Todo el mundo sabía en qué dirección se movería el péndulo. El empuje del éxito de la AfD (Alternativa para Alemania) era tan predecible como la caída de los partidos grandes, opina Marcel Fürstenau.
Publicidad
En la era de las encuestas permanentes, queda poco espacio para las grandes sorpresas. Desde hace meses era previsible que el partido de protesta fundado en 2013 Alternativa para Alemania (AfD) también escalaría en Mecklemburgo-Antepomerania, un estado donde la extrema derecha (NPD) desde 2006 tiene un lugar en el Parlamento. O tenía, porque ahora quedaron fuera. Esto sí que es una buena noticia, porque significa que todos los parlamentos están libres de la derecha neonazi.
Que en lugar de ellos ahora muchos populistas de derecha tomen lugar en el banquillo de la oposición puede ser un débil consuelo, o derechamente suponer ningún alivio. Pero la crítica fundada en el miedo a la AfD, a la que se tiende a poner en la misma olla con el NPD, es injusta y expresa una extendida desorientación. Entre el populismo y el extremismo hay todavía un par de diferencias.
Pseudodebate beneficia a la AfD
Es verdad que la nueva retórica de la derecha frecuentemente bordea el límite del racismo o incluso lo supera. Por eso deben ser puestos en vitrina. Eso, a veces, conduce a su propia mutación. Eso ocurrió en Baden-Württemberg, donde una fracción de diputados de la AfD se separó del partido por dichos antisemitas.
Pero el hecho de que, a pesar de las riñas internas y la irritación, la AfD siga cosechando éxitos electorales es lo que preocupa a la mayoría de los miembros de los partidos tradicionales. Sin embargo, no deben equivocarse y caer en la trampa de continuar con los temas de los refugiados y el islam. Justamente ese error cometen los cristianodemócratas cuando piden el fin de la doble ciudadanía a los turcos o la prohibición del burka. Semejante maniobra usada antes de las elecciones sólo beneficia al adversario político.
El caos en Berlín deja huella
Es cierto que la CDU y el SPD, Los Verdes, La Izquierda y el FDP en Mecklenburgo-Antepomerania perdieron votos. El estado de ánimo después de un año del comienzo de la crisis de los refugiados es también una oportunidad para guiar un prudente discurso social. Para ello hay que mirar hacia los líderes en Berlín y al vecino incómodo de Múnich: la canciller Angela Merkel (CDU), Sigmar Gabriel (SPD) y el ministro presidente de Baviera, Horst Seehofer (CSU). Su larga controversia sobre el supuesto camino correcto en una situación sin precedentes es considerado por la población, con razón, como un liderazgo débil e irresponsable.
Hacia dónde lleva esto es ya sabido: apatía o voto de protesta. En Mecklenburgo-Antepomerania, la participación electoral en 2011 fue escasamente superior al 50 por ciento. Esta vez rondó el 60 por ciento. Han dejado en manos de la AfD el descontento. Si las otras partes quieren detener el vuelo del recién llegado, deben al menos cambiar su estrategia. Las debilidades e imposiciones de la AfD están claras, no hay duda. Pero por favor, también subrayen algunos puntos fuertes como la autoconfianza y agresividad.
En un año pueden pasar muchas cosas
Para la elección de 2017 falta un año. ¿Qué se puede hacer en un período como éste? Lo muestra el aumento de la AfD. Que desaparezca rápidamente es ya imposible, porque ya está presente en nueve de los 16 parlamentos regionales. Los otros partidos deben estar preparados para una oposición obstinada, incómoda y seguramente también desagradable. La exclusión total sería el camino equivocado. Con una política creíble basada en un punto de vista convincente es como se puede resolver la antipostura de los populistas de derecha.
Faltan dos semanas para las elecciones de diputados en Berlín, y el obispo evangélico Markus Dröge abogó en una entrevista a Tagesspiegel por un debate neutro, "incluso cuando sea difícil con políticos que basan su fuerza en las emociones”. El trato con la AfD es mucho más que una cuestión de fe y esperanza. También hay que tener mucha paciencia.
El año de los refugiados
Nunca antes hubo tantos refugiados como en 2015. Muchos han llegado a Alemania. "Es un desafío histórico", señaló la canciller Angela Merkel. Una mirada retrospectiva a un año estremecedor.
