La pugna entre CDU y CSU sobre la política de refugiados toma dimensiones absurdas. Al final, para beneficiar al populismo de derecha, opina Felix Steiner.
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Los alemanes sacuden la cabeza con incredulidad ante el espectáculo de Berlín y Múnich. A muchos les gustaría gritar en la Cancillería y en las sedes de los partidos algo así como "¡Hagan su trabajo!”, como lo escuchan los contribuyentes cada mañana, independientemente de que tengan compañeros o superiores insoportables, o no estén de acuerdo con sus decisiones.
Contradicción ciudadana
Realmente, los ciudadanos no les están facilitando las cosas a la política. De acuerdo con todas las encuestas, las propuestas del líder de la Unión Social Cristiana (CSU), Horst Seehofer, gozan de amplio apoyo entre la población. Precisamente, esas mismas encuestas alentaron la rebeldia de la Unión bávara. Por otra parte, los ciudadanos tampoco desean que esta política les cueste una crisis gubernamental y el fracaso de la coalición. En especial, el electorado de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), generalmente tan amigo del orden.
El ciudadano alemán se pregunta: ¿Qué habrá cambiado con respecto a tres meses atrás, cuando se formó este Gobierno de coalición entre CDU, CSU y el Partido Socialdemócrata (SPD), después de largas negociaciones llenas de obstáculos? ¿En qué medida se trata de una cuestión política? ¿No se convirtió ya en una lucha personal entre la canciller y Seehofer? "Ya no puedo trabajar más con esta mujer”: si esa cita, que ahora niega Seehofer, fue realmente así, eso sería un duro golpe para su reputación, por poca profesionalidad.
En honor a la verdad, habría que reconocer que Angela Merkel también está cometiendo dramáticos errores en estos días. En la cumbre de la Unión Europea (UE) logró un éxito inesperado en la negociación. Pero si la cancillería anuncia con qué socios comunitarios se han hecho acuerdos y, poco después, tres de esos Estados lo niegan rotundamente, se genera de todo, menos confianza. ¿A quién creer ahora? Como lo sabe cualquier alcalde de pueblo, la confianza es la moneda corriente de la política. Y quien no la tenga, está políticamente acabado.
¿Crisis del Estado?
Esta crisis no es una crisis estatal. Incluso si la CSU abandonase el Gobierno federal, Los Verdes podrían entrar como socios de coalición. Independientemente de cómo acabe, la convocatoria a nuevas elecciones sería inverosímil. Se trata de una crisis entre los partidos de la Unión, que durante años defendieron, confiados, que no se podría formar gobierno sin ellos. "Miren al otro lado de los Alpes”, habría que decirles a la CDU y la CSU. Los democristianos italianos también fueron imprescindibles durante décadas y terminaron destruyéndose voluntariamente. Simplemente se disolvieron, y a nadie le molestó. ¿Y quién gobierna hoy en Italia? ¡Exactamente!. Seguro que los populistas de derecha de Alternativa para Alemania (AFD) ya están descorchando las botellas de champán desde hace días.
Autor: Felix Steiner (JAG/CP)
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Merkel y Seehofer, en tensión por refugiados y la política de asilo
Llevan años discutiendo sobre la política de asilo y de refugiados: la canciller Merkel (CDU) y el ministro del Interior Seehofer (CSU) han desatado una vez más una lucha abierta por el poder.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/S. Hoppe
Un sermón para Merkel
Horst Seehofer, jefe de la CSU, hermana bávara de la CDU de Merkel, critica duramente la política de la canciller, y esta se tiene que quedar quieta durante 13 minutos, escuchándolo, como si fuera un alumna recogiendo sus malas notas. Esto ocurrió en noviembre de 2015 en la conferencia del partido de la CSU, a la cual Merkel fue invitada. La cara de Merkel lo dice todo.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/S. Hoppe
La fase de armonía
En efecto, hubo una fase en la que todo parecía funcionar de mil maravillas: en diciembre de 2013, antes de la crisis de los refugiados, todo parecían entenderse bien. Los lideres de partido Sigmar Gabriel (SPD), Angela Merkel (CDU) y Horst Seehofer CSU) tienen en sus manos el acuerdo de coalición de la nueva "Gran Coalición".
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"Lo lograremos"
Finales de agosto de 2015: en una conferencia de prensa, Merkel explica la frase que caracteriza su cancillería como ninguna otra: "Lo lograremos", refiriéndose a que su gobierno, y los alemanes, podrán con la llegada masiva de refugiados a Alemania. Seehofer no está de acuerdo y pronto presentará sus propios planes.
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Los bávaros se preparan para la lucha
En la conferencia de partido del CSU en enero de 2016, Seehofer demanda por primera vez una limitación de la inmigración. Alemania podría aceptar un máximo de 200.000 refugiados al año, según él. El ataque de Seehofer sorprendió a Merkel.
Imagen: Imago/L. Barth
¿Un brindis por el futuro común?
A pesar de todos los desacuerdos, ambos son conscientes de su interdependencia y se acercan de nuevo con dificultad. En mayo de 2017 toman juntos una cerveza en plena campaña electoral. Merkel no parece muy convencida de todo esto.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Hoppe
¿Todo es comprensión?
Y de las cervezas al congreso de la CSU. En diciembre de 2017 la conferencia de la CSU ofrece un panorama totalmente distinto a del 2015. El conflicto sobre los refugiados parece haber desaparecido. ¿Y por qué? Alemania se encuentra en plana campaña electoral.
Imagen: picture-alliance/AA/A. Gebert
Conversaciones de coalición difíciles
Las imágenes de una armonía, no del todo real, han hecho lo suyo. Merkel y Seehofer se preparan, a fines de octubre 2017, para las negociaciones de coalición, tras la victoria en las elecciones generales. Pero ya aquí se notan de nuevo las discrepancias. El tema dominante es, una vez más, la política de refugiados.
Imagen: Imago/Ipon
El se queja, ella se calla
Seehofer no cede. Se trasladó de Munich a Berlín como nuevo ministro del Interior. En Múnich, Markus Söder asumió el cargo de primer ministro bávaro. Seehofer sigue criticando a Merkel, aunque con más cautela que antes.
Imagen: picture-alliance/dpa/B. von Jutrczenka
Los adversarios de Merkel
Seehofer pospone la presentación de su "Plan Maestro de Migración" debido a controversias con la canciller. Mientras Merkel invita a una cumbre sobre la integración, Seehofer se encuentra con el canciller austriaco Sebastian Kurz, a quien se siente políticamente cercano. El jueves pasado, las fracciones de la Unión se reunieron por separado. Ahora, en Alemania todos se preguntan cómo seguirá esto.