En la guerra siria, Alemania se muestra de nuevo como campeona mundial del razonamiento. La creencia en solo soluciones políticas se ha convertido en dogma. Alemania ignora su responsabilidad, dice Christian Trippe.
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Pensar a través de categorías militares en la República Federal de Alemania está tan mal visto, que la lógica política del uso de las armas ya no es razonable para la mayoría de los alemanes.
Incluso las dos principales iglesias en Alemania coincidieron la semana pasada con la gran mayoría de los alemanes: los ataques con cohetes no podrían traer paz a Siria, de acuerdo a diversas declaraciones de representantes protestantes y católicos. Pero ni una palabra sobre la proporción del ataque aéreo occidental. No desde las iglesias. Y desde el ámbito político, solo al principio. Los críticos, demagogos y predicadores se impusieron nuevamente.
Un pueblo básicamente pacifista
Los alemanes son un pueblo básicamente pacifista. Y no, como se suele afirmar, desde 1945, cuando los cadáveres y escombros de la dictadura nazi iniciaron un replanteamiento fundamental. No. Solo más tarde, con la caída del Muro de Berlín y el hundimiento del imperio soviético, la visión de seguridad alemana del mundo cambió radicalmente.
Las consecuencias de los ataques occidentales contra los depósitos sirios y los laboratorios de investigación de armas químicas son debatidos. La canciller marca el ritmo. Pero no en el sentido de liderazgo político, sino en ese sentido alemán confuso que causa incomodidad, especialmente en los aliados: primero descartar que Alemania participe en cualquier acción militar y después de que Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña atacaron con éxito los almacenes químicos de Assad, llamar a la operación militar apropiada.
Los alemanes eluden implicarse
Cuando las cosas se ponen serias, los alemanes se escaquean políticamente y sus fuerzas armadas han estado descuidadas durante décadas. Este triste resultado es contrario al discurso de los políticos alemanes: se trata de la creciente responsabilidad de Alemania en el mundo, en el gran peso de que el país debe poner en la balanza, también en cuanto a la política de seguridad, para tener la voluntad de aceptar este papel.
Berlín también tiene a veces la responsabilidad de proteger a los civiles y a las minorías amenazadas y de ver la necesidad de una acción militar para evitar un daño peor. O, como en el caso de Siria, del uso de fuerza militar limitada, que podría permitir primero un nuevo enfoque diplomático.
Todo esto esboza la gran y desagradable paradoja de la política exterior de Berlín.
Autor: Christian F. Trippe (RRR/LGC)
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Mitos alemanes desde 1945
"El milagro de Berna" y el escarabajo de VW, entre otros. La Casa de la Historia de Bonn muestra los recuerdos colectivos alemanes a través de la exposición "Mitos alemanes desde 1945".
Imagen: picture-alliance/dpa/H. Kaiser
Hermann, enano de jardín
El conde querusco Hermann ganó en el año 9 d.C. contra los romanos en el Bosque de Teutoburgo. Más tarde, el régimen nazi instrumentalizó este hecho y otros muchos mitos de origen germano. Los héroes, como en el caso de Hermann, cayeron tras la Segunda Guerra Mundial en el olvido. En la actualidad, existe como caricatura o del tamaño de un enanito de jardín. Muy alemán, por cierto.
Imagen: Zeitgeschichtliches Forum Leipzig / Punctum/B. Kober
El milagro de Berna
"Gooool" se oye en los pasillos del museo de Bonn. Todos los alemanes conocen esa emisión de radio sobre la victoria de Alemania en el Mundial de Fútbol en 1954. Después de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes podían mostrar su orgullo nacional. La película alemana de Sönke Wortmanns, "El milagro de Berna", evocó en 2003 la memoria colectiva.
Imagen: Haus der Geschichte der Bundesrepublik Deutschland/A. Thünker
Símbolo del milagro económico
El escarabajo de VW es sinónimo del milagro económico de la Alemania occidental en la exposición "Mitos alemanes". Se puede contemplar el modelo número 1.000.001 de 1955. El ejemplar número 1.000.000, construido de forma muy laboriosa, tuvo un problema. Pero conociendo la rigurosidad alemana se había construido otro, pero en color crema, por si acaso algo no fuese bien con el anterior.
Imagen: picture-alliance/dpa/H. Kaiser
Mitos impuestos en la RDA
En la RDA, a diferencia de la Alemania Occidental, se intentó crear mitos de manera consciente para evocar la cohesión socialista. Con frecuencia, se ponían en escena estatuas de soldados fallecidos de la Armada Roja. La exposición dedica a la creación de mitos un espacio separado para la RDA y Alemania Occidental.
Imagen: Stiftung Haus der Geschichte der Bundesrepublik Deutschland
Alemania, país pacifista
Con motivo del pasado nazi, los políticos alemanes se sienten responsables de contribuir a la paz mundial. La decisión de Gerhard Schröder en 2003 de no formar parte de la "Coalición de la voluntad", bajo el liderazgo de EE. UU. en la Guerra de Irak, marcó aún más el mito de Alemania como país pacifista.
Imagen: Haus der Geschichte der Bundesrepublik Deutschland/A. Thünker
¿Pioneros en ecología?
Parecida es también la imagen de los alemanes como protectores medioambientales. Por miedo a la extinción de bosques legendarios en los 80 del siglo XX, la ecología cobró mucha importancia en Alemania. En 2015, el entonces Ministro de Economía, Sigmar Gabriel, inauguró el parque eólico en el Mar del Norte para apoyar el cambio energético alemán.
Imagen: Haus der Geschichte/Martin Magunia
Mitos sin éxito
Cuando Benedicto XVI se convirtió en Papa, el diario "Bild" repartió medio millón de chapas con el lema "Wir sind Papst", "Somos el Papa" durante la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia, en 2005. "Fracasó el intento de convertir la elección del Papa en un relato nacional", dijo Daniel Kosthorst, curador de esta exposición.
Imagen: Stiftung Haus der Geschichte der Bundesrepublik Deutschland
Comunidad sin mitos
La Unión Europea es desde 2012 Premio Nobel de la Paz. La medalla original es parte de la exposición, pero la condecoración no ha contribuido a crear una identidad conjunta o un "mito europeo", opinan los organizadores de la exposición. La percepción de los diversos pueblos europeos se sigue basando, en gran parte, en los relatos nacionales.