Imagen: Reuters/O. Teofilovski
Grecia: una puerta hacia la UE
Estos jóvenes procedentes de Siria superaron una peligrosa etapa de su viaje. Llegaron a Grecia y, por ende, a la Unión Europea. Pero con ello no alcanzaron todavía su meta. Quieren seguir rumbo al norte, hacia otros países de la UE. La mayor parte huyó en 2015 a Alemania y Suecia.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Peligro en el Mediterráneo
El camino que han recorrido encierra peligros mortales. Reiteradamente zozobraron embarcaciones no aptas para la travesía. Estos niños sirios y su padre tuvieron suerte. Fueron rescatados en el Mediterráneo por pescadores griegos de la isla Lesbos.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
La imagen que conmovió al mundo
Aylan Kurdi, de tres años de edad, no sobrevivió. A comienzos de septiembre se ahogó con su hermano y su madre en el Egeo, cuando intentaban llegar a la isla de Kos. La foto de este niño sirio muerto dio la vuelta al mundo, conmoviendo a miles de personas.
Imagen: Reuters/Stringer
Contrastes a la vista
Kos, a menos de cinco kilómetros de Turquía, es la meta de muchos refugiados. Llegan a las playas donde solo solía haber turistas. Este grupo de refugiados paquistaníes logró arribar con un bote inflable.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Caos total
Muchos refugiados quedan varados en Kos, porque solo pueden continuar viaje a tierra continental tras haberse registrado. En el verano, la tensión escaló cuando las autoridades hicieron esperar a los refugiados en un estadio para hacer ese trámite, a pleno sol y sin agua.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Un transbordador para refugiados
Debido a la insostenible situación imperante en la isla se produjeron disturbios. Para reducir la tensión, las autoridades griegas arrendaron un barco en el que se habilitaron posibilidades de alojamiento para 2.500 refugiados y una oficina de registro.
Imagen: Reuters/A. Konstantinidis
El dilema de Europa
Por la misma época, más al norte, en la frontera greco-macedonia, policías fronterizos impiden el paso a la gente. En el tumulto hay niños que lloran, separados de sus padres. "Pura desesperación" se llama la foto tomada por Georgi Licovski. La Unicef la distinguió como la foto del año, ya que plasma "el dilema de Europa y su responsabilidad".
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Un símbolo negativo
A fines del verano, Budapest se convirtió en un símbolo del fracaso de las autoridades y de la xenofobia. Miles de refugiados acampaban en los alrededores de una estación ferroviaria de capital húngara. El gobierno les prohibió continuar su viaje. En consecuencia, muchos siguieron su camino a pie, rumbo a Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa/B. Roessler
Se abre el paso
El 5 de septiembre se despejó el camino para los refugiados. La canciller alemana, Angela Merkel, tomó con su par austríaco, Werner Feymann, la decisión de permitir a la gente continuar el viaje. Varios trenes especiales y buses se dirigieron por esos días a Viena y Múnich.
Imagen: picture alliance/landov/A. Zavallis
Bienvenidos, refugiados
El primer fin de semana llegaron a Múnich cerca de 20.000 refugiados. En la estación central de la ciudad se reunieron innumerables voluntarios para atender a los refugiados y proporcionarles alimentos y vestimenta.
Imagen: Getty Images/AFP/P. Stollarz
"Lo lograremos"
Mientras Merkel era aclamada por los refugiados y los partidarios de darles asilo, en otros sectores de Alemania surgía el descontento. En una conferencia de prensa, Merkel respondió a las críticas con estas palabras: "Si tenemos que disculparnos por mostrar un rostro gentil en una situación de emergencia, este no es mi país". Otra frase se convirtió en su mantra: "Lo lograremos".
Imagen: Reuters/F. Bensch
Historias en el equipaje
A fines de septiembre, la policía publicó una imagen conmovedora. Una niña refugiada hizo este dibujo y se lo regaló a un policía de Passau. Muestra el horror que vivieron muchos refugiados y su gran alegría de estar por fin a salvo.
Imagen: picture-alliance/dpa/Bundespolizei
El drama continúa
A fines de octubre habían llegado a Alemania más de 750.000 refugiados. Pero el flujo no cesaba. Los países de la denominada "ruta de los Balcanes" se veían superados y cerraron sus fronteras. Solo se siguió permitiendo el paso a sirios, afganos e iraquíes. Como una forma de protesta, algunos refugiados de otros países se cosieron los labios.
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Sin final a la vista
"¡Ayúdanos, Alemania!", dicen los carteles de los manifestantes en la frontera con Macedonia. En Europa se acerca el invierno y miles de personas, incluyendo niños, se encuentran atrapadas en tierra de nadie. Entretanto, incluso Suecia, considerado un país abierto a los refugiados, estableció transitoriamente controles fronterizos. La UE cuenta para 2016 con otros tres millones de refugiados.