramos por alambradas de púas y minas. La alambrada, que llega a tener en algunos puntos hasta tres metros de altura, puede ser electrificada.
Imagen: Getty Images/AFP
Frontera de clases
También hay muros que marcan la frontera entre la pobreza y la riqueza. En Lima (foto), una muralla de concreto de tres metros de altura separa un barrio pobre de uno mejor situado. Los peruanos lo llaman el "muro de la vergüenza".
En la capital iraquí hay un muro de cemento de unos cuatro metros de altura y cinco kilómetros de largo. Lo construyó el Ejército estadounidense en 2007 en el barrio de Sadr, de cuño chiíta. También en otras partes de Bagdad hay muros de concreto, que separan sectores sunitas de barrios chiítas.
Imagen: Getty Images/W. Kuzaie
¿Murallas para la paz?
En Irlanda del Norte, el gobierno británico comenzó a erigir en 1969 las llamadas "Murallas de la paz", para separar a católicos de protestantes. En ellas hay pórticos que permiten el paso, que eran cerrados cuando había disturbios. Algunos lugareños afirman que esos muros cimentaron adicionalmente la división en las cabezas de la gente.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Smiejek
Entre el norte y el sur
Desde el término de la guerra de Corea, una zona desmilitarizada separa al norte comunista del sur capitalista. La franja, de unos cuatro kilómetros de ancho y casi 250 kilómetros de largo, se cuenta entre las zonas de exclusión militar más custodiadas del mundo. En algunos puntos hay también un muro a lo largo de la frontera de facto entre Corea del Norte y Corea del Sur.
Imagen: Getty Images/AFP/E. Jones
La fortificación europea
También Europa se fortifica. Hungría cierra sistemátiamente su frontera al paso de refugiados desde 2015. Al comienzo, la valla era aún permeable, pero entretanto casi nadie consigue atravesarla. Hungría levanta además un segundo cerco, que ha de discurrir, junto a las instalaciones ya existentes, a lo largo de la frontera con Serbia.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Ujvari
Ceuta y Mellila
En los exclaves españoles de Ceuta y Melilla hay fortificaciones especiales. Quien quiera cruzarlas desde Marruecos, debe superar hasta tres rejas. El paso se ve dificultado además por sensores de movimiento, cámaras infrarrojas y alambradas de púas. Pese a todo, de tanto en tanto se producen asaltos masivos que suelen dejar muchos heridos.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Sempere
Fortificación turca
Turquía se propone construir una fortificación de 511 kilómetros de largo en su frontera con Siria. La mitad ya está lista, según anunció Ankara a fines de febrero de 2017. El muro, de tres metros de altura, estará provisto de alambre de púas y torres de vigilancia.