A la líder de AfD le gusta provocar. Ahora pretende rehabilitar el término nazi “völkisch”. Otra vez una ruptura calculada. Finalmente está claro que esta mujer no se detendrá ante nada, opina Marcel Fürstenau.
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Frauke Petry otra vez consiguió lo que buscaba. Quiere que el adjetivo “völkish”* vuelva a sonar. La mediática presidenta de Alternativa para Alemania (AfD) tiene una idea clara al respecto. Una de las palabras favoritas de los viejos y nuevos nazis debe ser usada de forma “positiva”. Para ella, se trata de un “reduccionismo indebido” decir que “völkisch” equivale a “racista”. Petry, la valiente luchadora por el buen uso del alemán...
No es casual lo de esta acróbata de las declaraciones, especialmente porque ella sabe qué asociaciones despierta la palabra “völkisch”. Sin ninguna duda es un grito de batalla del nacionalsocialismo que desde el primer día de ese movimiento se extendió por su ideología. Por lo mismo, el órgano central racista y antisemita de los nazis se llamaba Völkischer Beobachter.
Pleno potencial
No es coincidencia que “völkisch” haya desaparecido del habla cotidiana tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. Hasta hoy se sigue usando solo en dos campos: el de la extrema derecha y el de la investigación histórica. La misma Petry dice que ella no utiliza el concepto. Y sin embargo, esta política se compromete con el renacimiento de una palabra que tiene una carga histórica única e inequívoca. ¿Por qué? Pues porque quiere ampliar hacia la derecha el máximo potencial electoral de su partido.
Y ahora pide reevaluar la palabrita “völkisch”. Esto encaja perfectamente con la estrategia de Petry: “Declaraciones agudas, a veces provocadoras” son indispensables para atraer la atención de la prensa. Con ello, AfD lleva mucho tiempo en la boca de todos. Y no solo por su retórica, sino también por su éxito electoral.
Quizás Petry está preocupada por obtener un buen resultado en las elecciones del Parlamento estatal de Berlín del próximo 18 de septiembre. Las encuestas le dan a AfD un máximo de 15 por ciento, algo que a ella le parece muy poco. Triunfos como el de Mecklemburgo-Antepomerania y Sajonia-Anhalt simplemente no serán una tendencia. En ambos estados, los populistas de derecha se convirtieron en la segunda fuerza. Pero en la capital alcanzarán el cuarto o quinto lugar, porque el SPD, la CDU, Los Verdes y La Izquierda seguramente obtendrán más votos.
¿Miedo al propio éxito?
Tan insípido y evidente es el cálculo que hace Petry que puede ser interpretado como una muestra de impaciencia y temor al propio éxito. Incluso en AfD las palabras deben ser seguidas por hechos. Y la ausencia de estos es, hasta ahora, escandalosa. Allí donde tienen escaños parlamentarios, apenas se sabe de AfD, aparte de las luchas intestinas de poder. En Stuttgart ya tuvo lugar una escisión. Y después del plan de Petry para la palabra “völkisch” le queda poco margen de acción, porque de ahí al racismo abierto hay apenas un paso.
*“Vólkisch” es un concepto de difícil traducción. Tiene que ver con lo “étnico” y lo “nacional”, pero con un sentido cercano al racismo. La palabra tiene una profunda connotación histórica en Alemania.
¿Por qué toda Alemania habla tanto de AfD? (15.03.2016)
El partido de extrema derecha apeló a un discurso antiinmigración y obtuvo excelentes resultados en las últimas elecciones regionales alemanas.
Imagen: Getty Images/A. Hassenstein
Al comienzo era el euro
En abril de 2013 se realizó en Berlín el primer congreso del partido Alternativa para Alemania (AfD), que acababa de ser fundado en febrero. Bajo el liderazgo del profesor de Economía de la Universidad de Hamburgo Bernd Lucke, el partido surgió como una variante un poco a la derecha de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y tuvo como principal tema la crítica a la política de rescate del euro.
Imagen: Reuters
Los "euroescépticos"
El objetivo de AfD era convertirse en una alternativa real a los partidos de centro. Numerosos militantes de la Unión Cristianodemócrata (CDU), del partido liberal FDP e incluso de La Izquierda se plegaron a la propuesta, que buscaba el fin de los millonarios rescates financieros, el retorno de las monedas nacionales y la disolución de la eurozona. La prensa empezó a llamarlos "euroescépticos".
Imagen: Reuters
Los tres presidentes
Lucke compartió la presidencia del partido con la empresaria Frauke Petry y Konrad Adam, un reconocido periodista que había trabajado en el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Con las bases listas para competir, se presentaron en las elecciones federales de 2013 con Lucke como principal rostro. Obtuvieron el 4,7 por ciento, muy poco por debajo del 5 por ciento necesario para ingresar al Bundestag.
Imagen: picture-alliance/dpa
Los primeros éxitos electorales
Tras un fracaso en las elecciones regionales de Hesse, AfD comenzó a dar sus primeros golpes electorales en 2014, cuando obtuvo el 7 por ciento en las elecciones al Parlamento Europeo, lo que permitió que Lucke y otros seis militantes se convirtieran en eurodiputados. Luego obtuvo asientos en los parlamentos de Sajonia, Turingia y Brandeburgo, donde alcanzó un 12,2 por ciento de la votación.
Imagen: picture-alliance/dpa
Las dos almas se separan
Pese a nuevos éxitos en Bremen y Hamburgo, las dos almas del partido poco a poco empezaban a chocar. Por un lado, los liberales económicos capitaneados por Lucke, y, por el otro, los ultraconservadores tutelados por Frauke Petry. En el congreso de julio de 2015, Petry fue elegida presidenta y se produjo un cisma. Cinco de los siete europarlamentarios dejaron el partido, entre ellos Lucke.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Gambarini
Giro a la derecha
Lucke se llevó consigo a unos dos mil militantes de AfD, algo así como el 10 por ciento del total. Con muchos de ellos fundó ALFA, Alianza para el Progreso y el Resurgir. Petry organizó el giro hacia la derecha de Alternativa para Alemania. Hubo reuniones con los islamófobos de Pegida e incluso Petry dijo que la policía debería usar armas de fuego, como último recurso, para proteger las fronteras.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Stratenschulte
Discurso antiinmigración rinde frutos
El discurso contra la política de refugiados propugnada por la canciller Angela Merkel, así como la radicalización en distintas áreas, las soflamas nacionalistas y la cercanía con la ultraderecha rindió sus frutos. En las elecciones regionales de Baden-Wurttemberg, Renania-Palatinado y Sajonia-Anhalt (13.03.2016), la AfD obtuvo sus mejores resultados históricos.
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El tiempo hablará
Nadie quiere negociar con ellos. Pero la AfD se ha convertido en un actor de la política alemana, sin que le afectaran las críticas por la cercanía con Pegida o las apariciones de miembros del partido en manifestaciones junto a neonazis.