La renuncia de Frauke Petry a ser cabeza de lista nacional de la AfD para las próximas elecciones alemanas no supone que desista del poder: es un paso táctico para pasar a la ofensiva más adelante, opina Kersten Knipp.
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En un reportaje de la revista The New Yorker de 2016, Frauke Petry se comparó permanentemente con Angela Merkel: ambas provienen del este de Alemania, ambas son doctoras en ciencias. La historia del acceso al poder de la canciller federal alemana fascina a Petry, presidenta de la AfD (Alternativa para Alemania, partido populista de derecha).
Petry acaba de generar ahora otro paralelo. En 2002, Merkel dejó paso voluntariamente a la candidatura de Edmund Stoiber como cabeza de lista. Petry decidió ahora no presentarse tampoco como cabeza de lista nacional para las elecciones para el Bundestag, que se celebrarán el 24 de septiembre de este año.
Se trata de una retirada táctica. El perdedor de hoy puede transformarse en el ganador de mañana. Stoiber perdió en 2002 las elecciones, Merkel las ganó en 2005.
Poder seguir tomando decisiones
Petry da ahora un paso atrás, para pasar a la ofensiva en otro momento o en relación con otro tema. Naturalmente, la jugada es también el resultado de que en el partido no existe una mayoría operativa. Pero, desde el punto de vista estratégico, continúa existiendo para ella así la posibilidad de poder seguir tomando decisiones. Hoy quiere evitar una derrota pública con incalculables consecuencias.
Kersten Knipp
El tema de la cabeza de lista de la AfD fue bastante inflado por los medios alemanes. Pero, en realidad, se trata de una "pole position” limitada meramente a un par de meses. Naturalmente, existe la posibilidad de que un cabeza de lista presida el grupo parlamentario en el Bundestag y que con ello pueda influir decisivamente sobre la política del partido. Pero, como presidenta de la AfD, Petry tiene de cualquier forma ya ese poder. Petry no dijo en su videomensaje que va a renunciar a la presidencia de la bancada.
Petry exige una definición clara
Su paso atrás no es, definitivamente, una retirada. Sigue abogando porque el Congreso del partido, que se realizará este fin de semana en Colonia, se decida por una orientación estratégica. No dijo, sin embargo, que apoya sin cortapisas un rumbo de "realpolitik", sino que también puede imaginarse una estrategia de oposición radical. Solo apela a que el Congreso se decida por una u otra opción, porque, argumenta, solo si la AfD da una imagen de unidad hacia afuera, puede permitirse diversas alas en su interior.
Con ello, Petry extiende una mano al ala más derechista del partido, representada por Björn Höcke (contra el que acaba de presentar, por otro lado, una solicitud de exclusión del partido por sus posiciones extremas).
Esa senda encierra, sin embargo, peligros: una oposición radical significa espantar a simpatizantes y debilitar al partido, porque otros partidos pueden asumir las posiciones más moderadas de la AfD.
No es seguro que la estrategia de Petry pueda ser coronada por el éxito. Hay delegados que ni siquiera desean discutir sobre el tema de la orientación básica de la AfD y rechazan incluirlo en el orden del día. Pero eso lo decidirá en última instancia el Congreso, lo que puede abrir eventualmente un nuevo capítulo en el drama de la AfD.
Autor: Kersten Knipp (PK/DZC)
¿Por qué toda Alemania habla tanto de AfD? (15.03.2016)
El partido de extrema derecha apeló a un discurso antiinmigración y obtuvo excelentes resultados en las últimas elecciones regionales alemanas.
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Al comienzo era el euro
En abril de 2013 se realizó en Berlín el primer congreso del partido Alternativa para Alemania (AfD), que acababa de ser fundado en febrero. Bajo el liderazgo del profesor de Economía de la Universidad de Hamburgo Bernd Lucke, el partido surgió como una variante un poco a la derecha de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y tuvo como principal tema la crítica a la política de rescate del euro.
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Los "euroescépticos"
El objetivo de AfD era convertirse en una alternativa real a los partidos de centro. Numerosos militantes de la Unión Cristianodemócrata (CDU), del partido liberal FDP e incluso de La Izquierda se plegaron a la propuesta, que buscaba el fin de los millonarios rescates financieros, el retorno de las monedas nacionales y la disolución de la eurozona. La prensa empezó a llamarlos "euroescépticos".
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Los tres presidentes
Lucke compartió la presidencia del partido con la empresaria Frauke Petry y Konrad Adam, un reconocido periodista que había trabajado en el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Con las bases listas para competir, se presentaron en las elecciones federales de 2013 con Lucke como principal rostro. Obtuvieron el 4,7 por ciento, muy poco por debajo del 5 por ciento necesario para ingresar al Bundestag.
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Los primeros éxitos electorales
Tras un fracaso en las elecciones regionales de Hesse, AfD comenzó a dar sus primeros golpes electorales en 2014, cuando obtuvo el 7 por ciento en las elecciones al Parlamento Europeo, lo que permitió que Lucke y otros seis militantes se convirtieran en eurodiputados. Luego obtuvo asientos en los parlamentos de Sajonia, Turingia y Brandeburgo, donde alcanzó un 12,2 por ciento de la votación.
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Las dos almas se separan
Pese a nuevos éxitos en Bremen y Hamburgo, las dos almas del partido poco a poco empezaban a chocar. Por un lado, los liberales económicos capitaneados por Lucke, y, por el otro, los ultraconservadores tutelados por Frauke Petry. En el congreso de julio de 2015, Petry fue elegida presidenta y se produjo un cisma. Cinco de los siete europarlamentarios dejaron el partido, entre ellos Lucke.
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Giro a la derecha
Lucke se llevó consigo a unos dos mil militantes de AfD, algo así como el 10 por ciento del total. Con muchos de ellos fundó ALFA, Alianza para el Progreso y el Resurgir. Petry organizó el giro hacia la derecha de Alternativa para Alemania. Hubo reuniones con los islamófobos de Pegida e incluso Petry dijo que la policía debería usar armas de fuego, como último recurso, para proteger las fronteras.
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Discurso antiinmigración rinde frutos
El discurso contra la política de refugiados propugnada por la canciller Angela Merkel, así como la radicalización en distintas áreas, las soflamas nacionalistas y la cercanía con la ultraderecha rindió sus frutos. En las elecciones regionales de Baden-Wurttemberg, Renania-Palatinado y Sajonia-Anhalt (13.03.2016), la AfD obtuvo sus mejores resultados históricos.
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El tiempo hablará
Nadie quiere negociar con ellos. Pero la AfD se ha convertido en un actor de la política alemana, sin que le afectaran las críticas por la cercanía con Pegida o las apariciones de miembros del partido en manifestaciones junto a neonazis.