¿Mujeres diácono en la Iglesia? Lo que el Papa quiere ahora someter a consideración no es ninguna revolución: los antecedentes teológicos ya fueron un éxito. Ahora sólo es cuestión de voluntad, opina Christoph Strack.
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El papa Francisco se reunió el jueves (12.05.2016) con 850 madres superioras de órdenes femeninas. Las monjas abordaron la cuestión del diaconato de las mujeres. El pontífice se manifestó entonces de forma espontánea a favor de establecer una comisión que aclarase la cuestión.
Al principio hubo mucha confusión. Las monjas utilizaron sus celulares no solo para hacerse fotos con el pontífice, sino también para informar a los periodistas de lo acontecido. El Vaticano ni confirmó ni negó nada. Medios de todo el mundo se hicieron eco de sus palabras, que los blogs católicos más tradicionales calificaban de "supuestas" declaraciones del Papa que había que relativizar.
Menos de 24 horas después vino la confirmación oficial en un comunicado del Vaticano. El redactor jefe de Radio Vaticano en alemán, Bernd Hagenkord, dijo después: "Nada menos que el Papa reflexiona sobre el diaconato de la mujer". Una cuestión delicada que teológicamente ha sido muy debatida en Alemania durante décadas. Y que había vuelto a levantar hace unos días el cardenal Lehmann.
Valor para replantearse las reglas
¿Mujeres diácono? ¿Eso puede ser? (Nótese que ni siquiera existe, todavía, la palabra 'diácona'). En la Iglesia originaria el sacerdocio estaba abierto a hombres y mujeres diáconos. Esto cayó luego en el olvido. Sólo con el Concilio Vaticano II (1962-65) se retomó la cuestión. La Iglesia, que una vez fue valiente, ha podido en otras ocasiones adaptar sus esquemas a través de Conferencias Episcopales nacionales sin venirse abajo. Así que, ¡a por la comisión, manos a la obra en nombre del Papa!
Pero no hay que esperar ninguna revolución, a pesar del revuelo causado por Francisco. En el sínodo de la familia dejó claro que no quiere renovar el magisterio. Sus comentarios ocasionales, su insistencia en reformar la curia, su defensa de más sínodos en la Iglesia (lo que, hablando en plata, significa que, tanto el Papa como las altas jerarquías eclesiásticas deben apoyarse en consejos externos y, quizá, en una mayor participación de los feligreses)… Todo eso supone un aire fresco que antes era poco común, lo cual se acerca a una revolución. Pero no es una revolución. ¡Así que atrévanse!
"Las reglas se pueden cambiar"
En estos días, el cardenal Walter Kasper, de 83 años de edad, dijo que en el cónclave para la elección papal podrían, en teoría, participar mujeres. Las reglas actuales no son una ley divina, sino que "se pueden cambiar", dijo. Otro ejemplo: hasta hace cien años, en esta Iglesia masculina las mujeres podían ser nombradas cardenal. No era un requisito haber sido ordenado sacerdote antes. Ver a laicos sentarse entre los cardenales no era una excepción.
Ahora viene un Papa con 79 años de edad desde la otra punta del mundo para mostrar lo que es posible.
Tanto la Iglesia Católica como la Protestante se está quedando sin miembros en Alemania, y cada vez son menos los estudiantes de Teología en las facultades. ¿Se trata de una verdadera y profunda crisis de fe?
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¿El ocaso de la fe?
Las comunidades cristianas se ven cada vez más confrontadas con cómo se puede adecuar la Iglesia al mundo actual, una cuestión vital para su supervivencia. ¿Qué tiene aún para ofrecer a los fieles? Algunos hablan de una “fase de cambio”, y otros hasta de una “crisis de fe”.
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Templos vacíos
Las cifras hablan por sí mismas: solo la Iglesia Católica perdió en Alemania cerca de 180.000 miembros en 2013, es decir, un 50 por ciento más que en 2012. El número de los que abandonan su pertenencia a la Iglesia, que en Alemania cobra impuestos, es en la Iglesia Católica más alto que en la Iglesia Protestante. Ésta, sin embargo, también lucha contra la pérdida de fieles.
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Menos ingresos para la Iglesia
Si sus miembros desaparecen, la Iglesia recibe menos aportes, ya que, en Alemania, quien se registra como perteneciente a ella paga impuestos eclesiásticos, unos cientos de euros por año para un asalariado promedio. Para algunos que ya ven con ojos críticos a esas instituciones, ese suele ser el argumento decisivo.
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Conmoción por escándalos
Verdaderas oleadas de egresos se debieron a los numerosos escándalos de abuso sexual a menores por parte de sacerdotes y empleados de organizaciones eclesiásticas. En el centro del huracán está, sobre todo, la Iglesia Católica, y los casos aún no han sido esclarecidos del todo.
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El "obispo de lujo"
Otro punto álgido en la crisis de la Iglesia fue la revelación de los altísimos costos de la residencia del obispo de Limburgo, Franz-Peter Tebartz van Elst, en 2013, que superaron los 30 millones de euros. Van Elst solicitó su retiro al Vaticano, pero la desconfianza en los gastos y la pompa eclesiástica aún perduran.
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Faltan aspirantes a sacerdote
Las dos grandes Iglesias de Alemania están ante un dilema: el número de estudiantes de Teología va en baja, y cada vez menos se deciden por el sacerdocio. La Iglesia Católica, por ejemplo, da empleo a un 25 por ciento menos de sacerdotes que en 1995.
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Futuro incierto
En Alemania, cada vez más comunidades parroquiales se unen para paliar la falta de fondos. Las iglesias católica y protestante suman cerca de 45.000 iglesias. La iglesia católica de Santa Gertrudis, en Colonia, se fusionó con otras tres parroquias. A pesar de esa medida, decenas de iglesias debieron cerrar sus puertas.
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Restaurante en lugar de iglesia
La mantención de los templos cuesta mucho dinero, en especial las modernizaciones. Según expertos, hasta un 10 por ciento de las Iglesias deberían ponerse a la venta. La antigua iglesia Martini, en Bielefeld, es desde 2005 un restaurante de moda: “GlückundGlückseligkeit” (Felicidad y Buenaventura).
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Un parque espiritual
Una iniciativa logró transformar esta iglesia en Gelsenkirchen en una iglesia para jóvenes. Allí se vive la religión de una manera totalmente nueva, con deportes, por ejemplo, como en este parque de escalada. Un lugar para renovar la fe.
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¿La fe pasó de moda?
Dos tercios de los alemanes dicen creer en Dios. En el este hay menos creyentes que en el oeste de Alemania, debido a la historia de la RDA. Sin embargo, no todos los que creen en Dios son miembros de una Iglesia. Algunos practican su fe en grupos fuera de la Iglesia, y también en casa. El silencio necesario para la oración se puede encontrar en todas partes.