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Opinión: Netanyahu, el Congreso y la afrenta

Michael Knigge (JOV/EL)4 de marzo de 2015

El discurso del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ante el Congreso de Estados Unidos no aporta a la solución del conflicto nuclear con Irán.Es más, convierte a Israel en un tema que divide, opina Michael Knigge.

Imagen: Getty Images/W. McNamee

La comparecencia de Netanyahu ante dicho pleno tenía un objetivo principal: advertir a los diputados de los riesgos de un supuesto "mal negocio" de la administración de Obama con el régimen de Irán, sobre su programa nuclear.

Un objetivo loable, pero que tiene un problema: el Congreso de Estados Unidos, con mayoría republicana, nunca aprobaría un mal acuerdo de Obama con Irán.

Respaldo de todos los partidos



El apoyo a Israel, la defensa de sus intereses y su delicada situación de seguridad es tradicionalmente fuerte en ambos partidos, tanto en el demócrata como en el republicano. Netanyahu habló en Washington, gracias a la invitación del republicano John Boehner, sin consultar al presidente Obama. Eso lo sabía muy bien el israelí.

A Obama se le puede criticar por muchas cosas, pero hay que reconocer que es un realista. Por eso debe saber que un acuerdo con Irán que no tenga en cuenta los intereses isralíes no es factible.

Una bofetada para Obama

La realidad es que Netanyahu no tenía que convencer a nadie en el Congreso de EE.UU. sobre una presunta inconveniencia de un acuerdo nuclear con Irán, sin Israel. Pero, a pesar de que pronunció algunas palabras de elogio hacia Obama, la aparición de Netanyahu fue una bofetada al presidente de Estados Unidos y todos los parlamentarios.

Teniendo en cuenta que Obama se ha reunido con Netanhayu tantas veces como con ninguno otro mandatario en el mundo, el presidente de Estados Unidos tuvo que haber tomado el discurso de Netanhayu como una descarada burla a sus intentos de llegar a un acuerdo sustancial con Irán.

Es más, el hecho de que Netanyahu hable ante el pleno del Congreso estadounidense, tan sólo trece días antes de las elecciones parlamentarias, de las que aspira salir reelegido, es una afrenta y contraviene toda etiqueta política.

Michael Knigge, de DW.Imagen: DW/P. Henriksen

Aparentemente, el primer ministro israelí creyó necesario exhortar al Congreso de Estados Unidos a impedir el acuerdo internacional que Obama busca, y que, según Netanyahu, sería peligroso para Israel. No se sabe, realmente, qué llevó a Netanhayu a asumir semejante actitud, teniendo en cuenta que el Congreso estadounidense le ha otorgado a Israel más de 120 mil millones de dólares desde 1949.

Contraproducente aparición

A pesar de que no existen aún puntos concretos documento, Netanhayu no se cansó de afirmar que Estados Unidos podría lograr un mejor acuerdo.

Por desgracia, Netanhayu perdió la oportunidad de desarrollar nuevas ideas y explicar cómo lograr un acuerdo "mejor”. Así hubiera contribuido a la solución de los mismos problemas cuyas soluciones quiere impedir. En lugar de ello, se limitó a repetir sus objeciones conocidas para exhortar al Congreso a la intransigencia frente a Teherán y repetir su conocida advertencia de que un acuerdo le abriría las puertas a una bomba atómica iraní.

Netanyahu mismo dejó sin piso su petición de que el tema Israel debía ser discutido por sobre todas las fronteras. El hecho de que Obama, el vicepresidente Joe Biden y otros 57 parlamentarios no hayan asistido al discurso de Netanyahu es un claro indicio de que su discurso divide. Y eso no puede ser el interés de Israel.

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