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Renegociar, no rescindir el desarme nuclear

Udo Bauer
22 de octubre de 2018

El presidente de EE.UU., Donald Trump, quiere eliminar la prohibición de misiles de mediano y corto alcance porque Rusia la ha violado por años. Se anuncia otra carrera armamentística de superpotencias, dice Udo Bauer.

Russland Militärparade in Moskau zum Tag des Sieges
Poco llamativo pero potente: el lanzacohetes Iskander-M, en el desfile del 9 de mayo de 2018 en Moscú.Imagen: picture-alliance/dpa/Tass/S. Bobylev

EE.UU. sabe, desde hace por lo menos cuatro años, que Rusia viola el Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto (INF), que prohíbe las armas nucleares con un alcance en tierra de hasta 5.500 kilómetros. Los rusos han convertido un sistema de misiles aprobado, el "Iskander", en uno prohibido, el "SSC-8".

Los rusos, por su parte, han hecho lo que siempre hacen ante este tipo de acusaciones de Occidente: primero, niegan que los nuevos sistemas estén prohibidos por el Tratado; luego, devuelven las acusaciones.

La OTAN está haciendo lo mismo con su sistema de defensa antimisiles en Rumania, que se dirige nominalmente contra las armas iraníes, pero podría usarse para atacar a Rusia, dicen. A Moscú, se entiende, no le queda otra que reaccionar.

¿De vuelta a los años 80?

Como de costumbre, a ambas partes le asiste algo de razón. La pregunta es cómo lo manejan. Como sabemos, Donald Trump no entiende de matices. No sabe sino desafiar o amenazar. A los rusos, por su lado, su orgullo les exige desafiar de vuelta. Trump quiere sumar puntos ante sus electores, poco antes de las elecciones intermedias. Putin debe defenderse, para no quedar como un blandengue frente a sus compatriotas.

Udo Bauer, corresponsal de DW en Berlín.

La lucha de egos entre ambas contrapartes se remonta a principios de la década de 1980, la época de la gran carrera armamentística entre la OTAN y el Pacto de Varsovia. El Tratado INF de 1987 fue un hito, en ese momento, porque señalaba una forma de salir de la espiral armamentista.

En aquel entonces, yo era un estudiante. Para mí, la destrucción de "Pershing II" en Occidente y "SS 20" en el Este fue un paso gigante hacia la paz y la reconciliación. Y no quiero volver a inicios de los ochenta.

Renegociar para reconstruir la confianza

Sería relativamente fácil encontrar una salida: en lugar de rescindir el tratado, la OTAN y Rusia deberían reunirse, como entonces, y discutir sobre vías para salvar el tratado. Muchos asegurarán ahora que, para ello, falta la confianza mutua: Rusia se ha anexado Crimea e invadido el Este de Ucrania. ¿Cómo se puede confiar en ellos?

Desde el otro campo dirán igualmente: ¿Cómo podemos confiar los rusos en la OTAN si, justo en estos días, están llevando a cabo en Escandinavia las mayores maniobras militares desde el fin de la Guerra Fría; si durante años han estado estacionando cada vez más soldados y armas en la frontera occidental rusa?

Pero es que tampoco era particularmente fuerte la confianza mutua entre Oriente y Occidente en 1987. No obstante, el mundo se hizo más seguro con menos armas. Y esto también es posible hoy, así que: ¡siéntense a la mesa y negocien!

(rml/jov)

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